Benigno Blanco, presidente del Foro Español de la Familia, impartió una conferencia en Burgos.
El pasado 27 de marzo, y con motivo de la celebración del día internacional de la vida, el presidente del Foro de la Familia, Benigno Blanco, ofreció una conferencia bajo el título «La protección de la vida. El reto del siglo XXI».
La charla estaba organizada por la delegación diocesana de Familia y Vida del arzobispado de Burgos, y el objetivo que se buscaba era el de «concienciar a la sociedad española actual de la necesidad de defender la vida humana en su estado más temprano». Un objetivo sin duda necesario, ya que según Blanco, «el aborto cuenta hoy con los parabienes de la sociedad, algo que no había pasado nunca. Cierta parte de la sociedad se ha acostumbrado al aborto, que incluso lo ve como un bien». Una banalización en la conciencia colectiva que ha conducido a la desarticulación de la estructura humanista de nuestra sociedad, provocando que «la mujer se convierta en víctima del aborto al no encontrar una red solidaria a su alrededor que le ofrezca otras alternativas que le permitan continuar con el embarazo».
Una ley «menos mala»
Blanco abordó en su discurso los detalles de la nueva Ley de Protección de la Vida, que aunque no evita el mal que en sí supone el aborto, tratará al menos de «ponerle límites» con medidas como evitar el enriquecimiento de quienes dirigen clínicas privadas, asesoramiento a la madre por parte de al menos dos psicólogos no vinculados a clínicas abortistas o permitiendo la objeción de conciencia en los profesionales sanitarios. Además, el presidente del Foro de la Familia animó a «implicarse» en la lucha por la vida, participando en iniciativas colectivas que defiendan esta máxima, apoyando a las mujeres embarazadas siempre, formándose para poder argumentar la postura provida y manteniendo vivo el debate por el derecho a vivir de todo ser humano: «Es necesario cambiar el corazón y la cabeza de todos y cada uno de los españoles», afirmó Blanco.
Con la restauración de la portada se dan por finalizadas las obras de rehabilitación de la capilla.
Poco falta para que la seo burgalesa recobre el esplendor de épocas pasadas. Las rehabilitaciones y trabajos de restauración hacen que los viejos muros muestren la belleza que decenas de artistas plasmaron en ellos. Una de las últimas joyas recuperadas ha sido la de la portada de la capilla Santa Ana, restaurada gracias a la aportación de la fundación AXA, quien lleva años colaborando en las obras de rehabilitación del primer templo de la diócesis y que ha invertido en este proyecto algo más de 50.000 euros.
El pasado viernes 21 de marzo, un acto de inauguración permitió a los presentes contemplar los vivos colores con los que, entre 1477 y 1488, Juan y Simón de Colonia dieron elegancia a esta capilla, construida por deseo del obispo Luis de Acuña y Osorio. Se concluía así la restauración definitiva de este espacio, comenzada en 1999 e interrumpida durante años por falta de presupuesto.
Los trabajos han consistido, según detalló José Manuel Álvarez, arquitecto responsable del proyecto, en «la limpieza de la piedra, rehabilitación de las juntas de mortero y completamiento de las policromías perdidas». Junyo a Álvarez, asistieron también al acto el presidente del cabildo, Juan Álvarez Quevedo; el alcalde de Burgos, Francisco Javier Lacalle; el consejero delegado de AXA, Jean Paul Rignault, y el arzobispo de Burgos, Francisco Gil Hellín. Todos ellos señalaron cómo la recuperación de la catedral es un bien tanto espiritual como material de todos los burgaleses.
Esta madrugada moría Luis González Ortiz. Covarrubias, su pueblo natal, Vizcainos, San Pedro de la Fuente, Quintanavides, Cavia y otros mochos pueblos se unen al dolor y oración de su familia pidiendo para que en este sacerdote se cumpla lo que él vivió en la esperanza y anunció a otros: el descaso eterno en las manos de Dios.
Luis nos ha dejado, ha pasado a la otra orilla. Su optimismo y amor a la vida, su vitalidad a pesar de los años, su entusiasmo por lo sencillo, lo simple, su lenguaje y su decir castizo, elemental, sin rodeos… es algo que, siempre nos remitirá a este rachel de bien.
