Ante el Día de la Iglesia Diocesana, que se celebra este domingo, la Oficina de Información del Arzobispado de Burgos invita a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa en la que se dará a conocer la memoria de actividades y balance económico de la archidiócesis de Burgos en 2020, un año marcado por la pandemia. El acto tendrá lugar el viernes 5 de noviembre a las 10:00 horas en la Casa de la Iglesia (Eduardo Martínez del Campo 7) y en ella intervendrán:
Mons. Mario Iceta, arzobispo de Burgos
Dª. María Gutiérrez, coordinadora de acción social de Cáritas Burgos
D. Vicente Rebollo, vicario episcopal para los asuntos económicos
Transcurrido un año y medio desde que estallara la pandemia, el arciprestazgo de Miranda de Ebro retoma sus populares «miércoles solidarios», con los que buscarán, en línea con el papa Francisco, promover una cultura del encuentro. «Creemos que esta cultura ayuda a quitar miedos y eliminar barreras, a sembrar esperanza y tender puentes, en definitiva, a construir la fraternidad que nos muestra Jesús de Nazaret», indican los responsables de estas jornadas.
La parroquia del Espíritu Santo acogerá a las 19:00 horas de hoy el primero de los encuentros, en el que el testimonio de tres personas desde el mundo del trabajo, la inmigración y el voluntariado ayudarán a descubrir la realidad actual de la ciudad del Ebro.
Las sesiones continuarán las próximas semanas en la parroquia del Buen Pastor (también a las 19:00 horas). El miércoles 10 de noviembre, el vicario de Pastoral, José Luis Lastra, disertará sobre «La cultura del encuentro en la Fratelli Tutti», mientras que el día 17 habrá un gesto público y una eucaristía con la participación de todos los coros parroquiales de Miranda. En la eucaristía, y como es tradición, se realizará una colecta especial, que en esta ocasión irá destinada al proyecto esperanza de las religiosas Adoratrices, que siguen trabajando en Miranda con mujeres explotadas sexualmente.
Un total de 73 entidades sociosanitarias y del tercer sector de la provincia homejearán a la Catedral con motivo de su octavo centenario este jueves 4 de noviembre a las 12:00 del mediodía en la Escalera Dorada. Estas entidades quieren de este modo agradecer el trabajo de visibilidad que la fundación VIII Centenario ha dado a sus proyectos a lo largo de los últimos años con distintas actividades, encuentros y planificación de rutas para hacer más accesible la Catedral. Conformarán un gran mosaico con sus logotipos y se leerá un manifiesto antes de cantar el Himno a Burgos y escuchar una breve actuación musical del coro de la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas.
Como ha subrayado el arzobispo, la «Catedral ha de mostrar siempre su vocación de acogida y servicio a todos». En este sentido, don Mario Iceta ha agradecido a las organizaciones del tercer sector porque «articulan la sociedad» y «cuidan de colectivos vulnerables, con enfermedades raras, capacidades diversas y dificultades de todo tipo».
Jesús Cirujano, representante de entidades sociosanitarias, ha puesto de manifiesto el trabajo de accesibilidad emprendido por la Fundación VIII Centenario, pero ha subrayado que aún queda mucho por hacer porque «la sociedad se olvida de quienes están a nuestro lado y también quieren formar parte de ella». Por ello ha insistido en que desean un «patrimonio y una cultura accesible» a todos.
Por su parte, Emilio de Domingo, representante de entidades sociales, ha asegurado que la Catedral es «símbolo unidad y cobijo de todos los burgaleses», un «lugar de acogida espiritual y material». Ha subrayado que la amalgama de colectivos que homenajearán a la Catedral trabajan en diferentes ámbitos –ayuda a la drogodependencia, a las mujeres, a colectivos de migrantes, gitanos, personas con discapacidad física o intelectual, entre otras muchas– pero que todas desean «dar visibilidad a quienes no la tienen».
En el espacio sagrado de un templo, toda pieza es elocuente y contribuye a narrar el discurso teológico. Aún descontextualizada, la piedra labrada que probablemente conformara la clave de la bóveda de crucería del viejo cimborrio de la Catedral de Burgos, en la que se representa a Cristo como Eterno Señor de todas las cosas, cierra formalmente una idea profunda. Esta clave constituye la imagen en la que centrar la atención durante el mes de noviembre, cuando la Iglesia celebrará la solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo.
