Pastoral Obrera reflexiona sobre el preocupante incremento de trabajadores pobres

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Sagrario Villanueva, durante el encuentro de pastoral obrera del año pasado.
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Sagrario Villanueva, durante el encuentro de pastoral obrera del año pasado.
Los salones de la parroquia de San Pedro y San Felices han acogido esta mañana la celebración del XXVII Encuentro diocesano de Pastoral Obrera, en esta ocasión con un lema que unía dos realidades distintas pero desgraciadamente demasiado cercanas: «Trabajo y pobreza. El drama de los trabajadores empobrecidos».

 

Unos 50 militantes y simpatizantes de Pastoral Obrera de Burgos, Aranda, Miranda y algunas otras localidades de la provincia han reflexionado, compartido experiencias y orado a lo largo de la mañana en torno a esta realidad preocupante. Hasta hace relativamente poco tiempo, tener trabajo significaba salir de la pobreza. Trabajo y pobreza caminaban por separado en la sociedad y en la Iglesia: el trabajo era competencia de los sindicatos, de la Pastoral Obrera; y la pobreza era asunto de los servicios sociales, de Cáritas. Pero se han roto las fronteras entre uno y otro: el incremento de los trabajadores pobres exige un nuevo tipo de acción y retomar sinergias entre diferentes agentes e instituciones.

 

El arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, ha acompañado y animado la tarea de la Pastoral Obrera en su saludo inicial. Tras la oración, cada uno de los movimientos y equipos implicados en esta pastoral ha compartido brevemente sus prioridades actuales, para dar luego paso a 12 breves testimonios personales de cristianos comprometidos en acompañar a las víctimas del actual sistema económico y laboral. Posteriormente se ha trabajado en cuatro grupos para seguir conociendo experiencias de trabajadores cuyas condiciones y salarios no les permiten salir de la pobreza, qué consecuencias tiene esto en sus vidas y qué interpelaciones recibimos como Iglesia ante esta llamada que Dios nos hace.

 

De nuevo en ambiente de oración, se ha concluido la mañana, pendientes de que el equipo de la delegación diocesana de Pastoral Obrera retome y dé forma a las propuestas surgidas en los grupos. Tras la comida compartida, una breve explicación de la historia y el presente del barrio y parroquia de San Pedro y San Felices ha puesto punto final al encuentro.

Adolescentes «llenos de emociones» ante el futuro

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Cerca de 140 adolescentes de una decena de parroquias participaron ayer en la «noche alternativa», una iniciativa de ocio, convivencia y oración que promueve cada año la delegación diocesana de Infancia y Juventud, esta vez en sintonía con la Jornada Mundial de la Juventud que se desarrolla durante esta semana en Panamá. La parroquia de San Gil de Burgos fue la anfitriona del evento, que tuvo su eco, además, en la parroquia del Buen Pastor de Miranda de Ebro y en la de Santo Domingo de Aranda de Duero, donde también se dieron cita 60 y 30 jóvenes y adolescentes –respectivamente– para participar de este peculiar encuentro.

 

Bajo el lema «Lleno de emociones», la noche contó con varias actividades que proponían a los participantes descubrir los sentimientos y emociones que albergan en sus corazones. Entre los actos destacó la puesta en marcha de un escape room, «un juego para intentar sacar de una historia las emociones, los sentimientos, hasta conseguir abrir la habitación de nuestro interior, que a veces está cerrada con tantas llaves que nos bloquean las emociones», tal como detalla el delegado de Juventud, Óscar Moriana. Junto a la dinámica, sobresalió también un momento de oración en la capilla del Santo Cristo de la Catedral, a la que se sumaron varios jóvenes, así como el arzobispo, don Fidel Herráez, quien animó a los presentes a buscar ser felices pues, les dijo, «si no queréis ser felices tenéis un grave problema».

 

Un recorrido por las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud sirvió a los adolescentes para llenar su mochila de las emociones que suscita en ellos ser seguidores de Cristo y miembros de la Iglesia. La jornada concluyó con una cena y posterior velada con bailes.

 

Más: galería fotográfica de la jornada

«Lo importante es llenarse de Jesús para hablar de Jesús»

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Nacido en Ávila el año 1944, monseñor Fidel Herráez Vegas es, desde 2015, arzobispo de Burgos. Antes fue obispo auxiliar de Madrid, y posee un amplio conocimiento de todo lo relativo al ámbito de la enseñanza religiosa. Miembro de la Comisión Episcopal de Enseñanza y Catequesis desde 1996, representa a la provincia eclesiástica de Burgos en la Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Española.

 

Don Fidel Herráez, durante la visita pastoral a la parroquia del Espíritu Santo.

Don Fidel Herráez, durante la visita pastoral a la parroquia del Espíritu Santo.

 

P.: ¿Cómo valora el proyecto de iniciación misionera para niños “Con Jesús Niño a la misión”?

