Don Fidel Herráez visita la parroquia de San José Obrero

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Tras su visita a la Villa Ducal de Lerma, ayer domingo el arzobispo de al diócesis, don Fidel Herráez Vegas, realizó la visita pastoral a la parroquia San José obrero de Burgos. Ubicada en la zona sur de la capital, la parroquia se erigió tras desaparecer el Seminario Nacional de Misiones Extranjeras.

 

La jornada comenzó con un encuentro-oración con los religiosos, religiosas e institutos seculares de la parroquia. A continuación, el arzobispo saludó a todos los grupos de catequesis, respondiendo a las preguntas e inquietudes que los chicos le manifestaban.

 

El momento central del día fue la celebración de la misa estacional, concelebrada por los sacerdotes de la parroquia y por algunos religiosos. Al finalizar la eucaristía saludó a mucha gente que se apiñó en la puerta con la ilusión de estrechar su mano y poder presentarse.

 

Ya entrada la tarde, participó en una reunión con el consejo pastoral, compartiendo las inquietudes de los miembros del mismo y alentándoles a trabajar ilusionados. A continuación, mantuvo un encuentro con familias, donde alentó a los padres a no encogerse por la presión del mundo, a ser firmes en la vivencia de la fe y en la gran labor apostólica de transmitir la fe a los hijos.

 

La jornada prosiguió con la visita a cuatro enfermos del barrio, compartiendo con ellos gestos de cercanía y cariño y comprometiéndose, con cada uno de ellos, a rezar por sus necesidades. Les bendijo con el deseo de que esa bendición llegara a cada uno de los miembros de la familia. Acabó la jornada con una hora de adoración en la capilla de la Adoración Perpetua.

Pastoral obrera celebra su XXVI Encuentro

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Imagen del encuentro del año pasado.

 

El próximo sábado 27 de enero se celebrará a a partir de las 9:45 horas el XXVI Encuentro Diocesano de Pastoral Obrera en la parroquia de Nuestra Señora La Real y Antigua de Gamonal con el lema «Ante el futuro del trabajo, quehacer de la Pastoral Obrera»Con dicho encuentro, se quiere abordar el futuro del trabajo y sus alternativas, así como discernir qué criterios y actitudes pide hoy el papa Francisco para responder a los importantes cambios que se están dando y se darán en la realidad del mundo obrero y del trabajo, aportando además elementos de discernimiento y líneas de acción a la Pastoral Obrera.

 

Y es que los cambios y las nuevas realidades que se están dando en el mundo del trabajo obligan a abordar los retos y desafíos que se le presentan a la pastoral obrera, a la Iglesia en este campo, y a repensar como debe situarse hoy en medio de un mundo en transformación.

 

El encuentro se dividirá en tres partes, siguiendo la metodología del «ver, juzgar y actuar». Para ayudar a «Ver», intervendrán Ángel Citores, secretario provincial de CCOO), Pablo Dionisio Fraile (secretario provincial de de UGT) y Mari Cruz Lozano, trabajadora social del Sacyl y miembro de CGT). El «Juzgar» será dinamizado por José Luis Lastra, vicario de Pastoral y militante de la HOAC. Finalmente se compartirán los caminos, acentos e interpelaciones en el «Actuar». Quienes deseen quedarse a comer deben comunicarlo previamente.

El arzobispo realiza la visita pastoral a Lerma

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Tras el descanso de la Navidad, el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, ha retomado el itinerario de su visita pastoral a las parroquias de la diócesis. El pasado sábado se desplazó hasta Lerma para conocer a la comunidad que allí vive y celebra su fe.

 

La jornada contó con numerosos actos, comenzando con la visita a la residencia de la Virgen de Manciles. Allí, el pastor de la diócesis saludó a los enfermos y administró el sacramento de la unción. A continuación, el arzobispo se desplazó hasta el monasterio de San Blas para conocer a la comunidad de las madres Dominicas. Allí mismo mantuvo también un encuentro con los niños que asisten a la catequesis parroquial y sus padres. Don Fidel también visitó las iglesias de la villa ducal y la ermita de San Antón.

