Nueva plantación de árboles para cuidar el planeta

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Cerca de 240 personas participaron ayer, por tercer año consecutivo, en el «Día del Árbol», una jornada de sensibilización ante el cuidado de la casa común que promueven distintos colectivos de la barriada de San Juan Bautista. A la parroquia San Juan Bautista y la cofradía del mismo nombre, se sumaron también miembros de Pastoral Penitenciaria y de Cáritas Arciprestal del Vena, así como el colegio Aurelio Gómez Escolar, la asociación San Juan Bautista, AMPA, peña Los Sanjuanes, Aspanias, Autismo, Fundación Lesmes, Guardería La Garza, Fundación Oxígeno, Burgos Acoge Scouts ASDE y MSC, UBU-Verde y Sportia Gimnasios.

 

Los participantes realizaron una plantación de árboles en una zona próxima del Monte Sano y Fuente del Cerro del Rey, donde ya se han plantado árboles en las dos pasadas ediciones. Según los organizadores, se trata de una acción conjunta que presente «crear lazos de relación entre las personas y los colectivos de la Barriada y de las parroquias del Arciprestazgo del Vena y, al mismo tiempo, despertar la sensibilidad de los cristianos por el cuidado del medio ambiente».

 

La acción, que ha asumido nuevamente el lema de la Campaña de Caritas, “Si cuidas el planeta, combates la pobreza”, ha sido gestionada, especialmente, por la Fundación Oxígeno y la parroquia de San Juan Bautista y se propone contribuir a la animación comunitaria tanto de las personas como de las  instituciones del entorno.

La vocación política

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francisco porcar politica

 

El cristiano, decíamos el domingo pasado, ha de redescubrir su existencia en clave de vocación, como llamada y como respuesta; «una llamada de amor, dice el Papa Francisco, para amar y servir», siendo diversas las formas de vivir esta vocación. Hoy quisiera dedicar mi mensaje a la vocación política, al compromiso del cristiano en el ámbito de la política como tal. Deseo ofreceros esta breve reflexión después de algunos encuentros que la Iglesia de Burgos ha celebrado en los últimos meses y que han tenido este campo como objeto de su estudio o acción. El sábado pasado, el Consejo Pastoral Diocesano reflexionaba sobre la dimensión social de la fe y la urgencia de animar la presencia de los cristianos en la política. Hace unos días, la semana arciprestal de Gamonal se centraba en esta cuestión con gran éxito de presencia. Y hace un poco más de tiempo, el Departamento de Formación Sociopolítica tenía su habitual encuentro con políticos que reflexionaron sobre la política y la paz.

 

No hace falta comentar el desprestigio que el compromiso político tiene en la mayor parte de la población. Las encuestas del CIS plantean que los políticos y sus comportamientos se han convertido en un auténtico problema social que lastra incluso la vida democrática. Y todo ello, lo vivimos en la antesala de unas citas electorales que cambiarán el panorama político en los diferentes ámbitos municipales, provinciales, regionales, nacionales y europeos. ¿Qué podemos decir? ¿Qué podemos hacer?

 

Desde la fe cristiana valoramos enormemente el compromiso político cuando este se vive como expresión de la caridad. Sin duda que es una forma encomiable de servicio a los demás y que, por ello, ha de vivirse como una auténtica vocación. La política es un instrumento que contribuye no poco al bienestar de las personas y a su desarrollo más pleno y eficaz. Por eso, es importante que sea orientada convenientemente para que tenga como objetivo el bien común de la sociedad. De ahí que sean necesarias muchas personas audaces e íntegras que, combinando virtud y competencia, estén presentes en las instituciones públicas para que sirvan y pongan en el centro de su quehacer a la persona. Y, ante un panorama de fragmentación y conflicto, que tengan espíritu de concordia y de diálogo que supere la confrontación y busque siempre tender puentes para que triunfe el encuentro.

 

En mis visitas pastorales me voy encontrando, gracias a Dios, muchas personas que viven de esta manera: alcaldes de pequeños pueblos que dedican en gratuidad un montón de horas al servicio de los demás; personas que animan la vida de las barrios y ciudades desde diferentes organizaciones sociales, educativas, culturales…; hombres y mujeres que hacen de su vida un compromiso en las diferentes instituciones ciudadanas. Aunque no hacen mucho ruido, ni están presentes en los medios de comunicación porque hacen lo que tienen que hacer, ellas son testimonio de que es posible una buena política al servicio de la sociedad. El desprestigio de la política solo contribuye al provecho de los que no tienen escrúpulos.

 

Me gustaría recordar que, para los cristianos, el compromiso político constituye en aspecto fundamental de la fe. Somos y formamos parte de la sociedad. La fe y la vida están llamadas a unirse y no a caminar por vías paralelas. La historia de la Salvación es siempre una historia única, que se configura en las frágiles entretelas de la historia humana. Por el misterio de la Encarnación, Dios ha querido caminar con nosotros y entre nosotros. La fe, por tanto, no puede ser ajena a la política: al contrario, la ilumina desde unos criterios que la regeneran y le dan sentido y autenticidad. Y todo ello, desde el principio de la pluralidad del compromiso político ya que «una misma fe puede conducir a compromisos diferentes» (OA 50); eso sí, «ningún cristiano en el ámbito de la política puede comprometer la voz de la Iglesia» (GS 43).

