La gran aportación de los jóvenes voluntarios

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jóvenes voluntarios

 

Son muchas las instituciones y departamentos de la archidiócesis que cuentan con la valiosísima labor de numerosos voluntarios para poder desarrollar actividades que de otra forma no podrían salir adelante o lo harían con bastantes dificultades. Generalmente, suelen ser personas ya jubiladas que cuentan con más tiempo para dedicarlo a este voluntariado, pero en estas filas también podemos encontrar a jóvenes que han decidido echar una mano allí donde la Iglesia lo necesite.

 

María Gómez Martínez es una de estos jóvenes. Burgalesa de 21 años y estudiante 2º de Magisterio de Educación Primaria en la Universidad de Burgos, María ha crecido en una familia cristiana y numerosa, ya que es la mayor de siete hermanos y, además, trabaja cuidando a varios niños de diferentes familias. Con esta experiencia encima, no se pensó mucho la propuesta que les hizo a ella y otros chavales el párroco de su parroquia (la Real y Antigua de Gamonal) de ayudar en Cáritas. En concreto, María quiso colaborar ofreciendo apoyo escolar y ocio a un grupo de niños de Primaria y a otro de la ESO: «Vi que era una oportunidad muy buena. Por un lado, con esta iniciativa puedo ofrecer una parte de mi tiempo en ayudar a los demás, especialmente a los que más lo necesitan y, por otro, puedo adquirir experiencia en el ámbito académico, ya que en un futuro quiero ser maestra». Con el grupo de Primaria, su función es ayudarles en sus tareas diarias y explicarles lo que no entienden. «Una vez que han hecho sus deberes y han repasado, tenemos un tiempo de ocio en el que jugamos a diferentes juegos. Con el grupo de la ESO mi función es ayudarles en lo que necesiten, ya sea en sus deberes diarios o en su estudio para los exámenes».

 

Dando lo mejor de una misma

 

María cuenta que se organiza bastante bien en su día a día para abarcar todas las actividades que realiza. Por la mañana va a la universidad y cuando acaba las clases vuelve a casa, come y se va a recoger a unos niños que cuida a su salida del colegio y está con ellos hasta que llegan sus padres. «Después, en lugar de volverme a casa, me voy a hacer este voluntariado. No voy a mentir, a veces voy un poco cansada. Hay días que en vez de hacer cosas sin parar me gustaría ir a casa a tumbarme y descansar, pero lo que hago es vencer estos pensamientos, sobre todo pensando en los niños. Tengo que decir que cuando termino de pasar este rato con los chicos, salgo diferente de cómo había entrado, más contenta y con más motivos para dar gracias a Dios de la suerte que tengo. Al fin y al cabo, es un pequeño granito que puedo poner».

 

María explica que entre sus amigos hay diferentes formas de ver este voluntariado: «Por un lado, tengo amigos que les parece una labor preciosa y que no les importaría hacer, ya que la consideran muy gratificante (y no se equivocan), y por otro lado tengo amigos que se sorprenden y lo ven como una pérdida de tiempo, ya que no se recibe una recompensa económica, y no entienden que aquello que se hace voluntariamente es algo que llena y que está pagado de forma muy valiosa aunque no se vea». Y tan valiosa. Porque María ha podido experimentar que dedicarle un poco de su tiempo a estos chicos no es nada comparado con todo lo que ellos le aportan. «Ellos agradecen ese cariño y atención que les doy a través de pequeños detalles, como un simple ‘gracias’, una sonrisa, saludándote por la calle, contándote su día a día, abriéndose cada día más a ti, contándote sus preocupaciones y alegrías… Esto me ha hecho darme cuenta de la suerte que tengo de tener una familia que me da todo lo que necesito, de tener a unos amigos que me quieren y de poder estar estudiando una carrera que me encanta. Lo más gratificante es que lo que empieza como un favor termina siendo algo que hago con todo mi cariño y dando lo mejor de mí».

Cáritas convoca un concurso de fotografía para fomentar el cuidado del medio natural

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Los programas de atención de base de Cáritas diocesana de Burgos en el ámbito rural han convocado el I Concurso Fotográfico Laudato Si, con el fin de descubrir, según recogen las bases, «la belleza del entorno rural de nuestra provincia de Burgos, y fomentar el cuidado de la casa común, que está tan relacionado con el cuidado de las personas». El tema de las imágenes deberá trasmitir la necesidad de cuidar del medio natural, en línea con el documento papal que da nombre al concurso, y que se publicó en 2015. La participación es libre y se establecen tres categorías: infantil (hasta 16 años), adultos (de 16 a 65) y senior (mayores de 65 años). Esta última categoría trata de visibilizar la gran presencia de población mayor en el entorno rural. Las imágenes se enviarán a través de la web de Cáritas Burgos, hasta el día 30 de abril.