El cimborrio (del griego kiborion, «fruto del nenúfar», «copa de forma semejante a la de este fruto») es un elemento arquitectónico con forma de torre no muy elevada, erigido sobre el crucero (lugar de intersección de la nave principal y la transversal) de una iglesia con el fin de iluminar el interior. En general son de planta circular u octogonal y descansan sobre los arcos torales o bien sobre las pechinas. Sus paños verticales están calados con ventanales o lucernarios, que, además de iluminar y ventilar, aligeran su peso.
No hay datos de cómo y cuando empezó a construirse el primitivo cimborrio de la Catedral de Burgos, aunque sí se sabe que el proyecto y la dirección inicial fueron del maestro Juan de Colonia y que finalizaría la obra su hijo Simón. Quizás el tratarse de una obra innovadora –sobre todo en lo estructural– fue lo que motivó que se realizase sobre unos planteamientos no excesivamente estables, pues todavía no estaban totalmente definidos los sistemas de construcción de esta nueva arquitectura de la segunda mitad del siglo XV.
Casi no se había terminado esta obra, que quizás fuera de sobresaliente belleza, cuando fue imprescindible hacer arreglos que acabarían por convertirse en una continuada serie de reparaciones durante la última década del siglo XV. En 1495 aparecieron las primeras grietas, por lo que hubo que reparar la estructura y quitar unos capiteles que estaban a punto de caer. El cimborrio se convirtió en un continuo problema que ocasionaba reparaciones muy frecuentes y cuantiosos gastos de mantenimiento hasta que finalmente en la noche del 4 de marzo de 1539 se derrumbó. Poco después, el Cabildo encargó un nuevo cimborrio a Juan de Vallejo.
Se cree que este Cristo Pantocrator corresponde a la clave de aquel primitivo cimborrio. Sus características permiten clasificarla como obra del primer cuarto del siglo XIII. Representa a Cristo, según el modelo siríaco, coronado, con barba y en el interior de la mandorla, bendiciendo con su mano derecha y sosteniendo con la izquierda un libro abierto con ambas páginas en blanco. Detrás de su cabeza el nimbo crucífero recuerda que el Crucificado es el Resucitado. El Pantocrator se halla sedente y en disposición frontal. En la expresión de su rostro se percibe el eco enigmático de la «sonrisa ática», misteriosa, ensimismada, indescifrable, asociada a la sabiduría.
La barba era un atributo viril que generalmente indicaba fuerza, sabiduría, valor y energía. En la antigüedad era signo de prestigio, que exigía grandes cuidados. En la parte central e inferior de Su barba se esboza un corazón. El cuerpo no presenta una relación proporcional adecuada a la realidad. La túnica que viste tiene una cenefa que evoca la pedrería y el manto se cruza sobre sus rodillas bajo el brazo derecho. Los pliegues de ambas prendas son de indiscutible elegancia. La mandorla está rodeada de hojas trepadas que arrancan de la misma y se proyectan produciendo acusados contrastes.
La evolución favorable de la pandemia y la ausencia de restricciones ha permitido este año a cientos de burgaleses acercarse hasta el cementerio para honrar a sus difuntos. Además, la falta de lluvia en la jornada de ayer permitió recuperar la tradición de celebrar la eucaristía en el centro del camposanto. Fue el arzobispo, don Mario Iceta, quien presidió la celebración de Todos los Santos acompañado por los capallanes del lugar, en la que se imploró por el eterno descanso de los finados que reposan en el cementerio y de todos los fieles de la archidiócesis.
En su homilía, el pastor diocesano aseguró que todos están llamados a alcanzar la santidad y que, en medio del dolor y la angustia que pueden provocar la muerte, «la esperanza vence a la tristeza».
Esta tarde, el arzobispo presidirá la conmemoración de todos los fieles difuntos a las 19:30 en la Catedral, mientras que mañana miércoles presidirá otra eucaristía en sufragio por todos los sacerdotes y obispos diocesanos difuntos.
Visita a Villadiego
El pasado domingo, además, el arzobispo se desplazó hasta la localidad de Villadiego, donde celebró la eucaristía en su iglesia parroquial y mantuvo un encuentro con la comunidad de las Madres Agustinas de la localidad.