Siete empresas locales se unen al VIII Centenario de la Catedral de Burgos

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El VIII Centenario de la Catedral de Burgos sigue recabando apoyos entre el sector empresarial. Esta mañana la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 ha firmado siete acuerdos de colaboración con Autocares Javier de Miguel, Autocares Rámila, Autobuses Soto y Alonso, Grupo De Santiago Automoción, Bodegas Hermanos Pérez Pascuas, Noticias Burgos y Radio Evolución Burgos. Todas ellas participarán en el desarrollo y difusión de las actividades de carácter cultural y social que se celebren en torno a los ocho siglos de la Seo, que se conmemoran en 2021, y así reafirmar su compromiso con Burgos y su Catedral.

 

La capilla de los Condestables del templo burgalés ha acogido el acto, en el que han participado Javier de Miguel (Autocares Javier de Miguel), José Antonio Rámila (Autocares Rámila), José Ignacio Soto (Soto y Alonso), Fernando de Santiago (Grupo De Santiago Automoción), Manuel Pérez Pascuas (Bodegas Hermanos Pérez Pascuas), Elia Ruiz (Noticias Burgos), Jesús García Bueno (Radio Evolución Burgos), Lorenzo Rodríguez, vicepresidente de la Diputación Provincial, Pablo González Cámara, presidente del Cabildo Metropolitano, y Antonio Miguel Méndez Pozo, vicepresidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021.

«Esfuerzo y dedicación» para recrear el nacimiento de Jesús

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Gustavo ha ampliado su templo egipcio y construye nuevas edificaciones para el poblado de Belén.

Gustavo ha ampliado su templo egipcio y construye nuevas edificaciones para el poblado de Belén.

 

A sus 34 años, Gustavo García se ha convertido en uno de los grandes belenistas del país y un referente en el mundo del arte de pesebre, tanto que sus montajes aparecen en las revistas y páginas web especializadas en la materia. Aunque asegura que belenista «se nace», lo cierto es que su técnica ha mejorado Navidad tras Navidad y lo que comenzó hace 19 años ocupando unos pocos metros en el salón de la casa de su pueblo, Renuncio, hoy se ha convertido en un belén de 55 metros cuadrados y casi 300 figuras (incluyendo animales) que instala en el garaje, por el que cada temporada pasan entre 3.000 y 4.000 personas.

 

Define el suyo como «un belén popular», donde el musgo y las cortezas se mezclan con ríos y casas, puentes y templos construidos a mano a base de porexpan, escayola y madera de balsa. «Es un nacimiento de estilo hebreo, quiero que sea fiel a la historia y a la época del nacimiento de Jesús; procuro que sea muy real, aunque siempre nos concedemos algunas licencias, como un camello cargado de juguetes o un burro derramando leche», elementos que siempre atraen la atención de los visitantes.

 

En efecto, el belén está plagado de infinitos detalles que marcan la diferencia y manifiestan el ingente trabajo que hay detrás del montaje. Gustavo comienza a planificar su nacimiento cuando apenas ha montado el último y en septiembre tiene ya construidas las casas que desea incluir en el próximo proyecto. A partir de esa fecha, después de su jornada laboral se desplaza hasta Renuncio para proseguir con el montaje del belén sin olvidar las horas de trabajo gastadas durante los fines de semana. De hecho, prolonga nueve días sus vacaciones estivales para ultimar las nuevas construcciones. «Es un arte que te tiene que gustar», indica. «Exige esfuerzo y dedicación. Para hacer cualquier cosa se tarda mucho tiempo y hay que dedicarle muchas horas; de lo contrario no consigues los resultados que buscas», explica mientras aclara que las piedras de las casas están talladas una a una a base de cúter y una buena dosis de paciencia. «Es algo sacrificiado que hago porque me gusta, no obtengo ningún beneficio de esto. Aquí empleo mi tiempo, mi trabajo y mi dinero». De este modo, mientras construye su belén, Gustavo  se «sumerge en su pequeño mundo, es como que yo también estoy en el lugar donde nació Jesús».

