Vivir como un monje durante una semana entera. Es la propuesta que lanzan desde la abadía benedictina de Santo Domingo de Silos a hombres de entre 18 y 45 años que se estén planteando su vocación monástica. Unos días de retiro en un ambiente de oración, donde los participantes se integran en el ritmo de la comunidad, participando de la oración litúrgica, el trabajo manual y el recreo. Contarán con acompañamiento espiritual y momentos de encuentro y diálogo con los demás monjes a través de conferencias donde se profundizará en el conocimiento de la liturgia, la lectio divina y otros aspectos propios de la vida monástica. «La finalidad última es orientar y ayudar a aquellos que se sienten llamados a una vida de seguimiento radical del Señor», trasladan desde la abadía.
La iniciativa, que se impulsó por primera vez en 2017, se llevará a cabo en esta ocasión del 14 al 21 de julio. Los participantes en la presente edición deberán cumplir el horario de la comunidad monástica y participarán en sus actividades, introduciéndose de esta manera en el «ora et labora» benedictino. Vivirán «como un monje más» y, a través de varias conferencias, conocerán algunos aspectos de la vocación monástica: oración litúrgica y canto gregoriano, el silencio, la vida fraterna o la regla de san Benito. Además, cumplirán con el horario de la comunidad, que comienza a las 6 de la mañana con el rezo de las Vigilias y concluye a las 22:15, tras el rezo de Completas [ver programa completo].
Desde que se pusiera en marcha esta iniciativa, cada verano –a excepción del tiempo de pandemia– han sido varias las personas que han recalado en el monasterio. La demanda es alta y, por eso, quienes deseen participar en esta propuesta deberán trasladar a los organizadores los motivos que les llevan a participar en esta «experiencia monástica». Las inscripciones para la edición de este año deberán cumplimentarse antes del 1 de julio a través de un formulario online. También pueden hacerse a través del correo electrónico [email protected].
La transparencia de una institución no tiene que ver sólo con los aspectos financieros, sino también el modo en que muestra abiertamente, de forma accesible y actualizada y de manera completa los datos referentes a su actividad y organización. Eso son, al menos, las parámetros sobre los que la ‘Fundación Haz’ analiza los estándares de transparencia de las diócesis del país. Tras el estudio de las Iglesias locales de España, esta fundación coloca a Burgos en el cuarto puesto del ránking nacional, siendo desbancada en esta ocasión por las diócesis de Zamora y Toledo tras varios años en el top tres. Desde esta fundación destacan «la mejora global» del conjunto de las diócesis del país y el efecto «contagio» por mejorar la transparencia, que ahora lideran nueve Iglesias locales (el 13% del total), entre las que se encuentra Burgos.
La ‘Fundación Haz’ establece los criterios de transparencia en función de la capacidad mayor o menor con la que un usuario localiza en las páginas web de cada diócesis información referente a distintos indicadores con suficiente visibilidad, accesibilidad, actualidad e integridad. Entre ellos señalan la historia, el episcopologio, el territorio y la población de cada Iglesia local, las congregaciones religiosas que habitan en el lugar, sus principales órganos de consejo y gobierno (así como sus estatutos y miembros que los componen); las delegaciones de pastoral, los planes diocesanos en marcha, las actividades resultantes de la explotación del patrimonio y su memoria de actividades (acción social, educativa y pastoral) y aspectos relacionados con la economía, como los estados financieros del último ejercicio, el presupuesto del año en marcha y el funcionamiento de su consejo de asuntos económicos. Es más, es en cuestión económica donde las diócesis deben seguir creciendo en transparencia, mostrando auditorías y quiénes son y cómo trabajan los responsables de las finanzas.
Burgos cumple 31 de los 42 indicadores analizados [ver resultados pormenorizados]. En su análisis, ‘Fundación Haz’ constata, entre otras cosas, que la archidiócesis debe mejorar su información acerca de las inversiones financieras, la contratación de obras, el reglamento de su consejo de asuntos económicos y una auditoría externa que respalde los datos ofrecidos en su portal de transparencia.
El estudio ha sido realizado por Javier Martín Cavanna y Ángel Luis Ladrón de Guevara durante los dos últimos años entre las 69 diócesis del país, con el deseo de mejorar «las buenas prácticas», también, en el ámbito eclesiástico.
El pasado domingo, 21 de mayo, el arzobispo de Burgos, don Mario Iceta, administró el sacramento de la confirmación a once adultos del arciprestazgo de Miranda de Ebro en la parroquia de Santa Casilda. Durante los últimos cuatro meses, la comisión arciprestal de catequesis ha llevado a cabo el itinerario de preparación a la confirmación que la archidiócesis de Burgos lanza cada año para aquellas personas que, en su adolescencia o juventud, no accedieron al sacramento.
