Eloy Bueno de la Fuente conversa sobre su experiencia en el Sínodo en un «café sinodal»

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El profesor de la Facultad de Teología del Norte de España, sede de Burgos, Eloy Bueno de la Fuente, ha participado este lunes en un «café sinodal» para conversar con los presentes sobre su experiencia como miembro de la Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que se ha celebrado en Roma este pasado mes de octubre.

 

El profesor Bueno ha señalado que cuando uno vive un acontecimiento de esta clase, lo juzga según «las expectativas, presupuestos y miedos» que tiene. En ese sentido, ha recordado cómo algunos consideraban que el Sínodo iba a ser un conjunto de herejías, mientras otros esperaban una serie de decisiones de calado en el ámbito de la Iglesia universal. Dos posturas «inevitables en una iniciativa tan novedosa y compleja», ha asegurado.

 

Ha destacado la importancia de la escucha durante todo el proceso sinodal, explicando que la imagen de este Sínodo ha sido «la de la mesa redonda». En ese sentido, ha puesto como ejemplo al Papa,  que ha participado en total en «unas 40 o 50 horas» de Asamblea y, sin embargo, solamente ha hablado «10 minutos». «A ver en qué organización se ve que su líder escuche durante tanto tiempo a los demás participantes», ha señalado el teólogo. De hecho, uno de los retos que ha mostrado esta primera fase del Sínodo es el de lograr un método adecuado de discernimiento, que «nos falta todavía por conseguir», ha dicho.

 

Lo que sí ha quedado claro es que el sentir de la mayoría de los participantes en el Sínodo se ha visto reflejado en el documento de síntesis. «Es uno de los resultados más magníficos», ha asegurado el profesor Bueno. De hecho, la Asamblea votaba cada párrafo del documento, y la mayoría recibieron una aprobación «de entre el 90 y el 95 por ciento». Donde más votos en contra se recibieron, algo más de 60, fue en «la cuestión del diaconado femenino», ha afirmado.

 

En cualquier caso, para Eloy Bueno se han producido «tres focos de tensión o debate». El primero sería «la relación entre verdad y amor», es decir, «cómo conjugar el hecho de que los pastores transmitan lo que la Iglesia piensa sobre las situaciones de las personas con misericordia y acogida, en especial en situaciones consideradas habitualmente irregulares». El profesor señala que las respuestas de Francisco a las dubia poco antes de comenzar el Sínodo «son una brújula que señala el camino».

 

En segundo lugar, el teólogo ha señalado cómo hay obispos «que no entienden esta Asamblea» y que se cuestionan «qué autoridad tiene una Asamblea que no está formada solamente por obispos para dirigirse al Pueblo de Dios». En ese sentido, la nota dada a conocer por el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, «es una clave para arrojar luz a las dudas de muchos».

 

Y, en tercer lugar, la discusión entre la potestad de orden y de jurisdicción. Durante la Asamblea del Sínodo de los Obispos, se ha cuestionado si «todas las tareas y funciones que realizan los ministros ordenados se derivan del sacramento del Orden o, sin embargo, las puede llevar a cabo otro bautizado», ha señalado. De hecho, ha sido la forma de «introducir el tema del clericalismo» en la Asamblea. El teólogo ha explicado que hay dos dicasterios vaticanos dirigidos por laicos, por lo que tienen «potestad de gobierno en la Iglesia», y se ha solicitado también que haya laicos que sean jueces en causas canónicas, más allá de las matrimoniales.

 

Para Eloy Bueno, lo más positivo de este mes en Roma ha sido «ver que el conjunto de la Asamblea se vio reflejado en el documento de síntesis, lo que indica que todo el mundo se sentía partícipe de él». También ha señalado que la sinodalidad «es una dimensión constitutiva de la Iglesia. No tiene vuelta atrás. Es un elemento irreversible», y ha concluido con una pregunta: «con este Sínodo, el contenido de la Iglesia y su mensaje no cambian, pero sí el estilo, que forma parte del contenido. Si la iglesia es comunión, ¿estamos mostrándolo de modo adecuado?»

«Gracias a Cáritas soy una mujer nueva»

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zineb mujer nueva caritas

 

Hace 16 años, Zineb Saiadi dejó su Marruecos natal para venir a la península. Lo hizo con el deseo de alcanzar una mejor vida y un futuro más estable, ya que aquí había «más oportunidades de trabajo». En Aranda de Duero encontró lo que buscaba, una vida tranquila, empleo y un hogar donde formar una familia. 

 

En la capital de la Ribera nació su primera hija y el deseo de prosperar todavía más hizo que se trasladaran a Alemania. Allí, sin embargo, las cosas, que tan bien marchaban, empezaron a torcerse: «Me quedé embarazada de nuevo y él me dejó», relata con aplomo. «Tuve que volver a España para buscarme de nuevo la vida, yo sola, embarazada y con una niña». 

