Feliz año de paz

por redaccion,

Con el ambiente festivo de la reciente celebración de la Navidad, hemos ido pasando las últimas hojas del calendario de este año 2017, que concluye hoy. ¡Cómo pasa el tiempo! solemos decir con frecuencia. La percepción del tiempo es siempre subjetiva, pero seguro que tenéis la sensación de que la vida transcurre muy deprisa. Metidos en la vorágine de los quehaceres diarios no percibimos ese lento discurrir del que, en fechas como esta que hoy viviremos, necesitamos tomar mayor conciencia. Porque la vida que pasa es un regalo de Dios y el tiempo que se nos da día a día y hora a hora es una oportunidad para agradecerla y vivirla según su voluntad.

 

Al concluir el año, el cristiano no puede por menos que agradecer lo vivido. La Iglesia lo realiza a través del canto del Te Deum, al que los más grandes músicos han contribuido a dar solemnidad en los grandes momentos litúrgicos de acción de gracias. El Te Deum es un himno de acción de gracias y bendición en el que se alaba la protección que el Padre, el Hijo y el Espíritu realizan constantemente sobre nosotros. Igualmente, se implora una vez más que nos acompañe como Buen Pastor que guía, protege y alimenta a su pueblo. Yo os invito a que en, algún momento del día de hoy, recordéis cada uno situaciones vividas y motivos de acción de gracias, para que elevéis también vuestro particular himno de gratitud a nuestro Dios por el año que hoy cerramos.

 

Como Iglesia Diocesana debemos agradecer también todo lo vivido en este año que hoy finaliza. Han sido muchos los esfuerzos e iniciativas por hacer realidad nuestra esencia misionera y evangelizadora. También hemos gozado de infinidad de encuentros y convivencias que nos han ayudado a sentir y experimentar la fuerza de la comunión. Nuestra Iglesia, como os he dicho en otras ocasiones siente una vez más la gozosa certeza de que, “viviendo realmente como Iglesia, estamos construyendo un mundo mejor, como humanidad renovada, en nuestra sociedad burgalesa”. De ello he sido testigo en mis visitas pastorales que a lo largo de todo el año he seguido haciendo a muchas comunidades parroquiales. Estamos inmersos en el proceso de reestructuración diocesano para atender del mejor modo posible la zona rural, en revitalizar la Iniciación Cristiana, en la urgencia de la formación del laicado, en dar respuesta comunitaria a los retos de la exclusión social… Todo ello, lo ponemos hoy delante del Niño Dios como ofrenda de nuestro peregrinar a lo largo de este año, al tiempo que le pedimos un nuevo año de bendición y de paz.

 

La Paz es el deseo y la aspiración por antonomasia de la Jornada Mundial de la Paz que se celebra mañana. Imploramos y trabajamos por la paz en nuestro mundo, que es mucho más que la ausencia de guerra y de violencia. Es el deseo de los ángeles de Belén que anunciaron en la noche de la primera Navidad. Es una aspiración profunda de todas las personas y de todos los pueblos, especialmente de aquellos que más sufren por su ausencia, Es también lo que buscan tantos hombres y mujeres migrantes en nuestro mundo, como nos recuerda el papa Francisco en su mensaje para esta Jornada.

 

Para el nuevo año que comenzamos, le pedimos especialmente al Príncipe de la Paz que nos dé una mirada contemplativa, fruto de la sabiduría de la fe. Esta mirada es la que nos permite profundizar y descubrir la grandeza de la fraternidad, la alegría del Dios que nos acompaña, el proyecto del Reino que es capaz de acoger, proteger e integrar a toda la humanidad. La mirada contemplativa es la que nos permite ser artesanos de la paz.

 

Las lecturas de este día tienen una bendición preciosa que hago mía en estas horas previas de la Nochevieja: “El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor. El Señor te muestre su rostro y te conceda la paz”. Que este deseo llegue a todos para el nuevo año que estamos a punto de comenzar. Que Dios nos bendiga a todos, especialmente a las familias, a los enfermos, a los emigrantes y refugiados, a los privados de libertad, a los solos, a los que carecen de lo necesario…, a cuantos llevamos cada uno de nosotros en el corazón. ¡Feliz Año 2018!