R.: Me parece extraordinario. Pienso que es un gran trabajo de reflexión catequética, pedagógica y pastoral, que ayuda a descubrir a los niños la dimensión misionera. Además, en una sociedad cada vez más compleja, nos ayuda a unir diferentes actividades y realidades en una misma clave, que estoy seguro de que contribuirá a conseguir mejor los objetivos. Uno de los problemas de la pastoral de la Iglesia es precisamente la dispersión: hacemos muchas cosas, pero a veces no convergen todas en una misma línea, por lo que los objetivos y los frutos pastorales no son plausibles. Doy la enhorabuena a los mentores del proyecto y a los que están detrás de él. Es muy deseable que la implicación de los catequistas y de otros agentes de pastoral acoja esta iniciativa, que ayude a los niños en su compromiso misionero.

 

P.: ¿Qué acogida espera que tenga en los colegios y parroquias de su archidiócesis?

R.: Burgos siempre ha sido una diócesis especialmente sensible a la misión. Aquí se desarrollan las Semanas Misionales, que tienen una larga historia. También somos una de las diócesis que más misioneros aporta a la acción misionera de la Iglesia. En las visitas pastorales que realizo por todas las parroquias me encuentro frecuentemente con personas y conversaciones en que se habla con mucho cariño de familiares y vecinos que siguen gastando su vida en la misión. Constituye todo ello un enorme caldo de cultivo que permite acoger con entusiasmo toda iniciativa misionera. Por eso, estoy seguro de que los colegios y las parroquias, animados por la Delegación de Misiones, acogerán y trabajarán esta iniciativa.

 

P.: ¿Por qué es importante hablar a los niños de la misión?

R.: La infancia es la etapa de la vida en la que vamos abriéndonos paulatinamente a lo que es el mundo en toda su complejidad y nos vamos empapando de todo lo que nos rodea. Las experiencias primeras que se tienen en los años de la niñez tienden a marcar decisivamente la experiencia vital posterior, también en el campo de la fe. La fe cristiana está llamada a la misión, por lo que abrirse a la fe e iniciarse en la misma a través del despertar religioso no puede dejar de contemplar esta dimensión misionera. No es un tema menor o un mero adorno: los cristianos somos misioneros, “discípulos misioneros”, como le gusta decir al papa Francisco. Además, los niños buscan referencias en los mayores, que les ayuden a crecer y orientar sus primeras decisiones. Precisamente porque son atrevidos, tienen sueños grandes, buscan gestas importantes. Los misioneros pueden encajar perfectamente con esa necesidad, y eso les ayudará a integrar en su vida los valores que ellos encarnan y que son tan necesarios para nuestra sociedad: la generosidad, la entrega, la donación, el testimonio, el amor universal… También por eso es importante hablar a los niños de la misión.

 

P.: ¿Qué puede aportar a los niños de hoy centrarse en Jesús Niño?

R.: La fe no puede ser nunca infantil, ni puede quedar reducida a cuestiones más o menos sentimentales incapaces de transformar la vida y llenarla de sentido. No obstante, el misterio de la Encarnación de Jesús es siempre una fuente de espiritualidad. Tiene la posibilidad de hacernos ver y palpar la cercanía de Dios. Los niños ciertamente son incapaces de abstraer, o pueden tener dificultades con la presentación de una imagen etérea de Dios. Sin embargo, el cristianismo nos da la posibilidad de hablar y acercarnos a un Niño. Así lo anunciaron los ángeles a los pastores: “Esta es la señal: encontraréis a un Niño envuelto en pañales”; más tarde aparece en el templo, con sus padres. También los niños verán en ese Niño a un amigo, como ellos mismos, y al mismo Dios que viene a su encuentro.

 

P.: ¿Cómo les explicaría el lema de esta Jornada de 2019, “Con Jesús a Belén. ¡Qué buena noticia!”?

R.: Jesús viene a nosotros y se sirve de mediaciones, a través de las cuales se hace presente como buena noticia que transforma nuestras vidas y la marcha del mundo. Asimismo nosotros debemos ir a Belén para conocer a Jesús y para ver cómo Él nos envía también a nosotros a ser misioneros, a anunciar la alegría de la fe, la buena noticia del Evangelio. Por último, le pedimos alguna sugerencia para los niños sobre cómo anunciar esa buena noticia de que Jesús está ya con nosotros. Un corazón que está lleno de Jesús, que lo vive de alguna manera como un amigo especial, no necesita recetas para anunciarlo: le surgirán inmediatamente y sin problemas un montón de formas y maneras. Lo importante, por tanto, es llenarse de Jesús para que espontáneamente se hable de Jesús. «La misión no es un tema menor: los cristianos somos misioneros, «discípulos misioneros»». «Debemos ir a Belén para conocer a Jesús y ver cómo Él nos envía también a ser misioneros».

