La Casa sacerdotal: «Un hotel con capilla y calor familiar»

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Sumadas, sus vidas alcanzan la nada desdeñable cifra de 772 años. Abilio Moreno, Gregorio Burgos, Miguel García, Sebastián Fernández, Porfirio Castresana, Mariano Barquín, Ricardo Gómez, Pablo Alonso y Gregorio Ovejero son algunos de los 97 residentes de la Casa Sacerdotal, en la que no solo viven parte de los presbíteros más longevos de la diócesis, sino también seglares, veinte en concreto, muchos de ellos hermanos o familiares directos de los clérigos. Allí muchos sacerdotes «veteranos» pasan la última etapa de su vida después de largos años desgastados en servicio a las miles de personas que se han cruzado en su camino.

 

Todos ellos han sido testigos del vertiginoso cambio que ha experimentado no solo la sociedad, sino también la Iglesia, que, aunque «lentamente», como reconocen algunos, ha tenido que adaptarse a los tiempos. Unos, como Pablo, Porfirio, Miguel y Sebastián, todos ellos compañeros de promoción y ordenados sacerdotes en 1954, presenciaron en sus primeros años de ministerio el prestigio y reconocimiento social que tenían los presbíteros antes del Concilio, donde el cura «lo era todo». «Hasta los guardias nos pedían recomendaciones de algunos seglares y denunciar a los que no acudían a misa los domingos», atestigua Pablo mientras recuerda que los fallecidos sin haber cumplido con los preceptos de la Iglesia eran sepultados «con la cruz pequeña» del pueblo, a diferencia de los fieles hijos de la Iglesia, que eran sepelidos con la insignia grande. Otros, como Gregorio, Abilio y Mariano, ordenados en 1967, fueron de los primeros sacerdotes en poner en marcha los «nuevos aires» venidos del Concilio, donde la Iglesia tuvo que hacer grandes esfuerzos por amoldarse al «cambio tremendo» que pedía Roma. Ellos salieron del Seminario «con ilusión y optimismo» y fueron los artífices de la trasformación que vivió la pastoral en la década de los 70 y del cambio en la posición social del sacerdote: «Ya no era tan escandaloso que el cura fuera sin sotana o entrara al bar a charlar con la gente», recuerdan.

 

En la brecha

 

En ciudad, en pueblos e incluso más allá de las fronteras, en la misión. Han sido muchos los destinos pastorales de estos venerables sacerdotes, donde han sabido responder a la vocación recibida. A sus 91 años, Porfirio recuerda cómo la oración constante de su madre y el ofrecimiento que hizo de él a Dios le empujó a entrar definitivamente en el Seminario. Allí –aunque «aquello parecía un cuartel», como bromea Pablo–, se limitó a trabajar y estudiar y, una vez ordenado sacerdote, únicamente se ha dedicado a «hacer lo que tenía que hacer». «Yo no quise aprovecharme del prestigio que antes tenían los sacerdotes y siempre he querido servir donde Dios me ha puesto», sentencia tras haber estado en la brecha hasta cumplidos «los 90 años y medio» a disposición del párroco de Medina de Pomar.

 

La labor pastoral de todos ellos ha sido, sin duda, ingente. Sebas ha dejado constancia en sus diarios y libretas del trabajo desempeñado en sus 65 años de ministerio: más de 36.000 misas celebradas, 90.000 absoluciones impartidas en el sacramento de la confesión, más de 300.000 comuniones distribuidas y cerca de 10.000 homilías pronunciadas dan prueba de ello. Empezó a anotar en sus libretas su actividad pastoral «por curiosidad», por saber cuántas personas se iban a beneficiar de su trabajo apostólico. Hoy, con el saldo en la mano, puede decir, como apostilla Ricardo, que han atendido a «miles de almas».

 

Al echar la vista atrás, seguro que su ministerio no ha sido siempre un camino de rosas y que dificultades habrá habido. Sin embargo, todos sostienen que ser sacerdote «vale la pena». «Cada día me considero más feliz», sostiene Gregorio, el mayor de los sacerdotes del presbiterio diocesano. «Soy muy feliz y me alegro de ser sacerdote», concluye.

 

«Cada día me considero más feliz», sostiene Gregorio, el mayor de los sacerdotes del presbiterio diocesano. «Me alegro de ser sacerdote».

 

Ahora, tras una vida dedicada a los demás, «está de vacaciones» junto con el resto de hermanos que residen en la Casa Sacerdotal. Los más jóvenes, sin embargo, aún tienen fuerza y ganas para trabajar, como Abilio, que colabora en la parroquia de San Julián, o Mariano, que es uno de los sacerdotes que atiende a la unidad pastoral de las parroquias del Hermano San Rafael, Nuestra Señora de las Nieves y Villatoro, «colaborando en todo lo que podemos». Todos ellos atestiguan que en la Casa existe una «autonomía total», en la que solo están sujetos a los horarios de las comidas y donde la libertad es «absoluta». 