El belén de Renuncio: una tradición familiar

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Desde hace 17 años, Gustavo García y su padre Carlos componen uno de los belenes más cuidados de la provincia. Con más de 270 figuras, entre personajes y animales, el belén de Renuncio supone para ellos una tradición en la que se afanan meses antes de la llegada de la Navidad. Ubicado a unos 8 kilómetros de la capital, este belén recibe cada año la visita de 6.000 personas que se quedan admiradas por su belleza. Gustavo asegura que cuando llega la gente a verlo no lo esperan ni «tan grande» ni con tantos detalles: «A unos les sorprenden los efectos especiales, a otros, las figuras que se mueven y los entendidos se fijan en las construcciones y los detalles».

 

En efecto, si algo no falta en este belén son los detalles. Además de la cueva con el misterio, la anunciación a los pastores -con ángel que desciende del cielo- o la cabalgata a los magos, está cuidado al detalle la recreación del pueblo de Belén y añade otras escenas, como la huida a Egipto. Este año, además, se han incorporado nuevos elementos, como un molino de aceite y un impresionante palacio de Herodes. «Empezamos a planificarlo en febrero y lo hemos construido desde marzo a octubre; después hemos tardado casi dos meses en montarlo en su lugar del belén porque lo hacemos a ratos, cuando tenemos tiempo libre después del trabajo».

 

La edificación, de tres plantas, cuenta con unas dimensiones de 80 cm de ancho, por 170 cm de alto y 230 cm de fondo. Posee una escalinata de mármol que da acceso a un patio central cuyo suelo es un mosaico romano realizado con más de 1.000 teselas de mármol. El edificio se levanta gracias a 40 columnas de estilo corintio, y para cubrir todo el tejado se han utilizado más de 2.000 tejas romanas. A las edificaciones, hechas a mano, hay que añadir la impresionante colección de figuras, obras de los maestros belenistas José Luis Mayo y Joaquín Pérez. 

 

La afición de esta familia por el belenismo nació cuando les regalaron unas figuras para el nacimiento. Comenzaron montando un pequeño belén en su propia casa. Después, en la iglesia de la localidad y tras, instalarlo en distintos lugares, decidieron ceder el garaje de su casa para su montaje definitivo. Es tal el volumen de casas, detalles y ornamentos «que es prácticamente imposible trasladarlo a otro lugar», comenta Gustavo.

 

Sea como fuere, el de Renuncio es uno de esos nacimientos de obligada visita para los amantes del belenismo. Seguro que Gustavo y Carlos están ya planificando el montaje del próximo año.

 

Para ampliar: galería fotográfica del belén

 

Los matrimonios, protagonistas de la fiesta de la Sagrada Familia

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La parroquia de la Sagrada Familia de Burgos acogerá el próximo domingo 31 de diciembre la celebración de una eucaristía presidida por el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, en la que serán bendecidos los matrimonios que este año han cumplido sus 25, 50, 60 y 75 aniversario de boda.

 

Con este sencillo acto, la delegación diocesana de Familia y Vida quiere celebrar la festividad de la Sagrada Familia, que tienen lugar el domingo posterior a la solemnidad de la Natividad del Señor.

 

Los matrimonios que deseen participar en la celebración pueden ponerse en contacto con los responsables de esta delegación en el teléfono 692 151 968.

 

Acción de gracias

 

Por su parte, la Adoración Nocturna burgalesa celebrará también ese día su tradicional vigilia de acción de gracias por el año que culmina. El acto tendrá lugar en la capilla de Santa Tecla de la catedral a partir de las 20:15 horas.

