Carta a los catequistas

por redaccion,

Imagen de un encuentro de catequistas en Miranda de Ebro.

Imagen de un encuentro de catequistas en Miranda de Ebro.

 

Escucha aquí el mensaje

 

Hoy quiero dedicar nuestro habitual espacio dominical a los catequistas, a quienes dirijo esta carta con todo afecto y gratitud.

 

Queridos catequistas: Acabamos de empezar el curso pastoral y todas las parroquias han iniciado ya la catequesis parroquial dirigida a niños, muchachos, jóvenes y adultos. Están siendo muy intensos estos días por lo que conlleva comenzar el curso, hacer las programaciones, adaptar los grupos, ajustar los calendarios… Muchos de vosotros, queridos catequistas, lleváis ya años en esta tarea tan importante para la Iglesia. Otros, quizás habéis comenzado este curso por primera vez, acogiendo la llamada apremiante de vuestras comunidades, que siempre buscan nuevos catequistas para poder cubrir todas las necesidades de la catequesis parroquial.

 

Al comenzar estas palabras que hoy quiero ofreceros, especialmente a vosotros, me surge en primer lugar mi más profundo agradecimiento por la tarea que estáis realizando. Bien sabéis lo importantes que sois para nuestras comunidades cristianas por lo que significa y comporta vuestra misión, especialmente en el proceso de la Iniciación Cristiana. La Iglesia confía mucho en vosotros, en vuestra tarea, en vuestro quehacer… Cuando pueda surgir el desánimo, porque parece que la labor resulta poco fructífera, os invito a reafirmar la esperanza que ha de caracterizar a todo agente de evangelización. La semilla del Evangelio nunca se pierde, siempre es fecunda, aunque no sepamos ni cuándo, ni cómo, ni dónde brotará lo que se ha sembrado. Desde esta certeza, profundamente evangélica, os animo a no dejaros robar la esperanza.

 

Ser catequista es una especial vocación. No se trata meramente de un oficio, de un empeño, de una enseñanza, de un compromiso momentáneo… El catequista es, ante todo, un testigo, como tantas veces os he repetido. Precisamente esto es lo que hace grande vuestra tarea y lo que permite situar adecuadamente vuestro quehacer. A veces os preocupan los conocimientos o las técnicas para comunicar, y por supuesto importa prepararse para la misión que se os confía, pero lo fundamental ha de ser la vida interior que se comparte. Porque, como dice el Papa Francisco, «no se trata de hacer de catequista sino de serlo, para llevar al encuentro con Jesús con las palabras y con la vida, con el testimonio»… pues «la catequesis es la comunicación de una experiencia y el testimonio de una fe que enciende los corazones, porque introduce el deseo de encontrar a Cristo».

 

En ese sentido, no es de extrañar que, si esta es la tarea fundamental a la que estáis convocados, se requieran para el catequista, entre otras, tres características fundamentales que comparto ahora con vosotros. En primer lugar, ser oyentes de la Palabra. También aquí recojo las palabras del Papa que me parecen muy acertadas al definir al catequista como la persona «que se ha puesto al servicio de la Palabra de Dios, que frecuenta esta Palabra diariamente para hacer de ella su alimento y anunciarla a los demás con eficacia y credibilidad». ¡Qué importante es, por tanto, que os pongáis a la escucha de la Palabra que vais a transmitir para dejaros moldear por ella, tal como hizo María!

 

En segundo lugar, os animo a ser miembros activos de la comunidad cristiana a la que pertenecéis: si la catequesis nos va introduciendo en el encuentro con Jesucristo y en la vida de su Iglesia, el catequista ha de estar especialmente vinculado con esa gran familia a la que invita a conocer y amar. Así lo hacéis muchos de vosotros, que sois verdaderamente el alma de muchas de nuestras parroquias, tanto en sus celebraciones como en sus actividades o iniciativas misioneras.

 

Por último, y en tercer lugar, os invito a ser acompañantes de las personas que Dios ha puesto a vuestro cuidado. Como sabéis, en la catequesis no se busca únicamente dar una serie de contenidos durante un momento a la semana. Se trata de ir acompañando en el crecimiento de la fe de esas personas y, en muchas ocasiones, también de sus familias; en un contexto de indiferencia, os convertís muchas veces en instrumento del primer anuncio que puede llegar a tocar el corazón y hacer que, a través de vuestras palabras, otros descubran y se abran al amor de Dios. Para muchos sois la única ventana que les permite conocer la hermosura de la fe. Por eso, ser acompañantes conlleva un proceso que ayude a despertar, descubrir, animar, alentar e ir acogiendo la misteriosa Vida de Dios que va actuando en el corazón de todas cada persona.

 

Queridos catequistas: muchas gracias por vuestra vida, por vuestro compromiso, por vuestro quehacer. Que vuestro testimonio y vuestra obra siga alentando a muchos en el seguimiento de Aquel que es nuestro Maestro, Camino, Verdad y Vida. Haced vuestro el lema de la Asamblea diocesana y «caminad alegres con Jesús».