 

Miguel, que ha sido profesor en distintos colegios e institutos, es uno de los más veteranos de la Casa. Después de haber vivido en la primitiva «Residencia Sacerdotal» ubicada en la plaza Venerables llegó al paseo de los Cubos cuando se inauguró la casa en 1971. Aunque notó el cambio hacia la «profesionalización del servicio», sostiene que el clima que allí se respira es el de una «familia».

 

«La casa de todos»

 

Idéntico apelativo es el que el director de la Casa Sacerdotal, Jesús Castilla, da este hogar. El también vicario del clero sostiene que es «la casa de todos los sacerdotes, especialmente de los frágiles, los enfermos y los jubilados», mientras «sueña» con que se pueda convertir en un «lugar de referencia para todo el presbiterio». Asegura que se siente «a gusto» conviviendo con los sacerdotes más experimentados: «Aprendes mucho al acompañar sus fragilidades, su edad y su carácter». «Aquí ejerzo mi ministerio, ayudando a vivir día a día y haciendo esta etapa lo más confortable posible», revela, haciendo posible que la época «dura» de la jubilación sea lo más llevadera posible y donde el sentimiento de «abandono» no se haga realidad entre los residentes.

 

Al equipo de gobierno le preocupa que esté al límite de su capacidad y está trabajando por responder al modo en que el arzobispo debe proveer a los sacerdotes de su presbiterio. Con todo, Castilla sostiene que la Casa Sacerdotal es una apuesta decidida de la diócesis, que piensa que «es el mejor modo de atender a los presbíteros más mayores y una manifestación de agradecimiento al servicio realizado».

El Bautismo de Jesús y nuestro Bautismo

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Escucha aquí el mensaje

 

Las fiestas de la Natividad de Nuestro Señor, que hemos celebrado, nos dejan sin duda una experiencia viva de alegría cristiana, de encuentros felices de familia, y de esos deseos de ser mejores,  que sentimos que afloran cuando el Misterio de Dios en el Portal ilumina nuestra vida. La fiesta de hoy, con la que concluye litúrgicamente el tiempo navideño, nos acerca a las orillas del Jordán, para participar en un acontecimiento: el Bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista.

 

Se nos presenta a Jesús, en las aguas del río Jordán, en el centro de una revelación divina. Escribe san Lucas: «Cuando todo el pueblo era bautizado, también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”» (Lc 3, 21-22). De este modo Jesús es consagrado y manifestado por el Padre como el Mesías salvador y liberador. Esta «manifestación» del Señor sigue a la de Nochebuena en la humildad del pesebre y al encuentro con los Magos, que en el Niño adoran al Rey anunciado por las antiguas Escrituras.

 

En este pasaje, presente en los cuatro Evangelios, se narra el bautismo de Juan Bautista, un bautismo de conversión basado en el símbolo del agua; y el Bautismo de Jesús, un Bautismo «en el Espíritu Santo y fuego», en el que Jesús se siente inundado por el Espíritu; se reconoce a sí mismo como Hijo de Dios, el Hijo unigénito, objeto de la predilección del Padre; y se manifiesta como el «Cristo», esto es, ungido por el Espíritu Santo para llevar adelante la misión encomendada por el Padre. Y así comienza su vida pública. Jesús no vuelve ya a su trabajo en Nazaret. Su vida se centra ahora en la misión de anunciar con obras y palabras, el plan de Dios para la humanidad, y su gran amor por el ser humano, un amor que en la Pascua se hará exceso de ternura y misericordia.

 

El hecho de que Jesús se deje bautizar por Juan, cuando no necesita el perdón de los pecados, se irá desvelando poco a poco y se manifestará al final de su vida terrena, en su muerte y resurrección. En el momento bautismal Jesús comienza a tomar sobre sí el peso de la culpa de toda la humanidad, como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Después, en su muerte y resurrección, se «sumergió» en el amor del Padre y derramó el Espíritu Santo, para que los creyentes podamos renacer de aquel manantial inagotable de vida nueva y eterna.

 

En esta fiesta del Bautismo de Jesús, es bueno también que pensemos en nuestro Bautismo. Cada vez que la Iglesia celebra un Bautismo pretende desvelar el misterio de la vida. En primer lugar, de la vida humana, representada principalmente por los niños que van a ser bautizados, acompañados por sus familiares. Y luego, el misterio de la vida divina que Dios regala a esos pequeños mediante el «renacimiento por el agua y el Espíritu Santo». Por este sacramento, todos los bautizados hemos recibido una vida nueva, la vida de la gracia, que nos posibilita para vivir como hijo de Dios, y esto para siempre, para toda la eternidad, hasta tal punto, que todo en la vida cristiana vive del Bautismo y expresa su dimensión salvadora. Por él somos incorporados a la muerte y resurrección de Cristo, y somos hechos «Cristóforos», portadores de Cristo en nuestra vida. El Papa Francisco, en varias ocasiones, nos invita a que conozcamos la fecha de nuestro Bautismo, pues no es algo del pasado sino que hemos de recordarlo, celebrarlo y actualizarlo. «Festejar este día, nos dice, significa reafirmar nuestra adhesión a Jesús, con el compromiso de vivir como cristianos, miembros de la Iglesia y de una humanidad nueva, en la cual todos somos hermanos».