 

En esa tesitura y lejos de casa, a propuesta de unas amigas llamó a la puerta de Cáritas. La acogieron en Ain Karem, su programa de apoyo a la mujere gestante, donde le ofrecieron todo lo que necesitaba. «Me han apoyado en todo momento, durante el embarazo, el parto y después del parto». Los voluntarios, la trabajadora social y la educadora social han velado para que a Zineb no le faltara de nada. Primero fue acogida en un piso, donde convivió con otras dos mujeres de México y Nigeria y sus respectivos hijos –«aunque hubo momentos difíciles, la experiencia fue muy bien»–. Después, la han acompañado a las citas con los médicos, la matrona, el ginecólogo, a resolver sus problemas con la seguridad social y durante los días del parto y más allá. 

 

Tras el nacimiento de su segunda hija, Zineb podía confiar el cuidado de las niñas a Cáritas, mientras ella perfeccionaba su español, realizaba cursos para encontrar trabajo estable y poder vivir en su propio piso, homologaba sus certificados de estudios y aprobaba su examen para obtener la nacionalidad española: «Ahora, gracias a Cáritas estoy en mi piso viviendo feliz con mis dos hijas», relata con una sonrisa en su rostro. «Estoy dando muchos pasos adelante, si estuviera sola no lo habría logrado. Me ayudan con las compras, con todo lo que necesito; sin Cáritas no habría sido posible», comenta agradecida mientras reconoce que la vida le vuelve a sonreír. 

 

Con todo, es consciente de que la entidad de la Iglesia ha sido solamente un respaldo, una mano que le ha ayudado a caminar, pero que realmente ella misma es la protagonista de su propia vida y destino: «Yo no sabía hacer muchas cosas, pero ahora veo que soy una mujer nueva. Me he dado cuenta de que puedo vivir sola, no necesito un hombre en mi vida; puedo hacerlo todo, la compra, atender a las niñas, sacar mis hijas adelante…». En este proceso, reconoce que ha crecido su autoestima y que Cáritas le ha ayudado a «confiar en mí misma, en mis capacidades. Ahora puedo decir «yo sí que puedo, yo puedo todo»». 

 

El programa Ain Karem de Cáritas nació hace 20 años como una alternativa para lograr que mujeres vulnerables siguieran adelante con su embarazo. En la actualidad, las atienden de modo ambulatorio o a través de viviendas tuteladas. Trabajan de modo individualizado, desarrollando procesos a medida para lograr una mejora de su situación económica, social, laboral y de cuidado hacia los pequeños. Establecen distintos ámbitos de intervención, que van desde el alojamiento y la cobertura de las primeras necesidades de mujeres e hijos (ropa, alimentación, higiene) al acompañamiento social, pasando por acciones que fomenten la integración social y laboral y otras acciones formativas.

Acción Católica General celebra su Asamblea y la incorporación de 8 nuevos miembros

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Este sábado, la Acción Católica General de Burgos (ACG) ha celebrado su Asamblea. Una jornada muy especial para el movimiento, que ha incorporado a su familia ocho nuevos miembros, a los que se ha dado la bienvenida en una celebración de Acción de Gracias al concluir la jornada. Una cita en la que, además, ha participado Daniel Diaz-Rincón, responsable nacional de jóvenes de Acción Católica General.

 

La Asamblea se ha celebrado en la parroquia de San Julián Obispo y ha comenzado con la bienvenida a Daniel Sanz, el nuevo consiliario diocesano de ACG, y el agradecimiento a Eduardo Cámara por toda la dedicación e ilusión que ha transmitido a los miembros durante los años que ha sido consiliario diocesano.

 

La aprobación de la programación diocesana para el 2024 y de los presupuestos ha ocupado todo el trabajo de la mañana. A continuación, se ha procedido a votar a la nueva presidenta de ACG, Virginia Barquín.

 

Todos los miembros han agradecido el trabajo de Mariam Mantecón al frente de la ACG de Burgos. Sus ocho años como presidenta diocesana dejan un gran balance positivo, para la asociación y para cada uno de sus miembros. Además, también ha agradecido, especialmente, su implicación con el proyecto, su forma de transmitirlo y de vivirlo.

 

Por último, la Asamblea de ACG ha agradecido a Dios que la familia crezca, celebrando la incorporación a la asociación de Marian de Miranda de Ebro y de Chema, Marta, Laura, Nuria, Roberto, Alicia y Trini de la parroquia de San Julian Obispo.

El Reino de la justicia, el amor y la paz

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procesión de la borriquilla cristo rey

 

Queridos hermanos y hermanas:

 

La solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo, conmemora que Cristo es el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin (cf. Ap 22, 13), el Pastor de la Iglesia peregrina hacia el Reino de Dios que alcanzará su plenitud en el cielo.

 

Hoy, el Amor derramado por entero vuelve a escribirse con los tintes de la esperanza, de la vida entregada en plenitud, de la eternidad.

