Antorchas para el Via Crucis del Castillo

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Un año más, las laderas del parque del Castillo serán escenario del tradicional Via Crucis que hermandades y cofradías celebran en la noche del Lunes Santo en Burgos. Miembros de la parroquia de San Josemaría Escrivá de Balaguer, coordinadora del acto en colaboración con el abad de la Junta de la Semana Santa, portarán a hombros una cruz rústica con sudario mientras miembros de las distintas cofradías leerán las meditaciones de cada estación de esta Via Dolorosa.

 

El acto comenzará a las 20:30 horas con salida desde la iglesia de San Esteban Protomártir para proseguir por la calle San Esteban y carretera de subida al Castillo hasta el Mirador de la Ciudad. Si el mal tiempo lo impide, el acto se desarrollará en la Catedral a la misma hora.

 

Liturgia del Lunes Santo

 

La liturgia de este Lunes Santo intenta ayudar a comprender la misión salvífica del Mesías y participar plenamente en el misterio de la Pasión de Jesucristo: morir con él para resucitar con él. El profeta Isaías presenta a un hombre, Siervo de Yahvé, elegido por Dios. Su espíritu lo consagra para establecer el derecho entre los pueblos. Es un siervo humilde, sencillo, manso, delicado. pero su acción es firme, tenaz, fiel hasta conseguir la aceptación de su mensaje.

 

Por su parte, María, la hermana de Lázaro revivido, reconoce con gratitud la grandeza de Jesús y derrama en sus pies una libra de perfume costoso de nardo y el Señor hace alusión a su próxima sepultura.

La lluvia, invitada en la procesión del Santísimo Cristo de Burgos

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El Santísimo Cristo de Burgos, también conocido como «el Cristo de las Santas Gotas», ha vuelto a desfilar como cada Domingo de Ramos. Eso sí, en esta ocasión con una invitada especial, la lluvia, que no ha impedido que la procesión saliera a la calle, aunque sí ha modificado sustancialmente su recorrido.

 

La réplica de la talla del milagroso Cristo ha salido de la iglesia de San Gil Abad pasadas las ocho de la tarde. En ese preciso instante, las primeras gotas han hecho acto de presencia, mientras una saeta recordaba los dolores que sufrió Jesús. La imagen ha recorrido después la calle San Gil, Arco del Pilar, Laín Calvo y Avellanos, para volver de nuevo al punto de partida. Se ha llevado a cabo así una de las primeras procesiones penitenciales de la ciudad. Y es que, con el Domingo de Ramos, la Iglesia da por inaugurada la Semana Santa, recordando ya la Pasión de Cristo, después que esta mañana conmemorara su entrada triunfante en Jerusalén a lomos de una borriquilla en una procesión en la que también la lluvia ha hecho acto de presencia.

 

En el desfile de esta tarde, organizado por la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y de Nuestra Señora de los Dolores, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, han participado la bandas de cornetas y tambores de esta cofradía, acompañada de la agrupación musical de Jesús Crucificado, y representantes de otras cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad. Numerosos burgaleses, paraguas en ristre, tampoco han querido perderse la cita.

 

Milagrosa y venerada imagen

 

La imagen del Santísimo Cristo de las Gotas está vinculada a san Juan de Mata, fundador de la Orden de los Padres Trinitarios, y al convento de la orden que fundó en 1207 en un solar contiguo al arco de San Gil. Según la tradición, la talla del Cristo fue donada por el papa Inocencio III. Tras la desamortización de Mendizábal, la imagen se venera en la parroquia de San Gil desde febrero de 1836.

 

La imagen destaca por la cantidad de heridas que presenta. Todo el cuerpo está salpicado de pequeñas laceraciones de las que manan gotas de sangre. Cuenta con corona de espinas. El paño de pureza es natural y va sobrepuesto pero, a diferencia de la imagen de la catedral, no es de tipo tonel o faldellín sino de pliegues y anudado a la izquierda. La cruz es un madero tosco y pesado sin adornos.

 

Según cuenta la tradición, en 1366, en plena guerra de sucesión entre Pedro I y Enrique II, el convento que albergaba la imagen se vino abajo, golpeando la cabeza del Cristo. En ese momento, manaron gotas de sangre que se recogieron en un sudario conservado en la parroquia de San Gil. Desde entonces, son varios los milagros atribuidos a la imagen.

 

Más: galería fotográfica de la procesión

«La Semana Santa nos plantea una reflexión sobre el sentido de nuestra vida»

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MOGUEL ANGEL 1

 

Miguel Ángel Ramón López nació en Madrid en 1959, aunque desde el año 1986 vive en Burgos capital donde trabaja como farmacéutico militar. Pertenece desde 2001 a la Ilustre Archicofradía del Santísimo Sacramento y de Jesús con la Cruz a Cuestas, de la parroquia de San Cosme y San Damián, en la que su función es costalero. Cuenta que se unió a esta cofradía a través de Felipe Nebreda, el prior de la misma, «a quien expuse que el día en que sacaran las imágenes en procesión, a hombros, en vez de hacerlo sobre ruedas, me haría miembro de la hermandad. Puso en marcha un proyecto de costaleros y desde entonces aquí estoy».

