El arzobispo entrega la «missio canonica» a un centenar de profesores de religión

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El Seminario de San José acogió ayer la entrega del “Envío” a  los profesores de Religión. La jornada, a la que asistieron profesores de la enseñanza pública y de la concertada, se inició con la presentación, por parte del arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, de su carta pastoral «Iglesia en estado de misión». En un lenguaje distendido y coloquial, don Mario fue explicando a los profesores las distintas partes en que se estructura el escrito, remarcando la importancia y urgencia de una nueva evangelización que utilice todos los resortes comunicativos de nuestra época. Acto seguido, en la capilla del mismo Seminario, se celebró la eucaristía presidida por el pastor diocesano y concelebrada por algunos profesores sacerdotes.

 

Al final de la misma y como viene siendo costumbre, se entregó a cada profesor asistente el documento que acredita la calidad de «enviado» por parte de la Iglesia para impartir la asignatura de Religión. Con este gesto, los educadores son enviados por el pastor de la diócesis a cumplir su misión evangelizadora en las aulas siguiendo las enseñanzas de la Iglesia católica.

La Facultad de Teología inaugura mañana el nuevo curso académico con acuerdos con otros centros y enseñanza online

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La Facultad de Teología inaugura este jueves el nuevo año académico con dos importantes novedades que supondrán un incremento considerable del número de alumnos matriculados. La primera viene dada por los acuerdos con otras universidades o centros de estudio. Con la Universidad San Pablo CEU, la Facultad, por medio de su Instituto Superior de Ciencias Religiosas, desarrolla un programa formativo conjunto de Cursos “DECA I”, de cara a la formación del profesorado de Religión, en las modalidades presencial y semipresencial. Con la Universidad Pontificia de Salamanca, la Facultad de Teología asume la coordinación de los cursos de la Universidad de la Experiencia; hasta el curso académico pasado han sido coordinados por el sacerdote salesiano D. Isidro, ubicados en el Padre Aramburu; a partir de este curso pasan a ser coordinados por el profesor de la Facultad Raúl Pereda y ubicados en la Facultad. Con la Arquidiócesis de Monterrey (México), la Facultad afilia su Escuela de Teología Papa Francisco; durante los próximos cursos, un sacerdote y dos diáconos de dicha Arquidiócesis cursarán los estudios de Licenciatura en Teología como camino hacia el posterior Doctorado. La segunda novedad radica en que se ofrecerán los cursos de su Instituto Superior de Ciencias Religiosas en la modalidad online; hasta el presente la modalidad era presencial y semipresencial.

 

Hay que subrayar también cómo la Facultad ha formado parte de las entidades organizadoras del Congreso Internacional VIII Centenario Catedral de Burgos «El mundo de las Catedrales», y su profesorado ha estado presente tanto en la presidencia científica del congreso como en el comité científico, así como en las distintas mesas temáticas. En las aulas de la Facultad tuvieron lugar la presentación de las comunicaciones que aparecerán publicadas en las Actas del Congreso.

 

Los actos inaugurales comenzarán a las 11:00 h. con una eucaristía concelebrada y presidida por el gran canciller y arzobispo de Burgos, D. Mario Iceta Gavicagogeascoa, en la capilla de la Facultad. Posteriormente, a las 12:00 h, el Aula Magna acogerá el acto académico, que contará con la intervención del decano, José Luis Barriocanal, la lectura de la memoria académica del año 2021-2022 por parte del secretario, Fernando Susaeta, y la lección inaugural a cargo del profesor Antonio Martínez Serrano, quien disertará sobre «Una espiritualidad presbiteral para transformar el mundo». El acto académico podrá seguirse también en el canal de YouTube de la Facultad (https://www.youtube.com/watch?v=tBskg0CSzZc).

Con san Ignacio de Loyola, en todo amar y servir

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy, 31 de julio, celebramos la fiesta de san Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús. El admirable legado de Ignacio, quien falleció un día como el de hoy, en el año 1556, nos recuerda a un santo buscador que deseaba amar y servir a Dios en todo. Tras los hechos que cambiaron por completo su vida, comenzó a recorrer el camino de conversión para alcanzar amor en todas las circunstancias de su vida.