Hoy, cuando le decimos: “hasta luego”, pedimos que el Señor le recuerde. Nuestro recuerdo a nosotros puede servirnos de consuelo pero a él no le haría nada, sin embargo, si Dios le recuerda, este recuerdo es vivificante pues Dios es eterno; por tanto, presente y, en él, no tiene cabida la muerte. Los que tenemos fe, aunque nos duele su partida, sabemos que Luis no ha muerto, vive en el recuerdo de Dios que es la auténtica vida.
Por eso, Luis, hoy, es plenamente hombre, cristiano y sacerdote. Esta mañana entraba en esa otra dimensión donde las cosas dejan de ser apariencia e inconsistentes y adquieren su plena realidad y sentido.
El arzobispo, Francisco Gil Hellín, acepta como candidatos al sacerdocio a estos cinco jóvenes.
El pasado 15 de marzo tuvo lugar en la capilla del Seminario de San José el rito de admisión de cinco jóvenes que se están formando en la diócesis para dar el paso al sacerdocio. Mediante este rito, el arzobispo, Francisco Gil Hellín, aceptó el compromiso de estos jóvenes que ratificaron su llamada al sacerdocio y se comprometieron a seguir su formación, al tiempo que la diócesis de Burgos pondrá los medios necesarios para lograrla.
El acto tuvo lugar en plena campaña del Día del Seminario, cuyo lema ha sido «La alegría de anunciar el evangelio». «Un lema que no puede ser más estimulante para quienes os acercáis públicamente a la Iglesia. El evangelio es una alegría porque nos recuerda nuestra adhesión a Dios», manifestó en su homilía monseñor Gil Hellín.
El arzobispo animó a los jóvenes a «tener audacia de anunciar de modo explícito que Jesucristo se acerca a nosotros para liberarnos de todas las esclavitudes que nos atan al pecado». «El don del sacerdocio es grande y os encomendamos porque comporta una gran responsabilidad. Os acompañamos en la oración para que estas flores de primavera cuajen en frutos para la Iglesia», añadió.
De los cinco jóvenes, tres se forman en el seminario de San José –Jesús Varga, Eduardo María Pérez y Jaime Aizpurua– y dos en el Redemptoris Mater de Burgos –Donaldo Iván Medal y Norberto Penagos–.
Jesús Varga declaró que «ha sido un momento muy especial, lleno de alegría y gozo por lo que supone decir sí a la llamada de Jesús y a la Iglesia, comprometiéndome con ella de forma pública. A partir de ahora, hay que seguir diciendo ese sí cada día», comenta sonriente. Por su parte, Eduardo María Pérez declaró que «este rito ha supuesto para mí un paso importante porque implica que ya no es una simple intuición, sino que la Iglesia me está diciendo de alguna manera, por medio de sus representantes, que realmente el Señor me está llamando y que mi camino al sacerdocio es una realidad. Es una gran alegría porque es casi el último paso que tengo que dar antes del diaconado. Estoy en manos de Dios para ser llamado a las sagradas órdenes».
Cartel anunciador de las jornadas de reflexión sobre el tercer sector.
Cáritas viene celebrando con diversos actos el 50 aniversario de su constitución jurídica. Dentro de ese programa se ha querido incorporar un espacio de reflexión sobre la acción social y la realidad de exclusión. Así, los pasados 12 y 13 de marzo, se desarrollaron en la sede de Cáritas las jornadas tituladas «El tercer sector y la caridad ante los nuevos retos de exclusión».
Dichas jornadas contaron con la participación de Fernando Fantova, doctor en ciencias políticas y sociología que aportó una disertación sobre la acción social; la coordinadora de acción social de Cáritas, María Gutiérrez, y con Monseñor Segundo Tejado Muñoz, Subsecretario del Consejo Pontificio «Cor Unum», que profundizó sobre el concepto de Caridad y los nuevos enfoques. Por su parte, Francisco Lorenzo, coordinador de Estudios de Cáritas Española, abordó la evolución de la pobreza en los cincuenta últimos años.
Desde Cáritas se quiere plantear los nuevos retos que se presentan ante el fenómeno acuciante y cambiante de la pobreza, en cuanto al significado que sigue teniendo la caridad a día de hoy y los modelos de intervención puestos en práctica. Se pone así en valor la actividad del tercer sector –esto es, el voluntariado no lucrativo– y su aportación específica en el panorama social y político que vivimos como una mayor defensa de los derechos. Por eso, adaptarse a las nuevas necesidades es una de las prioridades de Cáritas y sobre las que ha reflexionado con intensidad en estas jornadas.