 

Casado y con tres hijos, todos ellos pertenecen también a la cofradía. El incremento de costaleros en los últimos años en esta cofradía burgalesa, ha sido notable, pasando de 30 costaleros a 66. Para Miguel Ángel, participar activamente en la Semana Santa burgalesa «ha supuesto vivir un compromiso y una cercanía mayor a Cristo. Además me ha permitido reflexionar más profundamente sobre mi vida en su día a día y conocer gente de todo tipo, tanto en edades como actividades, todos con un mismo compromiso aunque para cada uno resulte diferente y se viva de maneras distintas». También destaca que esta vinculación le ha permitido inculcar en sus hijos una serie de valores fundamentales. Y es que para él, pertenecer a una cofradía va más allá de la Semana Santa: «Yo pretendo mantener viva mi fe día a día y eso debe traducirse en el comportamiento con los demás, en compartir con ellos sus sufrimientos y sus alegrías. Ser cristiano se demuestra en el día a día, en todo momento y circunstancia y la cofradía supone un refuerzo más en el compromiso como cristiano». Añade que además, «vivir la Semana Santa desde dentro es muy gratificante, para hacer oración y para aprender a ofrecer nuestro esfuerzo».

 

Tiempo de recogimiento

 

Cuando sale a las calles portando el paso, son muchas las cosas que le vienen a Miguel Ángel a la cabeza. «Es como si estuviésemos ofreciendo ese esfuerzo a los demás y es un esfuerzo que te llena plenamente, un sacrificio que es verdad que se ofrece a otros, pero que también sirve a uno mismo. Cuando veo a la gente emocionarse al paso del Cristo que portamos, esa emoción también me llega a mi. Y cuando intento compartir con el Señor su sacrificio, me doy cuenta de que no es comparable, que lo que sufrió Jesús al dar la vida por los demás, no admite comparación con nada que yo pueda hacer y solo me queda ofrecerle lo que hago como un homenaje a su entrega por nosotros».

 

Miguel Ángel quiere recordar que por encima de todo, la Semana Santa es un tiempo de recogimiento y de reflexión personal, «que nos debe hacer pensar sobre nuestra vida, nuestro día a día. A veces se nos olvida que estamos aquí de forma temporal, que tenemos un sentido trascendente y que nuestra misión es hacer felices a los demás. El ejemplo de vida es Jesús, que nos muestra el camino y lo que debe ser nuestra escala de valores. Muchas veces perdemos el tiempo y el sentido de nuestra vida, porque equivocamos nuestra escala de valores. La Semana Santa nos muestra un Dios que da la vida por nosotros y lo hace por amor, con un sentido de trascendencia, porque el destino final es la resurrección».

 

Además también participa en la procesión del Cristo de la Salud, recuperada recientemente y que se desarrolla con un gran recogimiento. Sobre la Semana Santa Burgalesa, Miguel Ángel señala que «tenemos un número de procesiones óptimo y no debemos saturar con muchas más porque lo importante no es intentar ponernos a la altura de otras ciudades, ya que cada una tenemos nuestra Semana Santa propia, sino mantener el verdadero sentido cristiano más allá del aspecto turístico y económico, que está muy bien, pero que no es la base ni debe ser la finalidad».

La procesión de la Borriquilla rememora un año más la entrada de Cristo en Jerusalén

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El paso de Jesús en la borriquilla, una talla de mediados de siglo obra de los talleres de arte sacro de Olot, saldrá de nuevo hoy a las calles del centro de la ciudad para evocar la entrada triunfal de Cristo en Jerusalén aclamado por la muchedumbre. Esta procesión, que se celebra en nuestra ciudad desde 1949, es una más concurridas de la Semana Santa burgalesa y la favorita de los niños, y supone el comienzo de los actos centrales de la conmemoración de la Pasión y Resurrección del Señor.

 

El paso será llevado a hombros por miembros de la Banda de cornetas y tambores de la Cofradía de la Coronación de Espinas y de Cristo Rey hasta la catedral. El acto, organizado por la Junta de Semana Santa, comenzará a las 11:45 horas en la Plaza Mayor, donde se congregarán todas las cofradías y hermandades de la ciudad y el arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, procederá a la bendición de las palmas y ramos. Tras recorrer las calles de Carnicerías, Paseo del Espolón, Arco de Santa María, Plaza del Rey San Fernando, Cadena y Eleta y Plaza de Santa María, concluirá en la Catedral con la celebración de la solemne eucaristía de la Pasión del Señor, que será presidida por el pastor de la Diócesis y contará con la intervención de la Escolanía Pueri Cantores.

 

En el acto participarán representantes eclesiásticos y civiles, miembros de las cofradías y hermandades penitenciales de la ciudad, acompañados de sus Bandas de cornetas y tambores o agrupaciones musicales, así como la agrupación «Círculo Musical de Burgos» y la banda «Ciudad de Burgos». Si el mal tiempo lo impide, el acto se desarrollará en la catedral a partir de las 12:00 horas.