La catequesis de confirmación de adultos es una oferta catequética destinada a bautizados mayores de 25 años que, por diversos motivos, interrumpieron su iniciación cristiana y desean ahora completarla. A lo largo de este tiempo se lleva a cabo un itinerario de formación, redescubriendo el sentido de la fe, la persona de Jesucristo, la comunidad de la Iglesia y el regalo de los sacramentos. Un punto clave de dicha preparación ha consistido en el testimonio de cristianos mirandeses que han compartido con los confirmandos su vivencia real de fe en el mundo actual.
Los próximos días, los adultos que se han recibido catequesis específicas en Aranda de Duero y Burgos celebrarán su confirmación. En la capital tendrán lugar el próximo 3 de junio, a las 19:30 horas en la catedral, mientras que en Aranda tendrá lugar este viernes 26 de mayo a las 19:30 horas en la iglesia de Santa María.
La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) y la Facultad de Teología del Norte de España han suscrito un acuerdo marco de colaboración para promover la cooperación académica en los ámbitos de investigación, formación y realización del Programa Interuniversitario de la Experiencia de Castilla y León en su sede de Burgos.
El convenio fue firmado el pasado viernes por la rectora de la UPSA, Mirian Cortés Diéguez, y el responsable de Relación con Universidades de la Facultad de Teología del Norte de España y vicario general de la archidiócesis de Burgos, Carlos Izquierdo Yusta.
La colaboración entre ambas instituciones contempla la ejecución de proyectos de investigación y su promoción, el desarrollo de congresos internacionales, la realización conjunta de otras actividades académicas, así como la realización de los cursos impartidos en el Programa Interuniversitario de la Experiencia UPSA. Con este acuerdo, la sede de Burgos de la Facultad de Teología del Norte de España se convierte en sede oficial del Programa UPSA, hasta ahora ubicado en las instalaciones de los PP Salesianos –Centro Académico Padre Aramburu–. Los PP Salesianos han sido sede durante 27 años con el hermano salesiano Isidro Revilla al frente. En el presente curso, en el programa de la Experiencia de Burgos se han matriculado 265 alumnos y 21 han concluido los tres años de formación.
Al mismo tiempo, a esta sede de Burgos de la Facultad de Teología del Norte de España le compete también la coordinación de los cursos y la cesión de sus aulas para el desarrollo del Programa UPSA. Con este acuerdo, la Facultad de Teología del Norte de España firma el tercer convenio con universidades fuera de la provincia. En 2021 lo hizo con la Universidad CEU San Pablo y recientemente lo ha hecho con la Universidad Francisco de Vitoria para impartir conjuntamente el Máster Matrimonio y Familia.
El pasado sábado, el papa Francisco reconocía las «virtudes heroicas» del sacerdote burgalés Pedro de la Virgen del Carmen. Así se lo comunicó al prefecto del dicasterio para la Causa de los Santos, el cardenal Marcello Semeraro. El Santo Padre también reconocía las virtudes heroicas de otros ocho siervos de Dios, así como el martirio de Giuseppe Beotti, un sacerdote italiano.
Nacido en Pampliega el 14 de abril de 1913, a causa del trabajo como ferroviario de su padre, pronto tuvo que trasladarse con toda la familia a Tolosa. Allí, Pedro Díez Gil –como se llamaba antes de ser religioso– conoció la orden de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías, conocidos popularmente como «Escolapios» o «Calasancios», en honor de su fundador. Tras pasar nuevamente por Venta de Baños (Palencia) a causa de problemas de salud de su padre, ingresó en la orden en Zaragoza en 1926.
Realizó sus votos temporales en 1929 y fue trasladado a Irache (Navarra) y Albelda de Iregua (La Rioja), donde realizó sus votos solemnes. El 25 de marzo de 1937 recibió la ordenación sacerdotal. Durante la Guerra Civil, fue enviado al frente como capellán militar, donde comenzó a sufrir una úlcera de estómago que lo acompañó durante toda la vida.
Al finalizar la guerra fue enviado al colegio de los Escolapios a Zaragoza, donde permaneció toda la vida desarrollando una intensa actividad escolar, visitando enfermos y ejerciendo como confesor. En los años 80 su salud empeoró y acabó muriendo en Zaragoza el 14 de diciembre de 1983, rodeado del afecto de sus hermanos de comunidad y numerosos zaragozanos, a los que acompañó durante sus años de ministerio.
De su vida, la Santa Sede destaca su «profunda unión con el Señor, contemplado y celebrado en la eucaristía y al servicio de las personas que le fueron confiadas». Fue un devoto de la Virgen María y un «auténtico testimonio del evangelio». Se convirtió en una «guía segura para sus alumnos, acompañándolos en su maduración humana y cristiana». Su itinerario de santidad se caracterizó por cumplir los consejos evangélicos, añadiendo el específico de enseñanza, característico de los Escolapios.
La declaración de «venerable» supone el primer paso en el camino a la santidad. Para que un venerable sea beatificado es necesario que se haya producido un milagro debido a su intercesión y para que sea canonizado, se precisa un segundo milagro.