 

Ante el horizonte que vamos a vivir, me gustaría animar la presencia de más cristianos que, bien formados en la doctrina social y arropados en comunidad, se comprometan en la vida política que es donde se disputan las grandes cuestiones hoy, y vivan ésta como una forma sublime de caridad. Estamos llamados a construir un mundo más justo y más fraterno que tenga especial atención a las necesidades de los más pobres. La política se convertirá así en un medio de ejercer el cuidado y el acompañamiento a las fragilidades que abundan en nuestro mundo, en aras de la construcción de una sociedad más integrada y mejor. Porque «la acción del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la edificación de esa ciudad de Dios, universal, hacia la cual avanza la historia de la familia humana». (Benedicto XVI).

Violencia contra las mujeres, una realidad evidente y un reto para la sociedad y para la Iglesia

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La violencia contra las mujeres ha sido el tema de reflexión al que el Arciprestazgo de Miranda ha dedicado la trigésimo segunda edición del ciclo de charlas «Iglesia en el mundo actual», celebrada esta semana. A lo largo de tres días, varias mujeres implicadas en la lucha contra esta lacra han profundizado en una de las realidades más dramáticas a las que se enfrentan hoy la sociedad y la Iglesia.

 

Almudena Román Casas, licenciada en Derecho, agente de igualdad y coordinadora de ADAVAS (Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencia Doméstica) Burgos fue la encargada de abrir el ciclo, con la conferencia «Violencia contra las mujeres. Una realidad evidente». Después de aclarar ideas en torno al marco conceptual, puso sobre la mesa la evidencia de la violencia de género y señaló las posibles causas. Como manera de combatirla apuntó a la educación de las nuevas generaciones en igualdad y respeto, la información a todos los niveles para saber cómo actuar ante dichas situaciones; y, por supuesto, la atención a las víctimas.

 

Por su parte, Estrella Moreno Laiz, licenciada en Teología y máster en Counselling, abordó el tema desde la perspectiva de la Doctrina Social de la Iglesia. Profundizó en el aspecto bíblico, explicando pasajes de la Sagrada Escritura un tanto difíciles de entender y expuso qué hacer, como Iglesia, ante la violencia contra las mujeres.

 

El ciclo concluyó con la mesa redonda de diálogo y propuestas «¿Cómo acompañamos esta realidad?», en la que se expusieron las acciones que se están llevando a cabo desde de distintos ámbitos en contra de la violencia contra las mujeres y para apoyar a las víctimas. Participaron María José Díez Peral, maestra de Educación Infantil del Colegio de la Sagrada Familia; Laura Rebollo Pascual, profesora de Inglés y responsable de Igualdad en Mediación Escolar del I.E.S. Montes Obarenes; Mariví Gutiérrez Velasco, docente en el I.E.S. Fray Pedro de Urbina y miembro del Área de la Mujer del Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza de Castilla y León; María Veleda Sotillo, trabajadora social del Departamento de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Miranda de Ebro; y Conchi Ortega Alonso, del Área de la Mujer de Izquierda Unida.

Respuesta en público a una llamada que «implica toda la vida»

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Un sí público a la vocación sacerdotal, un compromiso a formarse para recibir, en un plazo de tiempo relativamente cercano, la ordenación diaconal y presbiteral. Es el gesto que han realizado esta tarde, y ante el arzobispo de la diócesis, Abraham Israel CastilloFrancisco Antonio NestaresGerardo Carlos Rivas, Francisco Javier Caballero, José Ángel Zamorano, Anastase Hatungimana y Eric Hatungimana. El rito de admisión realizado hoy supone para estos siete jóvenes un paso firme en el camino hacia el ministerio ordenado que un día recibirán y para el que se han comprometido, ante una abarrotada capilla del Seminario, a formarse con diligencia. La diócesis, por su parte, se ofrece a acompañarles en su itinerario vocacional y a ofrecerles los medios necesarios para alcanzar el anhelado ministerio ordenado.

 

Lo suyo no es una «llamada para un ratito, sino un compromiso para toda la vida», tal como les ha recordado don Fidel Herráez Vegas. Para el arzobispo, ser sacerdote es «una experiencia maravillosa», según ha revelado al narrar su propia vocación como pastor. De ahí que haya invitado a los jóvenes –pertenecientes a los Seminarios diocesanos de San José y Redemptoris Mater y al seminario de Gitega, en Burundi– a «ponerse en marcha y caminar» para «encauzar» su vida y poder ayudar a los demás a «descubrir lo que Dios quiere de cada uno de nosotros». «Seguid preparándoos y, aun cuando seáis sacerdotes, no dejéis de actualizar el ministerio hasta el final de vuestra existencia», les ha exhortado.