 

«Hace 500 años, en Pamplona, todos los sueños mundanos de Ignacio se hicieron añicos en un momento. La bala de cañón que le hirió, cambió el curso de su vida y del mundo». Con estas palabras, el Papa Francisco se unió a quienes participaban el año pasado en la Jornada de Oración Peregrinos con Ignacio, convocada por la Compañía de Jesús al inicio del Año Ignaciano que hoy concluimos.

 

Desde aquel 20 de mayo de 2021 hemos venido conmemorando los 500 años de la conversión de san Ignacio de Loyola. Una conversión capaz de renovar la fe de tantas personas, un sueño labrado a pasos cortos donde el Padre no ha dejado de escribir Su huella… «El sueño de Dios para Ignacio –decía el Santo Padre– no se centraba en Ignacio, se trataba de ayudar a las almas. Era un sueño de redención, un sueño de salir al mundo entero, acompañado de Jesús, humilde y pobre».

 

Para Ignacio, siempre estuvo presente como deseo fundamental el amor y servicio a Dios que se concreta en la entrega cotidiana al servicio de los hermanos. Tanto, que llegó a decir que «si nuestra Iglesia no está marcada por el cuidado de los pobres, los oprimidos y los hambrientos, somos culpables de herejía».

 

Y así lo han vivido las comunidades jesuitas durante este Año Ignaciano: dándose y siendo ofrenda samaritana que carga con el herido, que cura su llaga y que se hace cargo por amor. Todos, bajo el modelo del buen samaritano, sabiendo que vamos en la misma barca, conscientes también de nuestra fragilidad. Al final, si extendemos la mirada a la totalidad de nuestra historia y a lo ancho y largo del mundo, descubrimos que todos somos o hemos sido como estos personajes de la parábola: «Todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano» (Fratelli tutti, 69).

 

El mundo necesita ver profetas en los discípulos de Jesús, apóstoles de carne y hueso que, como ha dicho en más de una ocasión el Santo Padre, «siguen la Carta Semanal – Mons. Mario Iceta 31 de julio de 2022 lógica de la fe y no del milagro», que ponen su corazón al servicio de todos, «sin privilegios ni exclusiones».

 

San Ignacio de Loyola deseaba fervientemente que los jesuitas salieran a los caminos y buscaran a Dios en todos los detalles. Quería testigos de un amor auténtico y no espectadores de una causa sin nombre, apóstoles entregados en cuerpo y alma y no huéspedes varados en algún hogar perdido, peregrinos de cada letra del Evangelio y no caminantes de cualquier lugar sin destino.

 

Este Año Jubilar Ignaciano ha sido un impulso para abrazar la ley suprema del amor fraterno, en pos de una Iglesia que «es una casa con las puertas abiertas», porque «es madre» (Fratelli tutti, 269). Verdaderamente, «para los que aman, nada es demasiado difícil, especialmente cuando se hace por amor a nuestro Señor Jesucristo», dejó escrito san Ignacio. Un mensaje que la Virgen María custodió en lo más profundo de su ser. Para el fundador de los jesuitas, su amor hacia Ella era parte esencial de su espiritualidad. A Sus manos santas recurría en todo momento y, cuando el peligro acechaba sus pasos, posaba ante Sus pies todo su cansancio para dejarse hacer de nuevo.

 

Que san Ignacio siga siendo un puerto de esperanza donde podamos acudir, cada día y cuando más nos cueste seguir, para decir –como él nos enseñó– «en todo amar y servir». Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa Arzobispo de Burgos

Nuestros abuelos y mayores, abrazo de esperanza

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy celebramos en toda la Iglesia universal la II Jornada Mundial de los Abuelos y de las personas mayores. Con el lema En la vejez seguirán dando fruto (Sal 92,15), el Papa Francisco desea poner a los abuelos y a las personas mayores en el centro de cualquier paisaje que recree la imagen de un Dios generoso, entregado y bueno. Porque su vida es un don, tanto para la sociedad en general como para las comunidades eclesiales que dan vida a uno de los rostros más amables de la Iglesia.

 

El Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, en su comunicado para la celebración de esta Jornada, reconoce que la elección de este tema supone una invitación a «reconsiderar y valorar» a los abuelos y a las personas mayores, que con frecuencia «son mantenidos al margen de las familias y de las comunidades civiles y eclesiales». Asimismo, destaca que sus experiencias de vida y de fe pueden ayudar a construir «sociedades conscientes de sus raíces y capaces de soñar con un futuro más solidario».