Se desprende la mandíbula del Papamoscas

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Como cada día, los empleados y algunos canónigos de la catedral se disponían a cerrar el templo cuando su famoso reloj ha marcado las dos de la tarde. Justo en ese momento, un estrepitoso ruido les ha hecho presagiar que algo no marchaba bien: la mandíbula del Papamoscas se había desprendido de su lugar dejando un agujero mayor en el popular fantoche del siglo XVI.

 

Aún se desconocen las causas del desprendimiento que no han impedido, a pesar de todo, que el Papamoscas siga marcando las horas, eso sí, sin abrir la boca. O mejor dicho, sin cerrarla.

 

Antonio Cano, el maestro campanero encargado del mantenimiento de relojes y campanas de la seo, investiga ahora las causas del incidente. Al parecer, la caída se debe a un desajuste en los tornillos que sostienen la pieza, de unos 900 gramos de peso y tallada en madera de roble. La última vez que se reparó el mecanismo del reloj fue hace unos ocho años. Desde entonces, una muela picada del singular personaje parece que ha ido erosionando la madera. Ello ha propiciado un hueco cada vez más grande en el tornillo que la sostenía y que ha podido causar la caída. Se evalúa, también, si el reloj ha sufrido otro tipo de desperfectos.

 

El incidente no ha sido tan grave, a pesar de que a simple vista el personaje haya quedado maltrecho. Con un presupuesto de unos cien maravedíes, se estima que en un par de días pueda estar reparado, listo para la celebración de la Nochevieja de los canónigos. Aunque aún le quedan horas al singular reloj para marcar que hoy continúa siendo la fiesta de los Santos Inocentes.

 

Hoy es un día para gastar bromas, no te tomes a mal esta pequeña inocentada. Que no nos sumerjamos en la «globalización de la indiferencia» y que nos impliquemos en solucionar las muchas injusticias que sufren tantos inocentes en nuestro mundo.

El Obispillo recorre Burgos en el día de Los Inocentes

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Como cada año en el día de Los Inocentes, el convento de las Madres Salesas ha acogido la tradicional investidura del Obispillo. Ante numerosos familiares y compañeros de la Escolanía de Pueri Cantores, el niño Pablo Molina ha sido investido para ser el Obispillo de 2017. Ya investido, Pablo ha expresado la «gran ilusión» que le hace ser Obispillo y lo agradecido que está por haber sido elegido por sus compañeros. «Quiero pedir hoy al niño Jesús que nos mire y bendiga desde el portal de Belén, y a los Santos Inocentes, que renovemos la ilusión con la que comenzamos, y que mantengamos en alto el orgullo de sentirnos Pueri Cantores». Y quiso recordar la situación de tantos niños que sufren «a causa de las guerras y de los malos tratos debido al odio de los adultos». Tras su discurso y la intervención de Javier Rodríguez Velasco, canónigo de la catedral, Pablo ha procedido investir como escolanos a cuatro niños que han entrado a formar parte de los Pueri Cantores este año: Carlos Ruiz, Edgar Corral, Andrés González y Rodrigo del Olmo. Todos ellos han recibido las vestiduras correspondientes y la cruz de madera.

 

Tras visitar la residencia Barrantes y ofrecer un pequeño concierto a los residentes, el Obispillo y su comitiva se han dirigido a la Casa de la Iglesia, donde, han sido recibidos por el vicario general, Fernando García Cadiñanos, debido a que el arzobispo, don Fidel Herráez, se encontraba celebrando el funeral de un sacerdote diocesano fallecido el día anterior. Allí han cantado un villancico y tanto Pablo como sus compañeros han sido felicitados por el trabajo que realizan con su música y se les ha animado a seguir ofreciendo su talento con tanto entusiasmo como lo están haciendo hasta ahora.

 

Tras la recepción en el arzobispado, Pablo Molina se ha dirigido con sus compañeros hacia el Ayuntamiento montado en un caballo blanco. Allí el alcalde Francisco Javier Lacalle, a quien hizo llegar su peticiones, y posteriormente bendijo a los niños desde el consistorio. La jornada concluyó con una visita el belén de la catedral, donde don Fidel Herráez ya acompañó a los escolanos.