 

Con mi afecto y bendición para todos y cada uno de vosotros.

Un libro recoge los 15 años de experiencia del proyecto UBU-Bangalore

por redaccion,

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La Universidad de Burgos, a través de su Servicio de Publicaciones, ha editado la obra “Lo que no se da, se pierde. UBU-Bangalore: Un Proyecto Educativo y de Cooperación Internacional al Desarrollo en la Universidad de Burgos (España). 2004-2019” de los profesores Jesús María Álvarez Martínez y Rafael Calvo de León. El pasado jueves, la Sala Polisón del Teatro Principal acogió la presentación del libro en un acto en el que, además de los autores, participaron Elena Vicente Domingo, vicerrectora de Internacionalización, Movilidad y Cooperación de la Universidad de Burgos; Carlos Izquierdo Yusta, delegado de Pastoral Universitaria, y José Miguel Varona Mena y Belén Zamanillo Mateo, del Proyecto UBU-Bangalore.

 

El libro recoge el origen y desarrollo del Proyecto Educativo y de Cooperación Internacional al Desarrollo UBU-Bangalore (2004-2019) que comenzó su andadura en la ciudad de Puyo (Ecuador) en el año 2004 y que continuó en la ciudad de Bangalore (India) en el año 2007, hasta la actualidad.

 

El sacerdote burgalés Jesús María Álvarez asegura que el libro «recoge y fundamenta lo realizado estos últimos 15 años, en relación con los fines de la universidad y de las competencias que deben alcanzar los universitarios». Además, la obra narra las experiencias de 36 de los 114 estudiantes que han participado en el proyecto a lo largo de estos cinco lustros, además de tres testimonios de personas de Ecuador y doce de la India, «para dar una visión amplia de esta experiencia”. La obra, además, incluye todas las acciones relacionadas con la sensibilización y difusión de este proyecto en Burgos y provincia, como conferencias en colegios, centros, parroquias, la tradicional marcha solidaria por el Camino de Santiago… También aparecen los testimonios de seis personas de instituciones, centros educativos o medios de comunicación que ha colaborado y realizado un seguimiento de UBU-Bangalore.

«Es necesaria una pastoral de cantera con un acompañamiento continuado de los grupos»

por redaccion,

JUVENTINO

 

Juventino Sáiz Ballorca nació en Burgos en 1975 y siempre ha vivido en la ciudad, primero vinculado a la parroquia de San Pedro de la Fuente y desde 2003 a San Juan Bautista, donde desarrolla labores de catequesis acompañando a grupos de niños y niñas desde Primaria hasta su Confirmación, aunque ahora el objetivo es que los grupos tengan continuidad también desde la adolescencia. Casado y con tres hijos, dos niños y una niña, ha colaborado con la Delegación de Juventud y ha sido voluntario de Cáritas, además de militante de Acción Católica, donde todavía sigue nutriendo y desarrollando su fe.

 

Su compromiso con la Iglesia ha sido fruto de un proceso prolongado que nació tras conocer a una persona en la parroquia de San Pedro de la Fuente, donde comenzó a tocar la guitarra en el coro. Así nació su primera vinculación a la parroquia, que fue creciendo, ya que asistía a reuniones parroquiales con un grupo de jóvenes con los que compartía muchos momentos  de convivencia y amistad. Aquello le ayudó a conocer mejor el Evangelio y a sentir la necesidad de que «lo bueno que tú vives, tu alegría, la hagas también llegar a otras personas».

 

Antes de entrar de lleno en la vertiente evangelizadora hubo un periodo de transición, relata: «Tras la marcha de un padre paúl de San Pedro de la Fuente tuvimos que salir adelante con el grupo de jóvenes parroquial, llevando a cabo actividades, para terminar entrando en Acción Católica. Aquello fue un momento determinante porque yo nunca he dejado de pertenecer desde entonces a Acción Católica, que ha guiado mi camino en la fe. Acción Católica me ha enseñado a vivir la fe desde la vida, me supo educar la mirada, para saber valorar los pequeños detalles de la vida, saber mirar a cada persona y vincular la vida al Evangelio. El día a día no pasa sin más, sirve para transformarnos, primero nosotros y luego todo lo que nos rodea».

 

Acción Católica, continúa, ha sido su guía: «me ha dado un lugar donde vivir y compartir mi fe y mi oración. Eso ha sido muy importante porque tengo un sitio donde se cuida  mi dimensión espiritual y donde puedo valorar lo que supone ser diocesano y vivir la Iglesia, con todo lo que abarca».

 

Esa vinculación influyó totalmente en su decisión de ser catequista, «porque podemos decir que Acción Católica es la formación del laico, en definitiva es la catequesis. Así como en Cáritas su esencia es la caridad con los demás, en Acción Católica predomina un servicio a la Iglesia que es la formación de los laicos y en ello vuelco mi actividad, porque no pretendemos hacer militantes sino buscar laicos y procurarles un entorno y unos medios que faciliten esa formación».

