Rogativa floral a Santa María la Mayor por el fin de la pandemia

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En 1873, el Ayuntamiento de Burgos decidió celebrar las fiestas mayores de la ciudad en torno a la solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo, coincidiendo con su popular feria ganadera. El calendario desplazó así las celebraciones del 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, a principios de verano con el fin de encontrar un mejor clima. Desde entonces, miles de tradiciones se han forjado entorno a esta fiesta, donde nunca faltan los fuegos de artificio, las barracas, cabalgatas y la popular ofrenda de flores a Santa María la Mayor, un acto que se remonta a 1954, cuando la primera reina de las fiestas depositó ante la imagen de la Patrona los ramos de flores con los que fue agasajada.

 

La crisis sanitaria provocada por el coronavirus ha llevado este año al Ayuntamiento de la ciudad a suspender sus fiestas mayores, si bien la popular ofrenda floral a la Santa María la Mayor seguirá desarrollándose, aunque con un formato diferente y con medidas de seguridad. Pretende ser un gesto de homenaje a los difuntos de la pandemia y una rogativa a la Patrona para que llegue el fin de la crisis sanitaria.

 

El próximo lunes 29 de junio, el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, presidirá a las 11:00 de la mañana en la Catedral la solemne eucaristía en honor de los apóstoles San Pedro y San Pablo, a la que también asistirán miembros de la corporación municipal y algunos representantes de la sociedad civil y de asociaciones burgalesas. Con un aforo limitado y a puerta cerrada, tras la celebración tendrá lugar una sencilla ofrenda floral a Santa María, en un acto que se desarrollará en el trascoro del templo catedralicio y a la que tendrán acceso solo las personas que posean invitación y hayan asistido a la eucaristía. Ya por la tarde, las puertas de la Catedral permanecerán abiertas para que cuantos burgaleses lo deseen puedan acercarse a venerar la imagen de la Patrona.

 

Las invitaciones a la celebración (184 en total) pueden recogerse desde este miércoles 24 de junio, de 9:00 a 14:00 horas, en la Casa de la Iglesia. Las personas que acudan a la misa podrán depositar sus flores a la Virgen antes de la celebración.

La Catedral bien vale una mascarilla

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Desde que se cerraran sus puertas al turismo el pasado 13 de marzo, y una vez superado el «estado de alarma» a causa de la pandemia por la Covid-19, la Catedral se prepara para recibir turistas desde el próximo viernes 26 de junio siguiendo un plan de prevención específico (de tres semanas de duración, a modo de prueba, y prorrogable) que garantice la seguridad de quienes visiten el templo gótico.

 

El edificio estará abierto al turismo de martes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 19:30; los sábados de 11:00 a 19:30 y los domingos de 11:00 a 17:30, permaneciendo cerrado los lunes. El precio de la entrada se mantiene, pero no así el sobrecoste por audioguía, servicio que queda clausurado y será sostenido a través de una aplicación que los visitantes puedan descargar en sus propios dispositivos móviles, donde se podrá seguir la explicación de la Catedral y contemplar diversas fotografías, según las opciones de cada visitante, en el recorrido por el templo. Tampoco se entregarán folletos explicativos.

 

Igualmente se restablece el servicio de la «pulsera turística» para los cuatro templos incluidos en este servicio (Catedral, Museo del Retablo y las iglesias de San Nicolás y San Gil Abad), recomendando cautela en su uso.

 

Seguridad e higiene

 

Para acceder al templo será obligatorio en todo momento el uso de mascarillas, desinfección de manos con gel hidroalcohólico y cumplir con el requisito de separación de 1,5 metros entre los visitantes, desde el inicio hasta el final de la visita. Por ello, se restringen las visitas grupales a un máximo de 15 personas. Igualmente, y siguiendo las indicaciones de la Consejería de Sanidad de la Junta de Castilla y León, se clausuran los baños y el uso de taquillas para la custodia de objetos personales. El aforo total de visitantes nunca excederá el número de 300, y cada capilla contará con un panel alusivo al aforo máximo permitido en cada recinto.

 

Igualmente, será obligatorio seguir las direcciones marcadas en el itinerario a través de flechas, entradas, salidas y «prohibido el paso», así como cumplir con las indicaciones específicas que determine el propio personal de turismo. Por su parte, la Catedral establecerá un protocolo de limpieza diaria de todos los lugares por donde hayan transitado los visitantes y colocará papeleras y dispensadores de gel desinfectante durante todo el recorrido establecido.

