Cáritas Burgos: «Queremos recuperar a las personas acompañándolas en su día a día»

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Seguir formándose, crecer en comunidad y ser enviados, en nombre de la Iglesia, a ejercer la caridad con quienes más sufren. Han sido los tres objetivos que Cáritas Burgos ha querido alcanzar en la jornada de hoy con el encuentro que ha reunido en el Seminario de San José a numerosos trabajadores, voluntarios y participantes de la entidad. Con el lema «Tu compromiso mejora el mundo», los más de doscientos asistentes al encuentro han disfrutado de momentos para la formación a través de distintos talleres, la convivencia y la celebración de la eucaristía.

 

Se trata de un momento para «cambiar impresiones, tomar impulso y reflexionar juntos», comenta el director de la entidad, Jorge Simón. Y es que la ingente actividad diaria que llevan a cabo sus voluntarios y trabajadores puede hacerles olvidar el objetivo central por el que trabajan: «recuperar a las personas». Para Simón, «siempre es bueno pararse, y más en estos momentos, cuando el griterío político nos despista a la hora de abordar los problemas reales que tiene la sociedad». Además, asegura, «creemos que lo peor de la crisis ha pasado, pero sin embargo cada día viene gente nueva solicitando ayuda y los de siempre no acaban de dejar nuestros programas». De ahí que en la jornada de hoy hayan reflexionado sobre distintos aspectos relacionados con su actividad, como la psicología del voluntario, su llamada a la  santidad, la acogida a los refugiados, la situación de la población gitana o el trabajo que llevan a cabo en sus comisiones arciprestales.

 

Necesidad de recursos

 

El modelo de trabajo que ha escogido Cáritas «es exigente» y «nada fácil»: «Nosotros no damos dinero y nos desentendemos del problema, nosotros queremos recuperar a las personas acompañándolas en su día a día, haciendo que sean ellos mismos protagonistas de su recuperación personal». De ahí que su modo de actuación se estructure en función de programas y proyectos destinados a cubrir las necesidades básicas de los más vulnerables de la sociedad con el respaldo de trabajadores cualificados. Por ello, Jorge Simón asegura que «la actividad del nuevo curso es previsible y seguiremos apostando por nuestros programas destinando para ellos recursos, tiempos y personas».

 

Sin embargo –lamenta– puede que la falta de ingresos económicos pueda «debilitar» algunos de sus «ejes vectores»: «Nuestra preocupación actual está en la reducción de los recursos y nuestros programas deberán acompasarse en función de ellos y esto nos puede ocasionar algún pequeño desajuste que habrá que gestionar». A pesar de ello, asegura, «somos Cáritas y nunca dejaremos de hacer lo que estamos haciendo; otra cosa es que podamos aplicar más o menos fuerza en función de los recursos que dispongamos».

 

De ahí que Cáritas haga este año un especial llamamiento a la sociedad para seguir realizando sus proyectos. La percepción de la conclusión de la crisis y el revuelo político favorecen que los donativos disminuyan, «pues la gente está pendiente a otras cosas y olvidan las aportaciones periódicas que realizaban a Cáritas». Pero los problemas no desaparecen y la supervivencia de sus programas depende de la colaboración económica. Ahí queda.

 

Más: galería fotográfica de la jornada

2018 10 19 viernes: Resumen de prensa

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Días de renovación conyugal «con Jesús en medio»

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Desde el 11 al 14 de octubre, un grupo de matrimonios y familias de la diócesis y de otras procedencias, así como de distintas realidades eclesiales, han participado en la X edición de los «Ejercicios espirituales familiares» en Villagarcía de Campos. Los ejercicios, que se han desarrollado en la Casa de Ejercicios de San Luis de esta localidad vallisoletana, han sido organizados por el grupo de familias Nuestra Señora del Rosario» y acompañados por un sacerdote y un matrimonio debidamente cualificados.

 

Miguel Ausín, quien ha participado en estos ejercicios, explica que «los matrimonios y las familias necesitamos, anualmente, durante unos días, saciar nuestra sed de Dios y descansar en Él, convertirnos de nuevo, conocer más a Cristo para amarle mejor, renovar la promesa conyugal con Jesús en medio, practicar el discernimiento, ordenar el amor y los afectos, vivir el misterio pascual. En definitiva, aprender a ser discípulos y apóstoles de Jesús, como tenemos que aprender cada día a ser esposos y padres, como antes tuvimos que aprender a ser hijos. Se trata, en fin, de vivir plena y felizmente la vocación al amor, impresa en el corazón de cada persona, independientemente de su estado de vida, edad o circunstancias».