 

Apuesta por la tradición

 

A su entender, el arte del pesebre en Burgos no está tan arraigado como en otras zonas del sur de la Península, «donde se vive más la Semana Santa, la imaginería o el belenismo». Eso, junto al ritmo de vida actual, donde «faltan tiempo y paciencia», elementos básicos para la construcción de un belén, hacen que la tradición de montar el nacimiento en el hogar esté quedando relegada a un segundo plano. Aún así, «a la gente le sigue gustando ver belenes como este o el de la Catedral» pues, asegura, «son obras de arte y eso siempre gusta contemplar».

 

En estos primeros días de diciembre, con la inestimable ayuda de su padre Carlos, Gustavo se afana por regar el musgo y limpiar y colocar con mimo las cuidadas figuras, obra del artista madrileño José Luis Mayo Lebrija, con el fin de dejar todo a punto para poder inaugurar su nacimiento el 20 de diciembre. Estará abierto hasta el 7 de enero y podrá contemplarse de lunes a viernes en horario de 17:30 a 20:30 horas. Los sábados y festivos abrirá, además, de 12:00 a 14:30 horas.

Formación para la liturgia en Miranda de Ebro

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Dos encuentros, en torno a la formación litúrgica, tuvieron lugar el pasado fin de semana en el arciprestazgo de Miranda de Ebro, en los salones de la Parroquia del Espíritu Santo.

 

Por una parte, tuvo lugar un encuentro de liturgia, que congregó a una treintena de agentes pastorales de este sector. Comenzó con el rezo de la hora tercia y corrió a cargo de Agustín Burgos, delegado diocesano de liturgia y José María Sanz, colaborador de esta delegación. Fue un encuentro de carácter formativo, que versó sobre el equipo de animación litúrgica: qué es, en qué consiste y cómo animarlo o constituirlo donde haga falta. Al encuentro siguió un rato de convivencia, en torno a un café.

 

Por la tarde fue el turno del encuentro de coros. Además de presentarse los miembros presentes de los distintos coros parroquiales de Miranda, recibieron una clase de técnica vocal, que corrió a cargo de Arancha de Juan, directora del coro Juan de la Encina. También recibieron una formación por parte del delegado diocesano de liturgia, quien habló sobre las partes de la liturgia en que el canto puede animar la celebración. Esta vez se centraron en estudiar el canto del «Señor, ten piedad» y el «Santo». Se habló sobre la importancia de los ensayos y de entender su ministerio musical como un carisma, al servicio de la liturgia y de la comunidad cristiana. El encuentro concluyó con un rato de oración ante el Santísimo expuesto.

 

Estos encuentros han sido organizados por la comisión arciprestal de liturgia, a cargo de Diego Luis. Con esta iniciativa se propone dar comienzo a una escuela de liturgia en la que puedan confluir los animadores de liturgia de cada parroquia, para irse formando progresivamente sobre distintos aspectos de la liturgia.

Cuando ser diácono incumbe a toda la familia

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Como viene siendo habitual, aprovechando el puente de la Constitución y la Inmaculada, durante los días 6 al 8 de diciembre ha tenido lugar el XXXIV Encuentro Nacional del Diaconado Permanente en Albacete con el lema «La vida espiritual del diácono permanente y su esposa». Al evento han acudido 98 participantes (54 diáconos con 37 mujeres) y, por primera vez, se han sumado los hijos –once en total– de estas parejas, que han podido disfrutar de un programa paralelo donde se les ha atendido lúdica y espiritualmente.

 

Dentro de los actos programados, el segundo día del encuentro cobraron especial protagonismo el diácono permanente de la diócesis de Burgos Enrique Díez y su esposa María Asunción López, pues fueron los encargados de impartir una ponencia que llevaba por título «¿Cómo vivir y cómo vivimos la vida espiritual? Aspectos prácticos y vivenciales».

 

Tanto para ellos como para David Jiménezel otro de los diáconos permanentes de la diócesis– y su familia, «han sido unos días intensos vividos en comunión y fraternidad». Unas jornadas que, según sus palabras les han «ayudado a profundizar y crecer en nuestra vida espiritual, días donde la familia diaconal ha estrechado los vínculos que nos unen por la ordenación que recibimos del obispo».

Escuela concertada, escuela cuestionada

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Imagen tomada en el colegio diocesano San Pedro y San Felices.

