Homilía de la celebración de la eucaristía con motivo de la exposición «Angeli» en Lerma
Abiertos a la Palabra de Dios
La celebración central de nuestra vida cristiana es la Pascua, es decir, la actualización de la muerte y resurrección de Jesucristo. En los domingos llamados del tiempo ordinario (que son los 34 domingos fuera del tiempo pascual y el de Navidad) la Iglesia nos va invitando a profundizar y a vivir el seguimiento de Jesús en las realidades concretas y diversas de la vida cristiana.
Hoy es el domingo XIX del tiempo ordinario. En la Palabra de Dios que se nos ha ofrecido se nos invita, en primer lugar, en el Libro de la Sabiduría, cap. 18, 6-9, a saber con certeza en qué promesas creemos para ir recorriendo bien fundamentados el vivir de cada día.
Como respuesta a esa primera lectura, si nuestra fe es viva y coherente, deberíamos hacer nuestro el Salmo responsorial, Sal. 32, orando personal y comunitariamente así: “Nosotros aguardamos al Señor: él es nuestro auxilio y escudo. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” (Sal. 32, 20.22).
En el tercer texto de la Palabra de Dios, de la Carta a los Hebreos, se nos dice que la fe es fundamento de lo que se espera y garantía de lo que no se ve (Heb 11, 1), y son citados Abraham, Isaac, Jacob, Sara, y tantos millones de personas que podrían también citarse, que a lo largo de la historia vivieron fundamentados en esa fe.
En el Evangelio, a través de tres sencillas parábolas, se nos anima a estar vigilantes, concretando también esa vigilancia en amor y ayuda a los demás (cf. Lc 12, 33).
Resumiendo: Podemos acoger esta Palabra de Dios de hoy como una nueva llamada a seguir poniendo a punto las tres virtudes fundamentales de nuestra vida cristiana: la fe, la esperanza y la caridad, realidades básicas a las que desde el conjunto de la revelación cristiana se nos evidencia que a cada una debemos añadirle su necesaria y correspondiente concreción: fe viva, esperanza activa y amor concreto. Aquí cada uno de estos adjetivos (viva, activa y concreto) no recorta al sustantivo, es decir, a la realidad (fe, esperanza y amor), sino que lo concreta y lo dinamiza:
- Fe viva: es decir, una fe que sustente la vida del seguidor de Jesucristo; que dé fundamento a lo que se espera y garantía de lo que no se ve (Heb loc cit.); que haga posible vivir con la seguridad de que Él está presente realmente con nosotros, aunque de otra manera a como lo estuvo en su vida en la tierra: Él nos dijo: “Sabed que yo estaré con vosotros todos los días, hasta el final de los tiempos” (Mt 28 20).
- Esperanza activa: es decir, que nos implique a ir realizando el Reino de Dios a través del amor, hecho fraternidad, solidaridad, servicio, comunidad: el esperante es un operante; y que nos comprometa ya desde ahora a ir haciendo posible, en la vida real y en la medida que sea factible, aquello que Dios nos ofrece en plenitud al final de nuestro recorrido.
- Amor concreto: es decir, un amor que vaya animando y se vaya concretando en la vida nuestra de cada día; un amor de obras y de verdad; un amor que evangeliza, porque da a conocer a los demás que Dios es Amor.
A esto nos invita a todos la Palabra de Dios de hoy y, para que lo vivamos, Él nos va a ofrecer su ayuda en la Eucaristía.
En Lerma
Pero antes de vivir esa actualización de Jesucristo en su muerte y resurrección, vamos a dar un paso más para poner también en esta Eucaristía la realidad que nos convoca hoy aquí. La estamos celebrando en Lerma, la Villa Ducal, en la provincia de Burgos, en esta comarca del Arlanza, surcada de monasterios que, a lo largo de los siglos, han contribuido a su estructuración espiritual, territorial, económica y social. Y estamos hoy en esta zona con motivo de la 24ª edición de “Las Edades del Hombre”, con 30 años ya de experiencia y más de 11 millones de visitantes en el conjunto de sus 23 ediciones anteriores. “Las Edades del Hombre” es el proyecto religioso–cultural por excelencia en la Iglesia en Castilla y León, admirado en tantos otros lugares, nacionales e internacionales, conscientes de que a través de la difusión de este patrimonio religioso no solo se custodian y exponen elementos altamente significativos de nuestro pueblo cristiano, sino que se nos ofrece la posibilidad de comprenderlos en su sentido más auténtico.
En esta ocasión la Exposición tiene como objetivo el acercarnos a la realidad espiritual de los ángeles, realidad que forma parte de nuestro credo católico y también de nuestras vidas. En la Carta a los Hebreos se dice que los ángeles son ”espíritus servidores enviados en ayuda de los que han de heredar la salvación” (Heb 1, 14). No son realidades simbólicas, fantásticas o mitológicas. Su existencia y su presencia han sido reveladas paulatinamente por Dios a lo largo de la historia de la salvación humana en la Sagrada Escritura y en la Tradición eclesial y, por tanto, forman parte de los contenidos de nuestra fe católica.
Bien merece la pena que pongamos también toda esta realidad en la acción de gracias de esta Eucaristía, junto a la fe viva, esperanza activa y amor concreto, a los que la Palabra de Dios nos ha invitado hoy a actualizar.
Que María, Madre de Cristo y de la Iglesia, los santos ángeles y Santa Clara, titular de este día y patrona de la Televisión y de los Medios Televisivos, nos acompañen a todos en nuestro caminar.
+ Fidel Herráez Vegas