 

Ya entrada la tarde, presidió una asamblea parroquia en el centro Arlanza y presidió una misa parroquial en la que administró el sacramento de la confirmación a un grupo de adolescentes, no sin antes mantener un breve encuentro con ellos y sus familias.

 

La jornada concluyó con un vino español en las dependencias del Círculo Católico.

Unas hermanas «muy madres»

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La ciudad de Burgos acoge a más de 3.500 rumanos y de ellos el 98% son cristianos ortodoxos. Desde 2007, sus necesidades espirituales son atendidas por la parroquia ortodoxa de Rumanía Santos Apóstoles Pedro y Pablo, que en sus inicios celebró el culto en la iglesia de la Ventilla, cedida por el Arzobispado de Burgos, y posteriormente en un local que tuvieron que abandonar por no poder hacer frente a los elevados gastos de alquiler (700 euros al mes).

 

Desde diciembre de 2014, esta comunidad ortodoxa celebra su liturgia cada fin de semana en la iglesia de las Hermanas Trinitarias por mediación del Arzobispado. «Nos lo pidió el vicario y nosotras no hicimos otra cosa que obedecer», relata Madre Mercedes, superiora del convento. «Estaban buscando un lugar por todas partes y nos lo pidieron a nosotras, que estamos para dar vida y ayuda. Así que damos lo que podemos dentro de nuestras posibilidades para hacer un servicio a la Iglesia». El humo de las velas, muy utilizadas por los ortodoxos en sus ritos, está haciendo mella en el recinto, pero «las cosas están para utilizarse y se van a quedar aquí; mientras tanto, hay que compartirlas», argumenta la religiosa.

 

Y así, cada domingo desde hace tres años, más de un centenar de rumanos acude a la iglesia de las Trinitarias para celebrar la misa. Llegan temprano, hacia las 9,30, para colocar su iconografía y objetos litúrgicos y, según cuenta la superiora, están prácticamente hasta mediodía. Los sábados, de 4,30 a 6,30 de la tarde, acuden a rezar vísperas aproximadamente unas 30 personas. «Pero eso sí, esos días se forman auténticas colas para confesar, Se confiesan mucho. Muchas veces se quedan hasta las 9 de la noche». Este es un pequeño inconveniente para la comunidad, con una mayoría de religiosas de edad avanzada, porque a la madre superiora le gusta «dejar todo bien cerrado» para irse tranquila a dormir.

 

La comunidad ortodoxa es consciente de este trastorno, como apunta Adriana, la esposa del pope Claudiu Nicoara, al frente de la parroquia desde 2013. «Las religiosas ya tienen una edad y las molestamos mucho porque a veces salimos muy tarde. También nos ceden la iglesia cuando celebramos la fiesta de algún santo. Pero se portan con nosotros como auténticas madres. Son madres, madres. Siempre estaremos agradecidos porque somos personas llegadas de otro país y que te ofrezcan un lugar donde poder celebrar el culto significa mucho para nosotros».

 

El sentimiento de afecto es recíproco. La superiora de las trinitarias asegura que «son gente buenísima y muy respetuosa». Cuando celebran sus fiestas, siempre comparten sus viandas con ellas, añade. «En cierto sentido, cuando se vayan, los vamos a echar de menos». Y ese momento está ya más cercano, puesto que en septiembre del pasado año se bendijo el terreno sobre el que se asentará el primer templo ortodoxo de la ciudad. Estará ubicado en la calle Navas de Tolosa y ya se están realizando los trámites administrativos para iniciar su construcción.