 

Procesión del Santísimo Cristo de Burgos

 

Por la tarde, la imagen del Santísimo Cristo de Burgos, conocido también como el «Cristo de las Santas Gotas» (réplica de la imagen del siglo XIV, de autor anónimo), será portada a hombros por miembros de la Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores desde la iglesia de San Gil Abad. La procesión saldrá a las 20 horas y recorrerá las calles de San Gil, Arco del Pilar, Laín Calvo, Cardenal Segura, Plaza Mayor, Almirante Bonifaz, San Carlos, San Lorenzo, Arco del Pilar, Laín Calvo, Avellanos y San Gil, con espectacular llegada y subida por la escalinata de acceso a la iglesia. Si el mal tiempo lo impide, el acto se desarrollará en la iglesia de San Gil Abad.

Semana Santa: celebrar el paso de la muerte a la Vida

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Al finalizar el camino cuaresmal, la celebración del domingo de Ramos nos introduce en la Semana Santa, la semana grande de los cristianos. La liturgia de la Iglesia, a través de las celebraciones que se suceden estos días, pone ante nosotros los misterios centrales de nuestra fe: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Él, que «muriendo destruyó nuestra muerte y resucitando restauró nuestra vida», como cantaremos en el Prefacio de Pascua. La Semana Santa sigue ofreciéndonos la oportunidad de descubrir más profundamente lo que significa el amor de Dios por nosotros y la fuerza con que se derrama sobre toda la humanidad.

 

Un año más somos invitados a acompañar a Cristo en su paso de la muerte a la Vida. No se trata de hacerlo como un simple recuerdo del pasado, o como una manifestación religiosa meramente festiva o cultural, sino de vivir con fe lo que en la liturgia de estos días santos se nos relata y actualiza. En verdad: actualizaremos los misterios centrales de la vida de Cristo en orden a nuestra salvación y, por el Espíritu, seremos introducidos en la nueva Vida que Él nos regaló y sigue ofreciéndonos. Ello ya aconteció en nuestro bautismo; pero la consideración de estos días ha de ayudarnos a agradecer y a renovar el don de la fe y de la vida cristiana que recibimos, pues «el paso de esta vida mortal a la otra inmortal, es decir, de la muerte a la vida, se ha obrado en la pasión y resurrección del Señor» (S. Agustín. Enarrat., 120,6).

 

Nuestra Iglesia diocesana es la comunidad de Jesús que re-vive estos días el Misterio Pascual. El Jueves Santo, agradezcamos al Señor que nos haya dejado la Eucaristía como Pan de Vida, presencia permanente y alimento transformador que nos invita a hacer en todo momento memoria suya y a vivir su estilo de existencia entregada en favor de todos: «habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo les amó hasta el extremo…» (Jn 13). El Viernes Santo pongamos nuestros ojos y nuestro corazón en la Cruz redentora de Jesús. «Creer en el Hijo crucificado significa creer que el amor está presente en el mundo y que este amor es más fuerte que toda clase de mal en que el hombre, la humanidad, están metidos» (San Juan Pablo II. Dives in misericordia). Y el Sábado Santo, en la Vigilia Pascual, celebremos el gozo de la Resurrección del Señor, resucitemos con Él a una Vida Nueva y acojamos la misión que la Iglesia nos encomienda de anunciar a otros la alegría del Evangelio.

 

En los años que ya llevo entre vosotros he podido comprobar con satisfacción la numerosa participación de los burgaleses en las celebraciones de la Semana Santa, con el sentimiento, sobriedad y dignidad de la espiritualidad castellana. Tanto las celebraciones como las procesiones que recorren nuestras calles, reflejan la doble dimensión de esta Semana tan significativa: la comunidad cristiana se reúne en los templos para celebrar el misterio de la salvación y a la vez se hace presente en las calles con la belleza de los pasos, de las tallas, de las flores, de la música, del silencio…, ofreciendo con sencillez, pero con solemnidad, un testimonio de fe, de oración y de piedad sincera. Es de señalar y agradecer el servicio de nuestras cofradías y de tantos cofrades que representan y ofrecen lo mejor del pueblo cristiano. Una bella conjunción de fe, sentimiento, arte y cultura. Muestras multiseculares de la piedad popular, que se multiplican por la geografía burgalesa en todas sus latitudes, en las ciudades y en los pueblos. ¡Ojalá que todo ello sea expresión sincera del paso del Señor por nuestras vidas y por el mundo!

 

Con todo afecto os invito a participar en los diversos actos de esta Semana Santa y os animo a vivirla con intensidad y profundidad. Deseo de corazón que nuestra Iglesia diocesana siga encontrando en el Señor muerto y resucitado nuevos impulsos evangélicos y evangelizadores, para ser fieles «discípulos misioneros». El Jesús que estos días recorrerá nuestras calles y plazas nos pide que sigamos tras Él. Y Él nos seguirá acompañando para ayudarnos a anunciar el Evangelio de la Vida, y a comunicar la esperanza que nuestros contemporáneos esperan y necesitan.