Imagen tomada en el colegio diocesano San Pedro y San Felices.

 

«De ninguna manera se puede decir que el derecho de los padres a elegir centro pueda ser parte de la libertad de enseñanza». Las palabras que la ministra de Educación en funciones, Isabel Celáa, pronunció hace algunas semanas durante la inauguración del XV Congreso de Escuelas Católicas no han dejado indiferente a nadie. Con sus declaraciones, la titular de la cartera de Educación ponía en tela de juicio que el derecho a la elección de centro emane de la Constitución, olvidando la sentencia del Tribunal Constitucional que ya afirmó en una sentencia del 10 de abril de 2018 que «el derecho de los padres a la elección de centro docente es una vertiente específica del derecho a la educación, que también está vinculado con la libertad de creación de centros docentes». «Todo ello –concluía la sentencia– está enmarcado en el contenido del artículo 27 de la Constitución».

 

Aunque para el coordinador de los centros diocesanos de Burgos, Román Ángel Pardo Marinque, las palabras de la ministra eran «declaraciones para la galería» y que con ellas estaba «haciendo demagogia política en dependencia de los problemas que se avecinan a su partido para formar gobierno», lo cierto es que han causado cierto malestar e incluso «seria preocupación» en amplios sectores de la escuela concertada de la provincia.

 

Para Elena Sardiñas, presidenta de Fecampa en Burgos (la Federación Católica que aglutina a Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos) las palabras de la ministra suponen «un claro ataque a la concertada» además de ser «un mensaje contradictorio y con falta de solidez». Según sus reflexiones, podría ser «un primer signo de la nueva política del partido socialista en una posible coalición con Podemos». Una nueva derivada que, a su entender, no entraba en el programa del PSOE, que pretendía «garantizar un sistema educativo estable, basado en tres pilares básicos: equidad, inclusión y calidad». «Y aquí estamos todos, digo yo», sentencia sorprendida.

 

Para Sardiñas, «un Estado democrático y plural debe cuidar la demanda educativa que solicitan sus ciudadanos para que todos puedan elegir el centro que deseen». En efecto, esta libertad es la que lleva a estudiar en colegios católicos concertados a uno de cada tres alumnos en la provincia de Burgos. Sumados alcanzan la nada despreciable cifra de 19.055, el 35,2% del total. Estos centros, 29 en total, se integran en la plataforma «Escuelas Católicas», cuyo presidente en Burgos es Javier Pérez de la Canal. Este sacerdote jesuita asegura que la escuela concertada católica sigue siendo una gran opción para numerosas familias que «buscan una educación en valores humanos y cristianos y ven que el estilo educativo y la oferta de actividades les atrae». «Creo que lo más común es la calidad de enseñanza, por el proyecto de educación en valores, por la atención personal que encuentran y, por supuesto, por la identificación con el proyecto cristiano que ofrecemos. En la mezcla de estos factores está la decisión de los padres».

 

Para los padres, la escuela concertada ayuda a sus hijos a «desarrollar e interiorizar recursos, habilidades y destrezas que les faciliten su desarrollo personal y emocional; su relación con los demás y su responsabilidad para cuidar y mejorar el mundo que les rodea».

 

Según la presidenta de Fecampa, la escuela concertada católica ayuda a las familias a que sus hijos puedan desarrollar «una vida única, singular y llena de posibilidades». «Tener un hijo es siempre una responsabilidad», sostiene, y muchos padres apuestan por la concertada por ofrecer una educación que, a su juicio, les ayuda a «desarrollar e interiorizar recursos, habilidades y destrezas que les faciliten su desarrollo personal, emocional; su relación con los demás y su responsabilidad para cuidar y mejorar el mundo que les rodea».