 

El cuidado de las personas mayores, sobre todo cuando atraviesan momentos de fragilidad, ha de ser la primera parada de todos nuestros viajes, el horizonte de cualquier lugar donde deseemos hablar del Amor. «La vida del hombre es un don precioso que hay que amar y defender en cada fase», dejó escrito el Papa san Juan Pablo II en su mensaje para la Cuaresma de 2005. Las personas mayores «constituyen un gran valor que debe ser debidamente apreciado y acogido». En este sentido, afirmaba que «el hombre vive de la herencia de quien le ha precedido», y su futuro «depende de manera determinante de cómo le han sido transmitidos los valores de la cultura del pueblo al que pertenece».

 

Sin duda alguna, siguiendo el legado que nos dejó el Papa magno y viajero, la sabiduría y la experiencia de las personas mayores pueden iluminar el camino del hombre «en la vía del progreso hacia una forma de civilización cada vez más plena». Y así lo reconoce el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, afirmando que la invitación a escuchar la sabiduría de los años «es particularmente significativa en el contexto del camino sinodal que la Iglesia ha emprendido».

 

La pastoral de las personas mayores ha de ser una prioridad para toda comunidad cristiana. ¿Quiénes, si no ellos, nos enseñan a rezar con el corazón en las manos? ¿Quiénes, si no ellos, nos muestran el camino del amor desde donde aprender a acariciar al sufriente, sin preguntarle por la tierra en la que nació o por las entrañas que le amamantaron? ¿Quiénes, si no ellos, nos preparan para amar hasta el último de nuestros días –en lealtad y de manera incondicional– con toda el alma?

 

Id a visitar a los abuelos, llevadles el detalle que más les gusta, decidles lo importantes que son para vosotros. A veces, un solo abrazo basta para hacerles ver lo importantes que son para Dios, Aquel que les ha tejido en el vientre de sus madres (Sal 139, 13b) y les ha creado «a su imagen y semejanza» (Gn 1, 26).

 

Y aunque a veces estemos cansados y creamos que la debilidad que nos asola es más grande que nuestra fe, abramos el corazón y pongámoslo al servicio de una persona mayor, dediquemos una parte de nuestro tiempo a cuidar sus llagas, a sostener su sonrisa, a calmar su dolor, a avivar su esperanza o a acompañar su soledad.

 

En la vejez, las personas mayores siguen dando fruto y, por ello, como advierte el Santo Padre, «deben ser cuidados como un tesoro de la humanidad», porque «son el pan que alimenta nuestras vidas».

 

Le pedimos a la Virgen María, cuando estamos a tan solo dos días de la festividad que recuerda a sus padres, san Joaquín y santa Ana, que sepamos descubrir cada día el papel fundamental que los abuelos y mayores han tenido en la transmisión de la fe, del cariño desmedido y del amor incondicional. Nunca olvidemos que el fruto de sus manos gastadas es, hoy, la semilla que hace renacer la esperanza cuando más nos cuesta mantener la vida en pie.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

El nuncio apostólico anima a seguir manteniendo viva la Catedral para la misión para la que fue creada

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El nuncio apostólico en España, Bernardito Auza, ha invitado a los numerosos asistentes a la misa solemne por el 801 aniversario de la colocación de la primera piedra de la Catedral a seguir cuidando del templo y mantenerlo vivo para la misión para la que fue creado.

 

«Nuestra sociedad es hoy muy diferente a la de 1221, pero la realidad a la que apuntan las agujas de esta santa Catedral no cambia jamás», ha señalado Auza desde el Altar Mayor, donde lo acompañaban el arzobispo, Mario Iceta Gavicagogeascoa; el arzobispo emérito, Fidel Herráez Vegas; los obispos de Mondoñedo-Ferrol y Vitoria, Fernando García Cadiñanos y Juan Carlos Elizalde, respectivamente, así como el obispo electo de Tarazona, Vicente Rebollo Mozos.

 

Durante la celebración ha sonado la misa compuesta para celebrar el Año Jubilar por Pedro María de la Iglesia y con letra de Donato Miguel Gómez Arce, que ha sido interpretada por la Capilla de Música de la Catedral de Bilbao.