 

El rito de admisión se ha celebrado en la capilla del Seminario de San José en el marco del rezo de vísperas, «la oración de alabanza en unión con toda la Iglesia y por la Iglesia y la sociedad». Además de formadores y seminaristas, los siete jóvenes han estado arropados por numerosos familiares y amigos que han querido acompañarlos en un día tan importante para ellos. El arzobispo, por su parte, ha animado a los presentes a «intentar percibir la vocación a la vida sacerdotal» y a favorecer el nacimiento de vocaciones en las familias cristianas.

 

Ha sido uno de los actos que se llevan a cabo estos días con motivo del Día del Seminario, que se celebrará en todas las eucaristías de la diócesis el próximo domingo. Esta noche, y en el mismo Seminario, tendrá lugar una vigilia de oración juvenil para pedir a Dios el aumento de vocaciones a la vida sacerdotal.

 

Más: galería fotográfica del acto

Don Fidel Herraéz: «Los docentes colaboráis en la tarea de la creación»

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Burgos celebró ayer eI II Encuentro de Educadores de Escuelas Católicas de Burgos con motivo del Día de Escuelas Católicas Castilla y León. La actividad académica, que se desarrolló en el salón de la Fundación Cajacírculo de la calle Concepción, reunió a representantes de los 30 centros de la provincia, alrededor de unas 300 personas que se reunieron para celebrar y compartir los elementos comunes que tienen todos los centros educativos pertenecientes a la red. Los docentes asistieron a la charla «Educación y sentido de vida: Retos de la escuela católica», que ofreció Manuel Magdaleno, director del Colegio El Salvador de Zaragoza y exdirector general de Educación de la Consejería de Educación de Aragón.

 

El evento contó con la presencia del arzobispo de Burgos, don Fidel Herráez Vegas, y de Leandro Roldán, secretario autonómico de Escuelas Católicas Castilla y León. El pastor de la diócesis alabó el trabajo de todos los docentes de Burgos: «Todos estamos aquí especialmente comprometidos en un quehacer tan decisivo e importante como la educación. Vuestro trabajo no es fácil porque requiere tener vocación, no solo aptitudes. Lo importante en la vida requiere esfuerzo, y la tarea de educar, sacar el potencial de las personas, requiere estar vocacionado». «Vuestra tarea es de especial importancia porque los docentes colaboráis en la tarea de la creación, estáis cocreando, ayudando a los padres a que los niños sean personas e hijos de Dios», añadió.

 

Por último, don Fidel agradeció a los docentes su labor y les animó a continuar. «Gracias por lo que estáis haciendo, porque merece grandísimamente la pena. Os animo, además, a que sigáis siendo coherentes porque sois Escuelas Católicas, y hay que hacer un acoplamiento vital auténtico entre esas dos palabras: escuelas y católicas, con una escuela desde el estilo de Jesucristo, con coherencia en vosotros mismos y en vuestro quehacer. Adelante porque merece la pena».

 

Por su parte, Leandro Roldán quiso destacar que «todos los centros educativos de nuestra red se centran en difundir el valor que la educación católica ofrece a los jóvenes y su contribución a las familias, la iglesia y la sociedad». Roldán añadió: «También queremos con esta celebración mostrar una educación académicamente excelente, llena de fe, fundamentada en valores cristianos y a la vanguardia de la educación nacional; conseguir formar y promocionar a los mejores educadores; permitir atraer y cuidar a nuestros alumnos; y fomentar un sentido de orgullo de pertenencia en toda nuestra comunidad educativa».

 

Más de 19.000 alumnos en Burgos

 

Los 100.000 alumnos de Escuelas Católicas Castilla y León celebraron el pasado miércoles de marzo el Día de Escuelas Católicas Castilla y León. Los 182 centros de la federación llevaron a cabo diferentes actividades y gestos simbólicos que han servido para hacer visible una educación que representa en Castilla y León al 27,5% del alumnado total. En Burgos Escuelas Católicas está formada por 30 centros, 19.136 alumnos (el 35% del total) y 1.733 trabajadores.

 

El objetivo del Día de Escuelas Católicas Castilla y León es poner en valor la elección de centro para las familias y dar a conocer a la sociedad los centros católicos concertados, mostrar su estilo de educación, fundamentado en los valores cristianos y la innovación educativa, así como los beneficios de la formación académica, humana e innovadora que se ofrece en todos estos colegios de la región.

 

Además, este año la celebración lleva el lema «Escuelas Católicas. Formamos parte de tu vida», que ha buscado resaltar que los colegios de Escuelas Católicas Castilla y León son parte la experiencia vital de miles de alumnos. «Nuestros centros forman parte de la vida de muchas personas. Creamos relaciones, generamos experiencias y nuestros alumnos reciben conocimientos y valores que les ayudarán y guiarán durante toda su vida. Por eso la escuela forma parte de ti y nosotros formamos parte de tu vida», explican los organizadores.