 

Los premios consistirán en lotes de productos de la tierra y de comercio justo, y de libros en la modalidad infantil, junto con una visita a un lugar emblemático de la provincia y una comida para dos personas. Por último, los galardonados recibirán una reproducción a gran escala de la fotografía ganadora. Una vez finalizado el concurso, se organizará una exposición itinerante con las obras recibidas. El jurado estará compuesto por profesionales de la fotografía y por representantes de Cáritas Burgos.

 

En el año 2020, el programa de acogida en el ámbito rural atendió a 1.750 personas en 24 puntos de atención. Además, Cáritas cuenta con centros específicos para la infancia y adolescencia en Lerma y Villarcayo, a los que acuden unos 700 menores.

La Subdelegación del Gobierno entrega 2.000 mascarillas a Cáritas Burgos

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La Subdelegación del Gobierno en Burgos repartió ayer un nuevo lote de 88.000 mascarillas quirúrgicas a través de los ayuntamientos de Burgos, Miranda de Ebro y Aranda de Duero, la Diputación Provincial y entidades sociales, entre las que se encuentra Cáritas diocesana de Burgos. El objetivo es apoyar a las entidades locales y a las familias más necesitadas. Desde que se declaró la pandemia de la covid-19, ha distribuido en la provincia más de 648.000 unidades.

 

En concreto, el Ayuntamiento de Burgos recibirá 28.000 unidades, la Diputación Provincial 26.000, el Consistorio de Miranda de Ebro 6.000 al igual que el de Aranda de Duero. A Cruz Roja se le ha entregado 10.000 unidades y a EAPN (Red Europea contra la Pobreza) otras 6.000. A CERMI le corresponden 4.000 y 2.000 más a Cáritas Burgos en un lote que recogió ayer su delegado diocesano, Fernando García Cadiñanos. Estas asociaciones las distribuirán, a su vez, entre los colectivos más necesitados.

 

El subdelegado del Gobierno en Burgos, Pedro de la Fuente, ha destacado que «esta iniciativa incide en la coordinación con las entidades locales, instituciones clave en la promoción y la protección de la salud pública a la vez que consigue que las mascarillas lleguen a las familias y los colectivos más vulnerables». «Las mascarillas son una de las medidas principales para frenar los contagios de la covid-19, junto con la distancia social y la higiene de manos, por lo que es vital su utilización obligatoria por el conjunto de la ciudadanía».

 

A nivel nacional se distribuirá un total de 13 millones de mascarillas a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y de entidades sociales.

El último círculo de silencio agradece a las mujeres migrantes

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Aunque la nieve ya había desaparecido, anoche aún arreciaba el frío. Sin embargo, numerosas personas se reunieron en el paseo Sierra de Atapuerca secundando una vez más la llamada de la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones. Coincidiendo con el día internacional de la mujer, el último círculo de silencio puso la mirada sobre las mujeres migrantes, a las que agradecieron por «poner el dedo en la llaga de las injusticias y desigualdades» que con frecuencia «ignora, permite o fomenta» la sociedad actual.

 

Más de la mitad de los migrantes que habitan en Burgos son mujeres, y la inmensa mayoría de ellas son jóvenes, haciendo que en la provincia el riesgo de sufrir las consecuencias de la crisis social y económica se multipliquen en este colectivo. En efecto, y tal como se leyó a través de un comunicado, la brecha salarial entre hombres y mujeres no ha dejado de crecer, el trabajo a tiempo parcial lo lideran mujeres y la presencia del teletrabajo no ayuda a un reparto equitativo en las tareas del hogar. Además, también se denunció que la economía sumergida es aún notable en trabajos del hogar que desarrollan en su mayoría mujeres migrantes y cómo este colectivo sigue siendo hoy objeto de trata con fines de explotación sexual y laboral. Además, en el último año, el 40% de las mujeres asesinadas por violencia de género eran extranjeras.

 

Por contra, se señaló cómo la pandemia ha sacado a la luz la importancia del rostro femenino en numerosos trabajos esenciales («no apetecibles ni bien remunerados»), donde el número de migrantes es creciente.

