Es considerado por muchos como el padre del monaquismo y, su festividad, el 17 de enero, es una de las celebraciones más populares del calendario invernal. San Antón renunció a su fortuna y huyó al desierto para orar y consagrar allí su vida a Dios viviendo como anacoreta. Su existencia ascética y su fama de santidad hizo que se unieran a su modo de vida numerosos cristianos, dando así origen a la vida monacal.
En Burgos, su fiesta se celebrará mañana con gran solemnidad. El barrio de Huelgas lo vivirá con una eucaristía presidida a las 12:00 del mediodía por el vicario general de la diócesis, Fernando García Cadiñanos. Tras la misa, en torno a las 13:00 horas, tendrá lugar la popular bendición de panecillos y animales y la tradicional rifa de productos, así como la degustación de pinchos de morcilla y chorizo.
La fiesta se prolongará el sábado con una eucaristía en sufragio por los difuntos de la parroquia, a las 19:00 horas y con un homenaje a los mayores el domingo, con una misa a las 13:15 horas y un festival de sevillanas, a las 17:00 horas, en el salón del centro Padre Aramburu.
Gamonal
Por su parte, el popular barrio de Gamonal volverá a repetir su cocción y reparto de titos, una tradición que se remonta, al menos, al año 1502, cuando varios documentos de la creación de la cofradía de San Antón atestiguan el reparto, ligado en sus orígenes a la ayuda brindada a los peregrinos que acudían camino a Santiago de Compostela. A las 12:00 horas tendrá lugar la celebración de la eucaristía con presencia de representantes del Ayuntamiento, a la que seguirá la bendición de animales. Además, el sábado 18, a las 12:00 horas, tendrá lugar una eucaristía por los hermanos difuntos de la cofradía de San Antón, una de las más antiguas de la ciudad.
La vicaría del clero organiza un viaje a fin de que los sacerdotes de la diócesis puedan participar en el jubileo avilista en el año en que se cumple el 450 aniversario del fallecimiento de san Juan de Ávila, patrono del clero secular español, así como los 50 años de su canonización. Los actos jubilares están organizados, conjuntamente, por las diócesis de Córdoba y Jaén.
El viaje tendrá lugar del 23 al 25 febrero, coincidiendo con el puente de Carnaval. En la peregrinación, los sacerdotes podrán visitar Córdoba, Montilla, Jaén y Baeza, conociendo así los principales lugares relacionados con la vida del doctor de la Iglesia. El viaje conjugará de este modo momentos de convivencia, de visitas culturales y de celebración de los sacramentos.
Los sacerdotes interesados en participar en la peregrinación deberán formalizar su inscripción antes del 5 de febrero en la vicaría del clero o bien a través del correo electrónico vicariasacerdotes@archiburgos.es.
Marifrán Sánchez Vara, responsable de la Sección de Trata en la Comisión de Migraciones de la Conferencia Episcopal Española, impartió ayer una charla en el Centro Cívico San Agustín. El contexto, la exposición «Punto y seguido, la vida puede más» que se expone desde el pasado viernes en este recurso municipal y que muestra, a través de diferentes paneles con fotografías, el drama existencial que viven en todo el mundo mujeres víctimas de la trata.
Sánchez detalló en su exposición los motivos que llevaron a la Conferencia Episcopal a poner en marcha la muestra y cómo se ha gestado la misma. En ella se pueden ver no solo fotografías de algunas de estas mujeres –obra del fotógrafo Fernando Mármol–, sino frases con sus propios testimonios vitales.
Para la responsable del secretariado diocesano de Trata, la religiosa adoratriz Consuelo Rojo, «la exposición no deja indiferente, porque es vivencia y realidad y nos hace entrar y empatizar con las víctimas, mostrándonos no solo el drama que han vivido sino, sobre todo, la esperanza de que se puede salir y que se puede volver a recuperar la propia vida». Además, asegura, la muestra supone también «una invitación como sociedad, como personas y cristianos a complicarnos e implicarnos en esta realidad».