 

Revista Illuminare

Miryam García – OMP

Cursillos de Cristiandad cumple sesenta años en Burgos

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Cursillos

 

Nada menos que seis décadas han transcurrido desde que se impartió el primer cursillo de cristiandad en Burgos. «Sesenta años pintando Burgos de colores», reza el eslógan con el que mañana van a conmemorar esta efeméride en el Seminario de San José. Desde aquel primer cursillo, que se celebró en diciembre de 1958, hasta hoy, se han celebrado ya 237 y han vivido la experiencia 6.621 personas, la mayoría de ellas laicas, aunque en un principio eran muchos los sacerdotes que se animaban a vivirla, según recuerda uno de los más veteranos del movimiento en Burgos y miembro de la Escuela de Cursillos, Fernando Varas.

 

«En los primeros 15 de años pasaron por cursillos 500 sacerdotes, o sea, prácticamente todos los de la diócesis», comenta. Eran otros tiempos, en los que eran los mismos sacerdotes los que los pedían, advierte Varas. «Al principio se organizaban todos los meses, y había incluso lista de espera», asegura. Y lo ilustra con un caso que conoce bien. Él hizo su cursillo en febrero del marzo de 1971 y su esposa, Pilar Mérida, que lleva como presidenta del movimiento en Burgos alrededor de trece años, con un breve paréntesis, tuvo que esperar hasta mayo para que conseguir plaza. «No sé, sería la novedad sociológica. En ese tiempo, además, asistía gente de una cierta clase social, no era fácil, hacía falta hasta recomendación».

 

Hoy en cambio, en nuestra diócesis solo se organizan dos cursillos al año y en ocasiones incluso alguno tiene que suspenderse por falta de candidatos. En opinión de Varas, la explicación puede estar en que «hoy la gente no busca nada, está satisfecha, y si no busca, no te encuentra». También reconoce que quizá el mismo movimiento no está saliendo a buscar donde se debería, en las periferias, es decir, entre los alejados y los no creyentes. «Nos empeñamos en buscar entre la gente más próxima a la Iglesia, y pescar en pecera no tiene sentido. Ese es nuestro problema». Y añade que hoy al movimiento le falta visibilidad. «No se nos ve todo lo que se nos tiene que ver».

 

Pero… ¿qué es un cursillo de cristiandad?

 

Cuando se le pregunta qué es exactamente un cursillo de cristiandad, Varas anticipa que «es difícilisimo explicarlo, porque es una experiencia personal que te obliga a vivir de otra manera. No es cuestión de convencer a nadie con palabras, es una vivencia, un encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios. En cursillos enseñamos lo nuclear, la esencia de la fe, lo fundamental del ser cristiano, y el mensaje es el mismo para todos, sean creyentes o no. Se trata de hacer ver cómo ese poquito de fe y conocimiento de la Iglesia puede ser capaz de ilusionar y transformar».

 

«No buscamos hacer proselitismo», aclara. «Somos un movimiento, no una asociación. Animamos a que después del cursillo, después de esta experiencia, que es muy vivencial, cada uno vaya a vivir su vocación, su fe, donde mejor le parezca».

La diócesis se une a la JMJ con una noche alternativa

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Con el objetivo de celebrar la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Panamá, la delegación diocesana de Juventud ha organizado un encuentro que reunirá esta noche a más de doscientos adolescentes y jóvenes (150 en Burgos, 30 en Miranda y 20 en Aranda) en una actividad que lleva por lema «Lleno de emociones». Según el delegado, Óscar Moriana, este eslógan tiene que ver con el que este año tienen los colegios diocesanos, «Danos un corazón nuevo», y enlaza con el trabajo que se viene realizando en los últimos meses sobre las emociones y los sentimientos, «un tema que, aunque sea importante para todos, en la vida del adolescente y del joven tiene mucha relevancia». Para ello la delegación ha editado unos materiales sobre los que se ha estado trabajando en los grupos y parroquias y en esta noche alternativa se pretende poner todo ese trabajo en común y profundizar un poco más.

 

En Burgos, la actividad comenzará para los adolescentes a las 21 h. en la parroquia de San Gil, donde se desarrollará una actividad lúdica, una escape room, «un juego para intentar sacar de una historia las emociones, los sentimientos, hasta conseguir abrir la habitación de nuestro interior, que a veces está cerrada con tantas llaves que nos bloquean las emociones», explica Moriana. A las 22:00 se sumarán al encuentro los jóvenes (mayores de 18 años) en la Catedral, donde todos juntos tendrán un momento oración en la que se hará un recorrido por las últimas Jornadas Mundiales de la Juventud, y en especial la de Panamá. Tras la oración, que tendrá lugar en la Capilla del Santo Cristo (entrada por la Puerta del Sarmental), volverán a San Gil, donde compartirán cena, y después los adolescentes seguirán con una fiesta y los jóvenes harán la misma dinámica que anteriormente habían realizado los adolescentes.

 

En Miranda de Ebro, el encuentro se celebrará en la parroquia de El Buen Pastor, y en Aranda de Duero, en la de Santo Domingo. En ambas se seguirá el mismo esquema preparado por la delegación, si bien, como matiza Moriana, en esas poblaciones la mayoría de los participantes son adolescentes, porque los jóvenes suelen estar fuera, en la universidad.