El obispo de Tenerife imparte ejercicios espirituales a sacerdotes de la diócesis

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ejercicios espirituales

 

La abadía benedictina de Santo Domingo de Silos ha acogido en la última semana de agosto la habitual tanda de ejercicios espirituales que organiza la vicaría del clero para los sacerdotes de la diócesis. Entre los 24 clérigos que han participado en este acto de piedad se encontraban también algunos pertenecientes a otras diócesis del país. La tanda ha estado dirigida por el obispo de Tenerife, don Bernardo Álvarez.

 

El prelado canario nació en 1949 en Breña Alta (Isla de La Palma). Fue ordenado sacerdote el 16 de julio de 1976 y en 2005 el papa Benedicto XVI le nombró obispo de Tenerife. Recibe la ordenación Episcopal el 4 de septiembre de 2005 en la Catedral de La Laguna. En esta misma fecha toma posesión canónica de la diócesis Nivariense.

 

Según marca el Código de Derecho Canónico, todos los sacerdotes deben realizar durante el año, al menos, cinco días de ejercicios espirituales. Varios sacerdotes diocesanos suelen sumarse a esta tanda antes de que acabe el verano y comience el nuevo curso. La vicaría del Clero también organiza otros turnos en Adviento y durante la semana Pascua.

El arte, lugar idóneo desde el que educar en clase de Religión

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Como viene siendo habitual al concluir el mes de agosto de agosto, los profesores de religión de los centros públicos han celebrado durante esta semana el encuentro con el que dar el pistoletazo de salida al nuevo curso escolar. La jornada, celebrada ayer en la casa de los Salesianos, tuvo un carácter formativo y cultural.

 

Comenzaba el día con la ponencia a cargo de Fernado de Pablo titulada «La experiencia de Dios en el arte». En su charla, el creador de la web www.dibujario.com, mostró a los docentes cómo acercarse a a una obra de arte para profundizar en su valor y saber cómo ver todo lo que puede transmitir. Seguidamente, la profesora Marta Casado compartió su labor docente desde la metodología del trabajo cooperativo.

 

Para terminar la mañana, tuvo lugar la celebración de la eucaristía, presidida por Jesús María Villaverde. En su homilía invitó a los profesores a «aprender de los niños», ya que ellos enseñan a estar abiertos a la vida y no «estar de vuelta de todo», a ver al otro con «naturalidad» dejando atrás la manía de «catalogar» y «etiquetar»; a decir la verdad con todas sus consecuencias y a seguir teniendo ganas de aprender sin pensar «que nosotros ya lo sabemos todo».

 

Tras la comida y una distendida sobremesa, la jornada concluía con la visita al Real Monasterio de la Huelgas, de la mano del profesor de historia Juan José Arnáiz, quien realizó un recorrido por los monarcas y monarquías mas importantes que dieron origen al monasterio y que hacen que este monumento del siglo XII esté lleno de relatos apasionantes.

El pórtico de la iglesia de Torregalindo

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Bajo un humilde y angosto pórtico, se abre al mediodía una solemne portada románica, sin duda, una de las grandes joyas de la iglesia de San Juan Bautista de Torregalindo, en la zona de la ribera del Duero y perteneciente, con la nueva división territorial, al arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán.

 

Verdaderamente monumental es esta pieza, con amplio abocinamiento, formada por ocho arquivoltas de medio punto y un alterado arco de ingreso que luce hoy un tímpano barroco. A medida que se interioriza, se descubre mayor sencillez, particularmente en las cinco últimas. La séptima arquivolta se decora con abultadas formas, mientras la octava y última vuelve a la susodicha sencillez.

 

Cuatro columnas o pilastras a cada lado dan esa majestuosa visión de solemnidad, y todas ellas con sus respectivos capiteles en distinto estado de conservación. La ornamentación, primordialmente, es vegetal, unas veces de hojas planas y otras, de hojas carnosas y planas dispuestas en dos planos. La cronología de esta portada hay que situarla hacia finales del siglo XII, lo mismo que la pila bautismal que guarda este templo dedicado a San Juan Bautista.

Consiliarios del Movimiento Familiar Cristiano mantendrán en Burgos su encuentro nacional

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movimiento familiar cristiano

 

El Seminario diocesano de San José acogerá, del 9 al 11 de septiembre, el encuentro nacional de consiliarios del Movimiento Familiar Cristiano, la asociación pública de la Iglesia formada por familias que desean vivir su fe «con alegría» y «en comunidad» y que pretende «descubrir, vivir y transmitir los valores cristianos fundamentales de la familia, como la vocación del laicado, la fuerza del sacramento del matrimonio, la vivencia de la fe cristiana en el seno de la familia y la prioridad de la familia como Iglesia doméstica y transmisora de la fe».

 

Los sacerdotes que acompañan a las familias integrantes del movimiento en el país mantendrán en Burgos unos días de convivencia y formación mientras comparten las distintas experiencias que esta asociación lleva a cabo en las 31 diócesis españolas donde está presente.

 

El encuentro comenzará a mediodía del lunes día 9 con una bienvenida y comida compartida en el Seminario. La tarde se repartirá en una sesión de trabajo sobre la misión del consiliario del Movimiento Familiar Cristiano, una eucaristía en la parroquia de San Gil Abad y paseo por la ciudad.

 

El martes día 10, el plato fuerte de la jornada será una sesión de formación sobre la situación actual del movimiento y la pastoral familiar, en general, del país, así como una ronda de testimonios sobre el trabajo que realizan distintos consiliarios del movimiento. También habrá tiempo para visitar la catedral, donde celebrarán la eucaristía.