 

El Cabildo agradece a todos los agentes sociales de Burgos y de otras provincias el interés mostrado por el patrimonio catedralicio y se propone ofrecer la riqueza del arte de nuestro emblemático templo diocesano; a su vez desea colaborar con todas las empresas para que el turismo sea esa fuente de fe, de riqueza y de comunicación, tan necesaria en este momento para disfrutar de la vida y de la convivencia.

El COF acompaña a 51 familias desde el inicio de la pandemia

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Desde que comenzó el confinamiento, el Centro Diocesano de Orientación Familiar (COF) ha llevado a cabo 122 sesiones de acompañamiento online y telefónico que han beneficiado a 27 familias, 10 de las cuales han acudido a este recurso diocesano de ayuda a las familias por primera vez. Entre sus preocupaciones, destacan el agravamiento de conflictos en la pareja, dificultades de algunas familias en la educación de sus hijos o acompañamientos en procesos de duelo, truncados por las medidas exigidas por el estado de alarma. Todo ello, respaldado por problemas de estrés o nerviosismo, según relata Javier Arribas, psicólogo y coordinador de este servicio.

 

El COF ha visto modificados sus procesos de ayuda y acompañamiento a las familias con las que trabaja. El confinamiento ha cambiado las sesiones presenciales cada dos o tres semanas, por «micro-encuentros» más breves, aunque más seguidos en el tiempo: «Acompañar a las familias a través del teléfono es más complicado», subraya el psicólogo, «pero es lo que hay y hemos tenido que adaptarnos». «Hablar de tus problemas desde casa es difícil, las llamadas han crecido a medida que se abría el proceso de desescalada y la gente podía llamar con más libertad», comenta. También indica que, en otros casos, como en el trabajo con adolescentes, el acompañamiento telemático a través de videoconferencia ha facilitado el proceso, «pues es su ambiente natural».

 

Arribas confirma que los problemas que han detectado durante los meses de pandemia son los mismos que los medios de comunicación están trasladando a la sociedad: «Es cierto que los problemas de pareja se han agravado», aunque no tanto los procesos de separación entre las familias que acompañan desde el COF. Muchas de ellas también han requerido ayuda en su relación con los hijos, pues cuesta encauzar la situación a la nueva normalidad en los hogares donde algunos padres han sido más permisivos con los niños durante las semanas más duras del confinamiento.

 

Apoyo psicológico diocesano

 

El COF es un servicio que la diócesis ofrece de manera gratuita a todas las familias, creyentes o no creyentes, para superar situaciones de crisis familiar, ya sea de pareja, de relación entre padres e hijos o con la familia extensa. Durante estos meses de confinamiento, además de coordinar sus habituales servicios, han sido los encargados de poner en práctica un servicio de apoyo psicológico por teléfono a personas que necesitaran algún tipo de ayuda profesional, al que han recurrido 24 personas.

 

Las familias acompañadas han contactado con el COF porque se han enterado de sus servicios a través del sacerdote de su parroquia, de los medios de comunicación y del boca a boca. A la espera de poder volver a ocupar su sede en la calle San Lorenzo, seguirán prestando su servicio vía telemática.

El Museo del Retablo reabre al turismo

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El próximo viernes 26 de junio, el Museo del Retablo, ubicado en la iglesia de San Esteban, reabrirá sus puertas al turismo después de más de dos meses cerrado a causa de la pandemia por la Covid-19. Este recurso diocesano, que alberga más de treinta retablos procedentes de distintos rincones de la provincia, así como una importante sección de orfebrería, recibirá de nuevo visitas en horario de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 horas, permaneciendo cerrado los domingos por la tarde y los lunes.

 

La reapertura se hará aplicando las normas establecidas en cada momento por las autoridades sanitarias. De momento, se permitirá la entrada a un aforo máximo de 150 personas, reduciendo a 20 los que compongan grupos de visita específicos. A la entrada al Museo se facilitará a los turistas gel desinfectante y no se hará entrega de documentación explicativa.

 

El Museo del Retablo recibe anualmente cerca de 20.000 visitas. Es fruto del trabajo desarrollado por la diócesis de Burgos desde 1995 para la restauración y conservación del patrimonio de las iglesias parroquiales abandonadas o en proceso de ruina. Aunque también alberga un importante sección de orfebrería, está centrado en el retablo, lo que le convierte en un museo único en su género en España.

Grandeza y límites de la familia

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virus familia

 

Escucha aquí el mensaje

 

El periodo de pandemia sanitaria que hemos vivido y seguimos padeciendo en sus múltiples consecuencias todavía, ha puesto de relieve la importancia de una realidad fundamental e insustituible para todos y cada uno de nosotros: la familia. Obligados a estar confinados en nuestros hogares, hemos experimentado que la familia ha sido la referencia y el centro de todo: ha sido cobijo, sustento, apoyo mutuo, lugar de trabajo, aula de colegio, espacio de ocio, cuidado de los más frágiles (mayores y pequeños), fortaleza en el sufrimiento… amor que todo lo ha hecho posible. Quiero compartir hoy con vosotros alguna reflexión sobre lo vivido, con el deseo de que esta experiencia no nos deje indiferentes, y nos ayude a mantener o recuperar, si es preciso, los grandes valores de la familia.