 

Los «Ejercicios espirituales familiares» ofrecen y posibilitan un espacio de intensa escucha de la Palabra en el silencio y en la oración, así como «un lugar de aprendizaje y de ejercicio de la esperanza». Dicha escucha y aprendizaje no se ven impedidos, en absoluto, por la presencia de los hijos, pues estos realizan simultáneamente actividades catequéticas, religiosas y lúdicas adaptadas y dirigidas por jóvenes voluntarios y catequistas, además de algunas oraciones comunitarias. «Al cumplirse el 10ª aniversario de esta experiencia de pastoral familiar promovida en nuestra diócesis de Burgos, numerosas familias pueden dar fe y testimoniar los frutos espirituales, conyugales y familiares alcanzados», concluye Ausín.

Catequesis de confirmación de adultos: un periodo intenso de maduración en la fe

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Un año más, la diócesis ofrece a los adultos mayores de 25 años la oportunidad de completar su iniciación cristiana, formarse y profundizar en su fe y compromiso a través de diversos cursos que se desarrollarán en Burgos, Aranda y Miranda. El objetivo principal es que los participantes vivan un periodo intenso de reflexión en la fe que puede culminar con el sacramento de la confirmación, y que este deje de considerarse como un mero trámite necesario para contraer matrimonio o para ser padrino o madrina de bautismo.

 

En Burgos, se ofrecen varias posibilidades. Uno de los cursos se desarrollará en los salones de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima los jueves, de 20:30 a 21:45 h., desde febrero hasta mayo, y otro en los salones parroquiales de San Martín de Porres, los días 2 de febrero, 2 de marzo, 6 de abril y 4 de mayo, en horario de 10:30 a 13:30 h. y de 16:30 a 19:30 h. En ambos casos es preciso mantener una entrevista previa: para la catequesis en Fátima, con Lucinio Ramos (tel. 650 09 29 66) o Julián Gumiel (tel. 689 97 70 94) y para la de San Martín de Porres, con Diego Mingo (947 24 43 18).

 

También existe la opción de asistir al cursillo de cristiandad que se celebrará en régimen de internado del 23 al 25 de noviembre en el Seminario de San José, previa entrevista con Ángel Olalla (689 57 61 05). Y como novedad para este curso, se incorpora una modalidad dirigida específicamente a cofrades no confirmados, a quienes se les ofrece la posibilidad de participar en la II Semana del Cofrade (del 26 al 29 de noviembre) y posteriormente en sesiones durante diez lunes entre diciembre y mayo, en horario de 20:00 a 21:30 h. en la Casa de la Iglesia. Los interesados en esta última oferta deben contactar con Lucinio Ramos.

 

En Aranda de Duero las sesiones se celebrarán de febrero a mayo, en horario y lugar por concretar con los participantes. Los interesados deben inscribirse en su parroquia y la persona de contacto es Eduardo Dorado (tel. 645 39 72 18). En Miranda de Ebro se celebrará una sesión a la semana (en día por concretar) de febrero a mayo de 20:15 a 21:30 en la parroquia del Buen Pastor. También en este caso hay que inscribirse en cada parroquia antes de Navidad o contactar con Jesús María Calvo (Tel. 691 46 28 13).

 

La celebración comunitaria del sacramento de la Confirmación, presidida por el arzobispo, tendrá lugar en la catedral en la vigilia de Pentecostés, el 8 de junio, y si hay número suficiente de confirmandos, habrá también celebraciones en Aranda y Miranda.

«Concibo el sacerdocio como la entrega a los demás para acercarles a Dios»

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Rodrigo Camarero Abad nació en Madrid en el año 2000 y hasta los 12 años vivió en Ciudad Real, a cuya provincia pertenece la localidad de Los Quiles donde recibió catequesis y fue monaguillo. Es el mayor de 3 hermanos. En 2012 viajó con sus padres a las localidades de Quintanar y Palacios de la Sierra, que se convirtieron en dos de sus lugares favoritos. En 2014 recibió la llamada del Señor al sacerdocio y decidió ingresar en el Seminario de Burgos. Ahora, después de 4 años, pasa en este nuevo curso al Seminario Mayor, donde recibirá estudios de teología para fortalecer su vocación, en lo que supone un paso más hacia la meta de convertirse en sacerdote.