 

Mientras tanto, las religiosas y la comunidad ortodoxa seguirán compartiendo cada fin de semana una iglesia que, en determinadas fechas, concretamente en la Pascua, se queda pequeña y obliga a los ortodoxos a trasladarse a alguna parroquia (San Julián, Hermano San Rafael), porque llegan a congregarse hasta un millar de fieles.

«Doy gracias a Dios por conocer esta realidad, aunque sea difícil»

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charo corcuera

 

Charo Corcuera García es de Miranda de Ebro y pertenece a la parroquia del Buen Pastor, donde siempre ha estado implicada en pastoral juvenil. Trabaja en Burgos en el centro Santa María la Nueva y San José Artesano, pero sin embargo, la vida y sobre todo, su vocación, le han llevado a República Dominicana. El inicio de esta historia se encuentra en el grupo de misiones donde ella y los demás integrantes colaboraban con proyectos que trataban de ayudar a misioneros vinculados a la parroquia. Fruto de esta colaboración, Charo se empezó a dar cuenta de por dónde iba su vocación. «Llegó un momento en que me sentí llamada a salir, pero no quería involucrarme con ninguna orden religiosa. Así fue como conocí a OCASHA (Obra de Cooperación Apostólica Seglar para Hispano América)». Empezó la formación y a ir a jornadas en las que conoció la situación de los países en los que esta plataforma trabaja. «Había un proyecto para república Dominicana, concretamente Vallejuelo, que pertenece a la diócesis san Juan de la Maguana, y allí me marché en febrero de 2015».

 

En esta localidad trabaja en el colegio diocesano Centro educativo San Andrés, ayudando a los maestros en la alfabetización y en temas administrativos. «Por las tardes acompaño a las comunidades. Vallejuelo cuenta con unos 15.000 habitantes, de los cuales 10.000 viven en el centro urbano y el resto, en los alrededores de éste, en pequeñas comunidades». Para Charo, lo más duro «es sentirse extranjero y estar en otro mundo y otra cultura, vas con unas ideas que luego no coinciden con lo que te encuentras. El compromiso es por tres años. Al principio parece mucho tiempo, pero es necesario. El primer año me dediqué a conocer la realidad. El segundo ya empecé a estar más ubicada y ya el tercero lo «disfruté», en el sentido en que ya sabía cuál era mi papel allí y sabía bien lo que había que hacer». Charo cuenta que hay mucha desigualdad, «las personas que atendemos tienen muy poco que comer, y eso si tienen. La comida típica es arroz, habas, ensalada y pollo si hay suerte. La leche es muy cara para ellos, y a los niños lactantes les dan agua de arroz», lo que les provoca a los pequeños unas importantes carencias nutricionales. Además, los niños no llevan pañal, porque no hay dinero para ello, «así que van desnuditos y descalzos por las calles». La  pobreza es muy acusada y lo más duro «es saber que no puedes cambiar todo esto con facilidad. Tratas de motivar a las personas para que se animen a poner todos los medios por mejorar, pero son muy conformistas y te dicen que «Dios lo quiere así». Hay personas luchadoras que estudian, pero no todo el mundo puede estudiar, así que viven de vender palomitas y dulce de cacahuete. En el Sur hay mucho analfabetismo en los adultos, muchos de ellos no están ni inscritos en el Registro, son indocumentados. Hay que acompañarles para que regularicen su situación».

 

Sin embargo, también recibe su alegría y su acogida, «aunque seas extranjero». «No dudan en darte lo mejor que tienen. Me gusta ir a estas comunidades y hablar con los mayores y niños, me encanta oír lo que cuentan y ver sus caras cuando te escuchan. Cuando atiendes, por ejemplo, a un niño, conoces todo la historia que tiene detrás, a su familia, ves por todo lo que ha pasado y eso supone un enriquecimiento, hay mucho que aprender de estas personas. Doy gracias a Dios por conocer esta realidad, aunque sea difícil y mi contribución sea una gota en el océano. Es un regalo poder estar ahí e invitaría a todos a tener esta experiencia».