 

El encuentro concluirá el miércoles 11 de septiembre con una eucaristía y puesta en común de lo abordado a lo largo de los tres días de trabajo.

En camino hacia la Asamblea Diocesana, una «experiencia eclesial»

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Imagen de un consejo diocesano de pastoral.

Imagen de un consejo diocesano de pastoral.

 

El próximo mes de septiembre se convocará oficialmente la Asamblea Diocesana a la que el arzobispo ha llamado, tras consultar a los diversos organismos y consejos diocesanos: el Consejo Diocesano de Pastoral, el Consejo Presbiteral, el Colegio de Consultores, el Colegio de Arciprestes y el Equipo de Gobierno. La decisión de esta convocatoria, tal como ya lo expresó don Fidel Herráez en uno de sus mensajes dominicales, «no ha sido producto de la improvisación ni de un deseo particular», sino la «conclusión de un largo proceso de reflexión y de oración».

 

Pero… ¿Qué es una asamblea? ¿En qué se diferencia de un sínodo? El Código de Derecho Canónico regula los sínodos diocesanos, un acontecimiento extraordinario en la vida de una diócesis en la que participan todos los miembros del Pueblo de Dios y de la que el arzobispo es su máximo representantes y legislador. Pero la asamblea no es una figura jurídica recogida en la ley eclesiástica. Una asamblea debería ser algo más ordinario y periódico, más limitado en sus temas, pero que puede tener el mismo grado de implicación y de participación que un sínodo diocesano, puesto que vive del mismo espíritu, tal como señalaba el mismo arzobispo burgalés: «Es ante todo una experiencia eclesial en la que todos los bautizados puedan descubrir, experimentar y profundizar lo que significa ser Iglesia, reunidos unos con otros, en un contexto social concreto y en una circunstancia histórica determinada».

 

La Asamblea, continuaba el pastor diocesano en el citado mensaje, «es un medio privilegiado del ejercicio de la corresponsabilidad pastoral; y que podrá servirnos, sin duda, para una “puesta a punto”, viendo juntos cómo estamos caminando y en qué aspectos debemos seguir orientando los pasos en fidelidad al envío misionero del Señor Jesús», aseguraba.

 

Conversión pastoral

 

La posibilidad de celebrar una Asamblea Diocesana surgió dentro de la propuesta pastoral que la comisión creada al efecto ha elaborado con motivo del VIII Centenario de la Catedral. Su objetivo es tener una experiencia fuerte de sinodalidad y, como consecuencia, un impulso a la dimensión misionera de la Iglesia diocesana. Además, podría recoger y articular la nueva reorganización territorial que se está llevando a cabo a lo largo de los últimos cursos. La celebración de esta Asamblea podría resaltar bien el carácter pastoral que se quiere dar al Año Jubilar y, en general, al VIII Centenario de la Catedral, así como contribuir a elaborar el próximo plan diocesano de pastoral.

 

El tema elegido, siguiendo Evangelii Gaudium, será la conversión pastoral, incidiendo en seguir siendo discípulos misioneros, en formar comunidades significativas de seguimiento, en seguir de cerca de las personas con quienes caminamos y en anunciar la Buena Noticia a los pobres.

 

Durante este mes de julio se han llevando a cabo la planificación general de la asamblea y la constitución de los organismos necesarios para su desarrollo, entre los que destacan una secretaría y una comisión teológico-pastoral. Además, por contar entre sus filas a numerosas personas que configuran la realidad de la pastoral diocesana, el consejo de pastoral tendrá un papel importante en la convocatoria, difusión y promoción de la Asamblea, tal como acordaron sus miembros en una de sus recientes reuniones.

 

Calendario provisional

 

En el primer trimestre del próximo curso (octubre a diciembre de 2019) se desarrollaría la etapa preparatoria, de evaluación, sensibilización y movilización a la participación. En el primer semestre de 2020 (de enero a junio) se llevará a cabo una «etapa de discernimiento», con un trabajo en grupos sobre los temas elegidos, que se alternará con algunas celebraciones y encuentros arciprestales.

 

Durante el verano de 2020, ya iniciado el Año Jubilar, se recogerán esas aportaciones y se preparará el material para la fase final de la Asamblea, que se ejecutará en el último trimestre de 2020 con la participación de representantes de toda la diócesis y que culminará en una celebración de clausura en uno de los domingos de Adviento, si no es que se pueda prolongar durante los primeros meses del año 2021.

 

En cuanto a los temas que se tratarán en la Asamblea, será el arzobispo quien decida, si bien, evidentemente, será asesorado por los Consejos Presbiteral y Pastoral y, en este caso, también se está dando voz a las dos comisiones que se están constituyendo estos días, y en las que estarán representados sacerdotes, religiosos y laicos.

 

El contenido de cada tema, en buena parte, se concretará por la comisión redactora y se enriquecerá con las aportaciones de los grupos y de la Asamblea, que se plasmarán en el texto que llegue a la fase final, un documento que recogerá también el sentir general de nuestra Iglesia y nuestra sociedad, que serán consultadas durante las dos primeras fases.

 

«Lo vinculante es lo que se aprueba al final, pero no son dogmas de fe, sino que se trata  siempre de orientaciones y normas pastorales y quien las debe aprobar es el obispo, recogiendo el sentir mayoritario del Pueblo de Dios, a través del cual habla el Espíritu», explica el vicario de Pastoral, José Luis Lastra. «Evidentemente habrá votaciones, porque es la forma mejor de expresarse un grupo grande una vez hablado todo lo que haya que hablar, pero tan importantes son el diálogo y la búsqueda de cauces comunes como el resultado de la votación final», concluye el vicario.