 

Hoy no es fácil encontrar laicos comprometidos, y menos aún jóvenes, y es consciente de ello. «Vivimos una nueva etapa en cuanto a la trasmisión de la fe y quizá no se ha sabido desarrollar la formación para transmitirla, incluso dentro de la familia, que parece que se quedó en nuestros abuelos. Tampoco desde las parroquias se ha sabido ofrecer respuestas y solo se han aplicado parches en la búsqueda de catequistas, a la desesperada, por salvar un curso más, pero sin sentar las bases de la verdadera catequesis. Debemos pasar de una pastoral de necesidad a una pastoral de cantera, de cuidar las almas. Esa es la clave. Los parches no sirven», sostiene.

 

Vivimos en una pastoral de urgencia, de salir al paso del programa parroquial y diocesano, y buscamos cubrir las necesidades cuando lo importante es una pastoral que piense en el futuro

 

Con respecto a la juventud, argumenta que «estamos viviendo una Iglesia en la que el joven no es protagonista y a pesar de que queremos acercarle a la Iglesia para que participe, luego no le tenemos en cuenta y le intentamos acallar, no le escuchamos ni valoramos lo que necesita. Vivimos en una pastoral de urgencia, de salir al paso del programa parroquial y diocesano, y buscamos cubrir las necesidades cuando lo importante es una pastoral que piense en el futuro y lo fundamental de aquello en lo que trabajamos».

 

Y lo fundamental, en su opinión, es que «lo que hemos de conseguir no es solo dos catequistas más para afrontar el curso, ni rellenar con más niños los grupos, lo fundamental es conseguir integrarles en la vida de la fe y constituir grupos de vida, ese lugar en el que los jóvenes y los adultos puedan aprender a desarrollar su fe, desde la solidaridad y el compartir con los demás sus mismas circunstancias, problemas y dudas. Actualmente estamos inmersos en una dinámica sacramental, en la que los niños entran en la parroquia para recibir un sacramento y tenemos que entender que lo importante no es recibir el sacramento, sino que hayamos encontrado un proceso continuo en el tiempo de maduración de la fe, donde el niño se sienta seguro y atraído por compartir su experiencia con los demás».

 

Llevar esa filosofía a la práctica supone un cambio de metodología importante con varias claves, explica. «La primera el acompañamiento, porque los catequistas deben seguir en el mismo grupo durante todo el proceso, no vale que los catequistas vayan pasando de un grupo a otro cada año. El catequista, cuando acompaña al grupo durante varios años crea lazos entre sus vidas y las de sus familias, y con ello hay mucho camino andado, si se logra conectar a los jóvenes y sus padres y con la catequesis. Y acompañar no es solo estar la hora semanal de la catequesis, es mucho más, es estar siempre disponible y atento al encuentro en cualquier momento. Otra clave es escuchar, porque hay que saber escuchar  a los jóvenes, la persona se siente amada cuando se la escucha y ello nos lleva a saber orientar con respeto, sin imposiciones ni marcar el camino, porque eso lo debe recorrer cada uno. Y, por último, otra clave esencial es compartir y saber dotar de autonomía al grupo, que no tenga dependencia de ninguna persona en concreto, ni del catequista ni del sacerdote, enseñarle a caminar solo, porque es muy triste que haya grupos que desaparecen cada vez que cambia el párroco o la persona que lo lleva».

La delegación de Liturgia propone la creación de escuelas arciprestales

por redaccion,

Encuentro liturgia

 

La formación y revitalización de los equipos de animación litúrgica será el tema central del Encuentro diocesano de Liturgia, que se celebrará mañana en el Seminario de San José. En él se presentará la propuesta de  establecer en cada arciprestazgo una escuela para capacitar a las personas que ejercen algún ministerio en las celebraciones litúrgicas. Según señala el delegado diocesano, Agustín Burgos Asurmendi, se trata de fomentar «la capacidad de trabajo en equipo, hacerlo con alegría y generosidad, en un ambiente de fe y oración, con un estudio y una formación de lo que supone la liturgia en profundidad que permita vivirla de una forma más intensa».

 

El encuentro comenzará a las 11:00 h con el saludo y oración, y en él se reflexionará sobre la animación, la formación y evolución del equipo y «Kerigma y liturgia». La jornada está abierta a todas aquellas personas que quieran asistir, aunque no estén directamente involucradas en los equipos de liturgia de sus parroquias o no se hayan inscrito previamente.

 

Por la tarde, desde las 17 a las 21 h, y también el el Seminario, se celebrará el Encuentro diocesano de coros, que alcanza su tercera edición. Organizado por la Delegación de Liturgia y coordinado por el grupo PEDAL, que anima habitualmente las celebraciones diocesanas juveniles, reunirá a más de 80 miembros de grupos musicales de parroquias no solo de la ciudad sino de distintas localidades de la provincia. Este encuentro pretende ser un espacio para compartir experiencias y conocimientos, además de participar en talleres y dedicar un tiempo a la oración.

2019 10 25 viernes: Resumen de Prensa

por redaccion,

Sociedad

 

VIII Centenario de la Catedral