 

Para Rodrigo, estar en el Seminario Mayor supone un paso más en su camino hacia el sacerdocio. Explica que , además, «a partir de ahora recibiré estudios de teología, que me atraen mucho, porque me permitirán profundizar en el conocimiento de Dios y fortalecer mi fe desde unas bases racionales». Reconoce Rodrigo que la vida en el Seminario no es dura, pero sí muy «ajetreada» y con «horarios muy ajustados»: «Es importante la dedicación de todo tu tiempo para aprovecharlo bien con ratos de oración y tiempo para meditar e intentar tener siempre a Dios muy presente, porque todo nos puede ayudar a conocerle. Su rutina comienza a las 06:45 horas, y tras la primera oración del día, desayuna con sus compañeros para después ir a clases a la Facultad de Teología. Allí coincide con gente que no es del Seminario, pero que también quieren formarse en estos estudios. «Después llega la hora de comer y por la tarde hago un rato de estudio y algunos días también deporte. La jornada termina con una oración y la cena, aunque después tenemos un rato de convivencia con el resto de compañeros».

 

A la hora de pensar en su vocación al sacerdocio, Rodrigo no se plantea ninguna preferencia especial y los expresa con claridad: «Dios me ha llamado a entregarme y a ponerme a su disposición y punto. No tengo ninguna preferencia, donde se me pida allí estaré. En los pueblos, en las ciudades y en los ámbitos que mis superiores consideren. Entiendo la vida sacerdotal como entrega a los demás para intentar atraer a las personas a Dios, esa considero que es mi misión principal». En cuanto a posibles preocupaciones, comenta que no siente temores y que confía en poder desarrollar lo que se le pida, «aunque reconozco que lo más duro y lo más difícil para mi sería sentirme solo en algún momento. La soledad es lo peor que me podría pasar, pero sabemos que siempre tenemos al Señor, aunque también es bueno sentir a otras personas a tu lado, que te apoyen y ayuden a mejorar el mundo en que vivimos». El apoyo de otros también lo ve como algo fundamental para perseverar en la vocación sacerdotal y no correr el riesgo de que el mundo le acabe cambiando a él: «Es un peligro que está ahí, no solo para el sacerdote sino para todos los católicos, sea cual sea su ámbito de actuación. Debemos tratar de ser nosotros mismos y ser fieles a nuestra fe, de lo contrario ese peligro existe. Los sacerdotes debemos tener como principal aliada la oración, la comunicación con Dios y también ser conscientes de que no podemos ir solos, debemos contar con nuestros compañeros y demás cristianos, y con el Obispo como pastor, para desarrollar la tarea pastoral necesitamos de todos».

 

«Conocer a Dios no es tan difícil»

 

Sobre este mundo, opina que la sociedad «está sedienta de Dios» y que «intenta saciarse en las cosas materiales, pero eso no llena». «Las personas necesitan dar un sentido profundo a sus vidas y solo lo pueden conseguir conociendo a Dios. Esa es nuestra misión y no es fácil, pero también es verdad que cada época ha tenido sus problemas. Antes el sacerdocio parecía más cómodo, pero nunca ha sido sencillo. Yo soy optimista, en el fondo creo que todo forma parte del plan de Dios». Y es que, según Rodrigo, conocer a Dios no es tan difícil: «Es una experiencia personal de cada uno. Yo no creo que sea muy complicado, es más sencillo de lo que puede parecer. No he tenido ni busco revelaciones especiales y directas de Dios para mi en solitario, lo veo en lo pequeños detalles de mi vida cotidiana, en el día a día, en los demás, en los estudios, en todo lo que compone la vida, tanto en los momentos buenos, como en los más difíciles y complicados».

 

Rodrigo concluye con un mensaje a los jóvenes como él, animándoles a no tener miedo «a decir sí». «Puede parecer que hay muchas renuncias, pero Dios no quita nada y lo da todo, lo digo desde mi experiencia propia. Cuando ofreces todas tus iniciativas a Dios y te ofreces a los demás, eres más feliz porque el Señor te da sus gracias. Decir sí a la vocación que Dios nos da, no nos resta nada, al contrario, encontramos el sentido a todo».