 

Ante este panorama, el último círculo de silencio reivindicó «derechos y dignidad», siendo conscientes de que no se trata de «de defender mujeres contra hombres, jóvenes contra mayores o inmigrantes contra autóctonos, sino unos con otros, unas junto a otras, trabajando por hacer real la igualdad de todos y todas». «Somos complementarios, nos necesitamos, hemos de avanzar en unidad», se insistió en la alocución. Además, se agradeció a las mujeres migrantes por «su lucha y esperanza, por su trabajo a veces tan callado que debemos valorar más». «Contad con nuestro apoyo y con el de todas las organizaciones que aquí estamos representadas», concluyó el manifiesto.

Un libro recuerda la figura del cardenal Benlloch, el arzobispo del VII centenario de la Catedral

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El palacio arzobispal ha acogido esta mañana la presentación del libro ‘El cardenal Benlloch y Vivó (1864-1926)’, escrito por el sacerdote diocesano Domingo Ortega Gutiérrez. Se trata de una exhaustiva biografía de quien fue arzobispo de Burgos durante la conmemoración del VII Centenario de la Catedral de Burgos, de la que fue promotor, e impulsor del Seminario Nacional de Misiones Extranjeras. Además del autor, en el acto han participado el arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, el decano de la Facultad de Teología, José Luis Cabria, y René Jesús Payo, presidente del comité asesor de la Fundación VIII Centenario de la Catedral, impulsora del la obra.

 

El volumen, de más de quinientas páginas, se puede adquirir en la librería de la Casa de la Iglesia a un precio de 30 euros y repasa su vida, desde su nacimiento en Valencia hasta su muerte en Madrid, con su sepultura provisional en la capilla de Santa Tecla de la Catedral de Burgos. Tras ser canónigo de la seo de Segovia, Juan Bautista Benlloch y Vivó fue nombrado obispo de Solsona en 1901 y, posteriormente, en 1907, obispo de Urgel y copríncipe soberano de Andorra. Allí su labor social y en favor del progreso y el bienestar fue intensa, con el encauzamiento de los ríos Segre y Llobregat, la llegada del teléfono y el telégrafo al país pirenaico o la escritura de la letra del himno de Andorra, entre otras iniciativas.

 

En 1919, el papa Benedicto XV le preconizó como arzobispo de Burgos y le encargó crear el Seminario Nacional de Misiones Extranjeras. Benlloch, que era académico de las Reales Academias de Bellas Artes de San Fernando y de San Carlos, poco después fue nombrado cardenal, recibiendo la birreta cardenalicia en la capilla del Palacio Real de Madrid de manos del rey Alfonso XIII.

 

Domingo Ortega Gutiérrez es sacerdote y profesor emérito de la Universidad de Burgos, institución en la que trabajó dentro del Departamento de Didácticas Específicas. Entre 2004 y 2013 ejerció como vicario episcopal de Cultura y Sociedad. Hijo predilecto de Melgar de Fernamental, también fue presidente del Orfeón Burgalés.

 

‘Burgos, 1921’ en el Salón del Trono

 

El Salón del Trono del palacio arzobispal acoge una de las exposiciones que conforman ‘Burgos, 1921: cuando la Catedral celebró sus 700 años’. Este edificio, de estilo neorrenacentista, fue la residencia oficial de los arzobispos Benlloch, Segura, De Castro y Pérez Platero. El anterior, adosado a la Catedral, comenzó a derruirse en 1914. En esta sede se recuerda que hasta julio de 1921 no había habido nunca unas celebraciones tan inolvidables para los diocesanos y para la Iglesia española. Más de 30.000 personas se acercaron a Burgos a conocer mejor la Catedral y disfrutar de los festejos, que incluyeron exhibición hípica, corridas de toros, exposición de arte retrospectivo, verbenas, conferencias, traslado de los restos del Cid a la Seo o la procesión de la reliquia del rey San Fernando por las calles de la ciudad.

 

En este espacio se puede apreciar la mitra del arzobispo cardenal Benlloch, un retrato pintado por José Nogué y diversos documentos, como la bula de Benedicto XV, las cartas pastorales del cardenal Benlloch o la crónica de su viaje a Hispanoamérica. Se puede visitar gratuitamente de lunes a viernes de 11:00 a 14:00 y de 17:00 a 19:00 horas.