Don Fidel Herráez preside la primera reunión del curso del colegio de arciprestes

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Su finalidad es fomentar la comunión y la participación corresponsable en la diócesis; reflexionar y concretar las acciones del plan de pastoral diocesano referidas a arciprestazgos y parroquias y orientar las programaciones pastorales de los arciprestazgos. Esas son las tareas principales del colegio de arciprestes, una institución diocesana «de gran importancia» y llamada a «crecer y tener aún más peso», según ha revelado el arzobispo, don Fidel Herráez, en la primera reunión del curso que ha mantenido este organismo colegiado y que él mismo ha presidido esta mañana en el Seminario diocesano de San José.

 

Acompañados por el vicario de pastoral, José Luis Lastra, los sacerdotes al frente de cada uno de los catorce arciprestazgos que integran la diócesis han mantenido su primera reunión del curso, con la que afrontar los retos del nuevo año pastoral. Entre ellos, la reestructuración diocesana, las celebraciones dominicales en el mundo rural o el acompañamiento a las familias y parejas de novios en su preparación al sacramento del matrimonio. Para ello han contado con las intuiciones presentadas por los delegados diocesanos de Liturgia y Familia y Vida.

 

Asimismo, el vicario general, Fernando García Cadiñanos, ha explicado a los arciprestes algunas cuestiones referentes al protocolo diocesano de actuación en casos de abusos sexuales a menores o a la atención pastoral en los tanatorios de la ciudad a un año de la puesta en marcha del documento «Orientaciones sobre el servicio pastoral en los tanatorios de la ciudad de Burgos».

 

El orden del día también ha contado con momentos para la programación del nuevo curso pastoral en las distintas zonas de la diócesis y los actos diocesanos previstos en las próximas semanas, entre los que se encuentran la III Jornada Diocesana de Formación o la celebración del Día de la Iglesia Diocesana.

Poza acoge la reunión de la hermandad sacerdotal de la Virgen de Pedrajas

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El santuario de Nuestra Señora de Pedrajas, en Poza de la Sal, acogió en la jornada de ayer la reunión anual que mantiene en el mes de septiembre la hermandad sacerdotal que lleva el nombre de la Virgen. Una veintena de sacerdotes, de los cuarenta que componen esta cofradía y a la que se han ligado por razones pastorales, de nacimiento o vinculación personal con la zona, celebraron juntos la eucaristía, rezaron por los sacerdotes cofrades difuntos y participaron en una comida de hermandad.

 

Ubicada a las afueras de Poza de la Sal, el santuario de la Virgen de Pedrajas ha sido durante siglos el centro de la devoción de los pozanos y también de otros pueblos cercanos a esta villa. Pedrajas aparece ya documentado en un diploma del Monasterio de Oña, fechado el 14 de mayo de 1011, entre los lugares que integran el alfoz de Poza. Su nombre parece indicar un lugar de piedras, quizá haciendo referencia a los restos de la antigua Flavia Augusta.

 

La imagen de la Virgen de Pedrajas corresponde a una modalidad iconográfica que se difunde en Castilla sobre todo en la primera mitad del siglo XIII, con unas características propias del tipo románico de la Virgen Trono de Dios o Trono de la Sabiduría pero ya con cierta influencia gótica. Sufrió a lo largo de su historia frecuentes modificaciones que alteraron la talla y policromía original, hasta que en 1975 es restaurada con el fin de devolverle su primitivo carácter. Como es tradición el domingo inmediatamente después de la fiesta de la Natividad de la Virgen, el pasado 9 de septiembre, la imagen volvió a su santuario tras pasar los meses de verano en la iglesia parroquial de la comunidad.

Unas jornadas en torno al perdón y el encuentro

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Jeny Castañeda, junto con el ex-comandante paramilitar Ramón Isaza, quien asesinó a su madre. Foto: Desarmados.

 

El martes arranca una nueva edición de las jornadas de Militancia Cristiana don Felipe López. Este evento, organizado por Encuentro y Solidaridad y con la colaboración de la delegación diocesana de Familia y Vida, Migraciones y Apostolado Seglar, tiene como objetivo promover la conciencia solidaria, recordando la figura del sacerdote burgalés don Felipe López López.

 

La Facultad de Teología acogerá los actos, que comenzarán a las 19:00 horas con una eucaristía, para a continuación pasar a la conferencia «Retos actuales de la cultura del encuentro y solidaridad según el papa Francisco», a cargo de Luis Argüello, obispo auxiliar de Valladolid. El miércoles día 26 las jornadas finalizarán con el «Testimonio de encuentro y perdón desde Colombia» que protagonizará Jeny Castañeda, protagonista de una experiencia de reconciliación entre paramilitares y sus víctimas.

 

Saber responder a los retos sociales

 

Don Felipe López es considerado por los propios historiadores, como el principal promotor de una conciencia solidaria y una auténtica promoción de los débiles en la provincia de Burgos durante los años del franquismo. Don Felipe fue un sacerdote entusiasta, que dedicó toda su enorme capacidad intelectual y humana al servicio de los últimos, colaborando a la formación de militantes cristianos que supieron responder a los grandes retos que se planteaban en aquella época de los años 50 a los 70 y luego en la Transición.

La prisión permanente revisable, a debate

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La sala Polisón del Teatro Principal acogió ayer una interesante mesa de análisis sobre la «prisión permanente y revisable» en un acto organizado por Pastoral Penitenciaria de la diócesis en el marco de la celebración de la Virgen de la Merced, patrona de instituciones penitenciarias. Luis Carlos Antón Herrera, director del centro penitenciario de Burgos, Puerto Solar Calvo, jurista de la prisión cántabra de El Dueso, la abogada Ana García Borné y Emiliano Tapia Pérez, capellán de Topas (Salamanca), fueron los encargados de debatir sobre esta controvertida reclusión carcelaria que sigue suscitando opiniones encontradas entre víctimas y quienes sostienen que esta medida judicial roza lo «inhumano».

 

Así se manifestó Puerto Solar, quien sostuvo que la prisión permanente y revisable «no es necesaria» en nuestro país pues «impide una aplicación individualizada de la pena y crea dificultades insalvables a la hora de facilitar la reinserción social de los reclusos». Además, argumentó que la puesta en marcha de esta condena responde a criterios ideológicos y cuestionó si es necesaria esta respuesta judicial para unos delitos tan graves que, en nuestro país, suponen una mínima expresión de las condenas sentenciadas.

 

Parecida opinión mostró el director del centro penitenciario de la ciudad, Luis Carlos Antón, para quien ya era «suficiente» la anterior legislación, mientras sostuvo la necesidad de «humanizar» todas las condenas. Asimismo, el capellán de la prisión de Topas argumentó que la prisión permanente revisable es una especie de «trampa» para apartar de la sociedad los problemas que ni ella misma es capaz de solucionar. En este sentido, aseguró que la condena permanente es un claro ejemplo más de que el sistema no funciona y no facilita la reinserción de los presos.

 

Para Ana García Borné, abogada del Servicio de Orientación y Asistencia Jurídica Penitenciaria, la prisión permanente es una respuesta «caliente» a un problema grave que responde solamente «a la venganza», algo que no sirve para paliar el dolor de las víctimas, sino solo para «cronificarlo».