
Piezas del trasaltar esperan en la capilla de San Gregorio su traslado a Pellejería para su restauración. Foto: @chechugarate.
Después de más de veinte años de intensos trabajos para devolver a la Catedral de Santa María todo su esplendor, la restauración del templo ha entrado ya en su recta final. En las últimas semanas ha comenzado el desmontaje de los relieves del trasaltar más dañados, aquellos que deberán tratarse para un delicado tratamiento de desalinización de la piedra antes de proceder a su consolidación y restauración.
La capilla de San Gregorio acoge ya algunas de las piezas de la escena de «La Crucifixión», a las que seguirán la de «El Descendimiento y la Resu-rrección», ambos de Felipe de Vigarny, que por su estado se desmontarán en su totalidad. En este alojamiento provisional aguardan su traslado al taller acondicionado en el patio de Pellejería, donde las piezas se sumergerán en cubetas de agua desionizada a una temperatura constante hasta que la piedra pierda los minerales que al cristalizar la estaban debilitando. Una vez los análisis de la piedra arrojen resultados estables, las piezas se devolverán a la capilla de San Gregorio para aclimatarse a las condiciones ambientales de la Catedral. Se trata de un proceso lento y minucioso, que llevará más de dos años, pero no es el mayor reto que ha habido que enfrentar en este larguísimo camino de recuperación integral de la Seo, donde se acometieron retos como las en las agujas, el cimborrio, la fachada y la galería de los Reyes, posiblemente los trabajos más complicados.
El proyecto de restauración del trasaltar, que supondrá una inversión de un millón de euros financiados al 50% por la Junta de Castilla y León y el Cabildo, incluye la intervención en los otros tres cuerpos del conjunto. Se trata de un tercer retablo de Vigarny, «La cruz a cuestas», y dos más recientes (datan de 1679), obra de Pedro Alonso de los Ríos, que representan «La oración en el huerto» y «La Ascensión». Estos, que presentan un menor deterioro, serán sometidos a trabajos de restauración y limpieza in situ.
Asimismo, se construirá una barrera en la girola para evitar que el agua siga filtrándose desde el subsuelo, ya que las sales que contiene, al secarse, han sido la causa de la fractura de la piedra. De este modo se prentende poner fin de manera definitiva a la causa estructural de lo que durante décadas se ha denominado erróneamente «mal de la piedra». Tras las labores de limpieza, se consolidarán los fragmentos rotos, se catalogarán los desprendimientos y, en algunos casos, se procederá a la reintegración de volúmenes perdidos a través de máscaras desmontables.
La empresa adjudicataria del proyecto, Trycsa, con sede en Valladolid, cuenta con una gran experiencia en trabajos de restauración y conservación arquitectónica, con más de 300 intervenciones en edificios de interés cultural. En la diócesis de Burgos, las últimas se realizaron en la iglesia de Villegas, en la cubierta de la capilla de Santa Tecla y en los paramentos de la calle Fernán González.
La Junta de Castilla y León ha mostrado un gran interés en que la ciudadanía siga este complejo proceso de restauración, incluso llegó a anunciar la posibilidad de organizar visitas guiadas, algo que finalmente no será viable. Sí se organizarán, en cambio, conferencias y charlas divulgativas. La primera de ellas, convocada por la Facultad de Teología, concretamente desde el Aula de Patrimonio de la Cátedra Francisco de Vitoria, tendrá lugar en la sede de la Fundación Cajacírculo de Plaza de España, el próximo 22 de enero, a las 19:00. La conferencia, que será presentada por el director general de Patrimonio de la Junta, Enrique Saiz, correrá a cargo de Carlos Tejedor, restaurador del mismo organismo.