La exposición, que podrá verse hasta el próximo 30 de enero, es una de las actividades organizadas en la diócesis con motivo de la jornada de oración y reflexión contra la trata que se celebra en todo el mundo el 8 de febrero, coincidiendo con la fiesta de santa Josefina Bakhita. Junto a ella, la parroquia de San Julián Obispo acogerá el próximo martes 21 de enero, a las 19:00 horas, una vigilia de oración.
Ni el frío ni la niebla impidieron ayer a numerosas personas concentrarse en el paseo Sierra de Atapuerca de Burgos y solicitar una vez más el respeto de los derecho de los migrantes. La última edición de Círculos de Silencio, que se desarrolla cada dos meses en este emplazamiento de la capital, alcanzó ayer su 72 edición poniendo el foco en los estudiantes que, venidos de otras latitudes del mundo, se preparan en nuestra ciudad para «servir mejor a esta sociedad y a sus comunidades de origen», tal como se leyó en el manifiesto conclusivo del acto [leer aquí].
Los estudiantes que se forman en los centros de enseñanza y universidades de Burgos –entre los que se encuentra el mismo Seminario– deben no solo «superar el alejamiento de los suyos», sino también afrontar «la adaptación a una cultura, lengua, modo de pensar y también modo de vivir la fe muy diversa de la suya», todo ello sin olvidar «la tensión por sacar adelante unos estudios que les resultan especialmente complicados». Por no hablar de los estereotipos que estas personas tienen que sufrir, fruto, en muchas ocasiones, de las «banalidades» de los medios de comunicación que, tan ocupados por narrar las noticias de Occidente, solo se centran en «aspectos negativos de catástrofes, pobrezas o violencias» de los demás países del mundo.
Por ello, en la tarde de ayer se solicitó llevar a cabo una «educación inclusiva que facilite el intercambio», y que sea, además, «personalizada, para que todos puedan tener una formación para desarrollarse con dignidad». Los jóvenes seminaristas que leyeron la declaración apuestan por «facilitar medios de conocimiento mutuo entre las diversos países y culturas, experiencias de intercambio y de estudio que permitan abrir la mente y los corazones a la pluralidad». A la vez, acogieron y agradecieron «el esfuerzo, el tesón, la alegría, la disponibilidad y todos los valores que nos aportan nuestros compañeros que vienen de fuera», mientras alegaron que «el intercambio cultural nos enriquece».
Tras la celebración de la Navidad, durante la cual la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones instaló un belén migrante en la plaza de Santo Domingo, se tuvo también un especial recuerdo a todas aquellas personas que, como «el Dios que se hizo migrante», han huido de sus países «buscando seguridad y refugio» y cuyas historias han acabado de forma trágica.
Un total de 26.023 personas han pasado, durante el último año, por el belén monumental que el Regimiento de Transmisiones número 22, con sede en Castrillo del Val, instala cada Navidad en el claustro bajo de la Catedral de Burgos. Del total de visitas, 20.248 corresponden a adultos o niños mayores de 8 años, quienes hacían entrega de un euro como donativo y cuya recaudación ha sido destinada a varias entidades benéficas de la ciudad.
El Palacio de Capitanía ha sido hoy escenario de la entrega de los donativos, que se han distribuido de la siguiente manera, según lo ha acordado por la junta de la Asociación Belenista del Regimiento de Transmisiones: 6.073 para el Cabildo Catedralicio para obras de rehabilitación de la Seo; 4.050 euros para Cáritas Castrense; 4.050 euros para ADACEBUR (la Asociación de Daño Cerebral de Burgos); 4.050 euros para ABUL (Asociación Burgalesa de Laringectomizados), y otros 2.025 euros a la Asociación Las Calzadas, la agrupación de familias con discapacidad intelectual.
Igualmente, en el acto se han hecho entrega de los premios a los distintos concursos organizados en torno al belén gracias al apoyo y colaboración de Óptica Izamil: el concurso de fotografías (el primer premio ha recaído en Lidia Ramón) y de postales navideñas, cuyo primer ganador en la categoría de 9 a 12 años ha sido Roberto Prieto, del colegio Juan de Vallejo; y cuya vencedora en la categoría de niños de hasta 8 años ha sido Daniela Calvo, del colegio Virgen de la Rosa.