 

Esta fiesta que celebramos hoy, instituida por el Papa Pío XI en el año 1925, expresa el sentido de consumación del plan amoroso de Dios, con el comienzo de la época de Adviento: un tiempo de espera y expectación ante la llegada del Rey de Reyes, Jesucristo. Con el Adviento comenzará un nuevo año litúrgico en la Iglesia, y su sentido nos alienta en este sendero de plenitud.

 

El Reino de Cristo es eterno y universal, abraza la justicia, el amor, la santidad y la paz en el servicio por encima de cualquier barrera, y es para siempre y para todos los que deseen ser parte de su Cuerpo y de su Sangre. Y como verdadero Rey del universo, lo gobierna y renueva todo, para poder entregar al final la Creación al Padre, como Reino de santidad y justicia, «para que Dios sea todo en todos» (1 Co 15, 28).

 

Hoy, como miembros de la Iglesia –que es la tierra sagrada de Jesús–, volvemos el corazón a las palabras que pronunció el Señor ante Pilatos, cuando le pregunta si en verdad Él era el rey de los judíos: «Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuese de este mundo mi gente habría combatido para que no fuese entregado a los judíos; pero mi Reino no es de aquí» (Jn 18, 36).

 

Él, como Rey de Reyes, cuando pronunció aquellas palabras, no portaba una corona de oro y diamantes, un cetro real o unas vestiduras fabricadas con la mejor de las telas, sino que llevaba una corona de espinas clavada sobre su cabeza, una cruz sobre su espalda y una clámide que apenas cubría su cuerpo herido.

 

¿Cómo puede ser rey alguien que muere crucificado en una cruz, despojado de todo, desnudo, maltratado, en la más ignominiosa de las muertes?

 

La respuesta la encontramos solamente en el amor. No es posible entenderlo de ninguna otra manera y desde ningún otro horizonte que se aleje de este Misterio, tantas veces incomprensible para nuestros ojos frágiles, inseguros y humanos.

 

Decía Pío XI que si los hombres, «pública y privadamente», reconocen «la regia potestad de Cristo», necesariamente «vendrán a toda la sociedad increíbles beneficios, como justa libertad, tranquilidad, paz y concordia» (Quas Primas, 17). Y, citando a León XIII, recordaba que «volverán los bienes de la paz, caerán de las manos las espadas y las armas, cuando todos acepten de buena voluntad el reinado de Cristo, cuando le obedezcan, cuando toda lengua proclame que Nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre» (Annum Sacrum, 33).

 

Busquemos su reino y su justicia para que todo lo demás se nos dé por añadidura (cf. Lc 12, 31). Solamente si lo ponemos todo bajo el cuidado amoroso de Cristo, podremos decirle, con la convicción de Simón Pedro: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna» (Jn 6, 68).

 

Que la Virgen María, Madre de toda la Iglesia, nos enseñe el camino de la eternidad y nos guíe al Sagrado Corazón de Cristo: que Él sea en verdad el rey y el amor de nuestras vidas, de nuestras comunidades y de nuestras familias. A Él, el poder y la gloria. Ahora y por siempre. Su Reino no es de este mundo, es la victoria inmarcesible del Amor que Él nos ha regalado.

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

 

Una treintena de actuaciones para una noche de arte y oración

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Música, danza, teatro, poesía. Numerosas disciplinas se han reunido hoy para convertir su arte en oración y en motivo de encuentro. La Noche de Arte y Oración (NAO) se ha extendido durante más de seis horas, esta vez, con motivo de su 125 aniversario, en la capilla del Seminario de San José y en un formato con horario adelantado a las 18:00 horas, lo que ha permitido una mayor afluencia de público y una participación más notable de grupos que en las dos ediciones anteriores.

 

Los primeros en mostrar su arte han sido los anfitriones, los propios seminaristas, que han interpretado un par de piezas musicales. Tras ellos, han desfilado otros treinta grupos de la capital e, incluso, de la provincia, pues no han faltado animadores del mundo rural o los coros de Salas de los Infantes, Santa María del Campo, Mazuelo de Muñó, Villalbilla o Cardeñadijo. También han participado coros de parroquias de Burgos, así como representantes de distintas delegaciones y departamentos de la pastoral diocesana y otras entidades eclesiales, sin olvidar las actuaciones del actor Moisés Mato o el testimonio del escultor Javier Sanz.

 

La NAO es una iniciativa que nació a propuesta de un grupo de laicos en el contexto del VIII Centenario de la Catedral. Después de ponerse en marcha en otras diócesis, como Barcelona y Valencia, la propuesta ha calado también en la Iglesia burgalesa, convirtiéndose en un acto que parece haberse fijado en fechas próximas a la fiesta de Santa Cecilia, patrona de la música. Después de desarrollarse en la Catedral, en la iglesia de San Lorenzo y el Seminario de San José, la intención es que la propuesta cambie cada año de emplazamiento.