 

Para muchos ha podido ser una ocasión de reponer el tiempo que no habíamos dedicado a algo tan importante en nuestras vidas, como es la familia. Sin duda que ha supuesto una oportunidad para el diálogo, el encuentro, el mayor conocimiento, el refuerzo de esos lazos tan estrechos que nos unen… El ritmo de vida que llevamos a veces tan frenético, con problemas para la conciliación de lo familiar y lo laboral, nos dificulta la posibilidad de disfrutar y gozar de la presencia, de la compañía y del enriquecimiento mutuo. El Papa Francisco recuerda muchas veces la importancia de disfrutar del tiempo de familia como algo fundamental para el oportuno desarrollo de las personas. Cuenta que, cuando era Obispo de Buenos Aires, «a menudo preguntaba a los papás si jugaban con sus hijos, si tenían el valor y el amor de perder tiempo con los hijos. Y la respuesta, en la mayoría de los casos, no era buena: «Es que no puedo porque tengo mucho trabajo…». Y el padre estaba ausente para ese hijo que crecía, no jugaba con él, no, no perdía tiempo con él».

 

El confinamiento, así me lo habéis manifestado muchos de vosotros, nos ha ayudado precisamente a redescubrir la importancia y la grandeza de la familia. Sería bueno que, ahora, podamos fortalecer y apuntalar lo aprendido. A mí, personalmente, me ha gustado, por ejemplo, la capacidad que habéis tenido, durante estos meses, de orar en el seno de vuestras familias. A lo largo de este tiempo, especialmente los domingos y las fiestas de Semana Santa, se ofreció desde la Diócesis y desde las parroquias algún material para poder rezar en nuestras casas, ya que no era posible el culto público en los templos. Sé, y me alegra, que muchos de vosotros lo habéis acogido con empeño y gratitud. Rezando en familia, no lo dudéis, también se ha fortalecido vuestro amor y vuestra fe.

 

De esta manera, la familia se ha convertido durante estos días, de forma especial, en auténtica Iglesia doméstica. En efecto, así comenzó la Iglesia cuando, en los inicios, se reunían los primeros cristianos en las casas para orar, para escuchar la Palabra y para fortalecerse en la Caridad. Y así ha de sentirse cada familia, «pequeña Iglesia» o «Iglesia en miniatura»: un espacio privilegiado para la experiencia de fe, para el encuentro con Cristo, para el descubrimiento de la misión. Por desgracia, la secularización que nos inunda ha silenciado el hecho religioso en el seno de la familia, reduciéndolo únicamente al ámbito de los templos. Quizás la experiencia vivida nos pueda ayudar a recuperar esa vocación y a transformar nuestras familias en las Iglesias domésticas que el mundo necesita.

 

Pero no pretendo idealizar la realidad. Soy consciente de que, junto a estos aspectos positivos, la pandemia también ha supuesto un periodo de sufrimiento y de crisis en bastantes hogares. ¡Cuánto dolor se habrá acumulado en muchas de nuestras casas! Dolor por las ausencias, con la separación de algunos de sus miembros, como los ancianos que son los que más han sufrido estos días; sufrimiento por adiciones que se han manifestado en la convivencia, problemas derivados de la violencia de género; dificultades en las relaciones, desencuentros… No extraña que, según las noticias de estos últimos días, los niveles de divorcios y conflictividad familiar hayan aumentado, por desgracia.

 

La Iglesia es muy consciente de las limitaciones y crisis que se pueden vivir en el matrimonio y la familia. Es verdad que el Sacramento supone siempre una gracia que el Señor nos concede gratuitamente, una fortaleza en medio de la debilidad. Pero también se requieren el acompañamiento y apoyo de las ciencias humanas para fortalecer y acompañar los procesos de interrelación que superen los conflictos. Desde esa certeza, en nuestra Diócesis se creó hace veinte años el Centro de Orientación Familiar, que pretende ayudar en los posibles problemas de la convivencia familiar.

 

«Tener un lugar a donde ir, dice el Papa, se llama Hogar. Tener personas a quien amar, se llama Familia, y tener ambas cosas se llama Bendición.» Pido al Señor que nuestras familias cristianas respondan con fidelidad a sus planes y sean una bendición para la Iglesia y para la sociedad.