 

Escuela pública

 

Con el amplio respaldo que sigue teniendo la escuela católica en nuestro país (con casi 1.300.000 alumnos, el 15% del total) son muchas las voces que no niegan la calidad de su enseñanza, sino que ponen en tela de juicio su modo de financiación, sosteniendo que si alguien quiere una educación distinta a la pública debería costearlo él mismo, siendo la pública la única escuela que financie el Estado. El actual sistema de conciertos se puso en marcha en 1985 con la aprobación de la LODE del gobierno que por entonces presidía Felipe González. Según indica Pardo Manrique, el coordinador de la pastoral de los cinco colegios diocesanos y el colegio Círculo Católico, de esta forma la escuela concertada es también escuela «pública, con recursos fundamentalmente del Estado, pero que con su existencia permite la libertad de los ciudadanos y ahorra una cantidad nada despreciable a las arcas del Estado», 11.700 millones de euros en el curso 2017-2018, según el último informe de ACADE, la Asociación Española de Centros Privados de Enseñanza.

 

«¿Por qué los impuestos que pagamos los padres pertenecientes a colegios concertados no van a ser invertidos en la educación de nuestros hijos por ir a un colegio concertado? Esto sería discriminar»

 

En efecto, con este sistema es la institución religiosa la que pone el terreno y el edificio y las reformas que se hagan en él. Y, como los gastos directos de enseñanza derivan de los poderes públicos, los centros concertados deben cumplir a rajatabla con la ley. Por eso, la escuela católica ya no es elitista como cuando era escuela propiamente privada y financiada íntegramente por las familias, sino que, más allá de «prejuicios y mitos», está abierta a todas las clases sociales e, incluso, a alumnos de otras confesiones religiosas: «En nuestros centros también caben alumnos de otras religiones o no creyentes», indica Pérez de la Canal. «Respetar las creencias de nuestros alumnos es una de las condiciones del concierto, de ahí que en algunos centros tenemos un número alto de alumnos de otras religiones, en concreto musulmanes». Por ello, según el jesuita, «el perfil de los alumnos que acuden a nuestros centros es muy variado. Hay centros que por el lugar donde están ubicados tienen un alumnado de clase social baja con muchos inmigrantes y otros que por su ubicación tienen un alumnado de clase media o media-alta».

 

«Los padres de los alumnos que eligen la enseñanza concertada católica tienen todo el derecho a que se financien esos colegios, ya que pagan sus impuestos como el resto de los españoles», señala de la Canal, algo con lo que también coincide la presidenta de Fecampa: «¿Por qué los impuestos que pagamos los padres pertenecientes a colegios concertados no van a ser invertidos en la educación de nuestros hijos por ir a un colegio concertado? Esto sería discriminar», justifica.

 

Además, prosigue, «la Constitución garantiza que toda la enseñanza obligatoria debe ser gratuita», algo que, a su entender, no se cumple ya que no dan la misma cantidad económica a un colegio público que a uno concertado:  «Además de no dar la misma cantidad de dinero en el concierto, tampoco podemos solicitar becas de comedor, transporte o servicio de madrugadores que en la educación pública si que está subvencionada, teniendo que asumir los padres de la concertada este gasto» junto a otros de mantenimiento o remodelación de edificios. «Estamos saliendo muy baratos al Estado», apostilla el jesuita.

 

Y ahora, ¿qué?

 

Analizado el panorama y ante el cuestionamiento al que se somete a la concertada cada cierto tiempo, los tres expertos consultados piden que ni la escuela concertada en particular ni la educación en general sean lugares «para experimentos ideológicos y pieza de intercambio político». «En la educación nos jugamos nuestro futuro y, para los políticos, cuanto más pasa el tiempo, más el futuro fue ayer, como nos ocurre a todos los entrados en años», comenta Pardo Manrique. De ahí que pida a los políticos «que sean transparentes con los ciudadanos: la escuela concertada ahorra mucho dinero al Estado y surge la cuestión. ¿De dónde recortarían para mantener todas las plazas educativas? La respuesta no es tan difícil de adivinar», advierte.

 

Por su parte, Elena Sardiñas pide al futuro gobierno adentrarse en problemas reales (fracaso y abandono escolar, desajustes en contenidos en los planes de estudio entre comunidades, bullying, fomentar la creatividad…), en diagnosticarlos y por encontrar soluciones, que es lo que necesita la educación. Es una pena que ahora mismo lo que se está debatiendo en educación es si puedes elegir colegio o no, en vez de cómo hacer mejores colegios», lamenta, a la vez que pide «que la educación no se diseñe según el partido político que gobierna, sino que fuera completamente independiente, dirigido por expertos».