 

Actualizar el Bautismo es también recordar que estamos llamados a ser, como decimos muchas veces, «discípulos misioneros». «En virtud del Bautismo recibido, cada miembro del Pueblo de Dios se ha convertido en discípulo misionero (cf. Mt 28,19). Cada uno de los bautizados, cualquiera que sea su función en la Iglesia, y el grado de ilustración de su fe, es un agente evangelizador. La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada uno de los bautizados» (EG 120).

 

Os invito y os animo a actualizar a menudo estos compromisos bautismales. Y ojalá tengan un especial eco entre todos nosotros en este momento de gracia que estamos viviendo con la celebración de la Asamblea Diocesana. Con ella queremos encontrar caminos que nos acerquen más a Cristo resucitado y medios que nos lleven a saber comunicar la alegría de la fe a nuestros conciudadanos. Mi deseo es que entre todos vayamos siendo una gran familia de bautizados donde todos somos iguales, con diversidad de carismas y ministerios, y todos nos sintamos necesarios en este momento importante de nuestra Iglesia diocesana y de nuestra historia.

«¡Vive! en tierra extraña». Llega la Semana de Cine Espiritual

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La delegación de Enseñanza trae un año más a Burgos, Aranda de Duero y Miranda de Ebro la tradicional «Semana de Cine Espiritual», que alcanza ya su XVI edición. El lema escogido para esta ocasión es «¡Vive! en tierra extraña», y quiere resaltar la importancia de la exhortación post-sinodal dedicada a los jóvenes Christus Vivit, así como el tema de la migración. La metáfora de la salida quiere destacar en el cine el proceso de transformación, la provisionalidad, la mirada esperanzada, la construcción de la vocación, el empeño del servicio.

 

La Semana de Cine Espritual es una actividad coordinada desde el departamento de Juventud de la Conferencia Episcopal y que pretende formar espectadores críticos capaces de descubrir el sentido de la vida a través del análisis fílmico, filosófico y teológico. Los destinatarios principales de la actividad son jóvenes y niños de los colegios de la provincia, que participarán de proyecciones especiales en horario escolar con materiales que les ayudarán al análisis y reflexión sobre las cintas. Aunque no solo. La delegación de Enseñanza ofrece otros pases abiertos para quienes deseen descubrir en el séptimo arte un lugar idóneo para la reflexión y el crecimiento personal.

 

Proyecciones

 

La Semana de Cine Espiritual tendrá su sede en Burgos en el Auditorio Caja Círculo de la calle Ana Lopidana, comenzando las proyecciones a las 19:00 horas. El martes 28 de enero se proyectará la cinta «La canción de mi padre» (de Andrew Erwin y Jon Erwin); el miércoles 29 de enero será el turno de «La revolución silenciosa» (de Lars Kraume). La última sesione será para «El vendedor de sueños» (de Jayme Monjardim) el jueves día 30.

 

Por su parte, el Salón Cultural Caja de Burgos de la plaza del Trigo de Aranda de Duero acogerá a las 19:00 horas las proyecciones de «El vendedor de sueños» el martes 14 de enero; «Una revolución silenciosa» el miércoles día 15 y, por último, «La canción de mi padre» el jueves 16 de enero.

 

En Miranda de Ebro se proyectarán las cintas «La canción de mi padre» el miércoles 22 de enero; «Una revolución silenciosa» el jueves 23 de enero, y «El vendedor de sueños» el viernes 24 de enero. Las sesiones se llevarán a cabo en el Salón Cultural Caja de Burgos, en el número 14 de la avenida Comuneros de Castilla, también a las 19:00 horas.

 

Todas las sesiones cuestan 3,50 euros.

La diócesis se suma a la jornada de oración y reflexión contra la trata de personas

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La muestra exhibe fotografías de Fernando Mármol Hueso.

 

El 8 de febrero se celebra la fiesta de santa Josefina Bakhita, religiosa sudanesa del siglo XIX que fue secuestrada y vendida como esclava en varias ocasiones y que se ha convertido en un referente eclesial en la lucha contra la trata de seres humanos. En torno a su festividad, el secretariado diocesano de Trata, perteneciente a la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones, pone en marcha algunos actos para promover entre los católicos de Burgos la sensibilización en esta materia y la oración por todas las víctimas del tráfico de personas.

 

Este año, además de la tradicional vigilia de oración (en esta ocasión será el 21 de enero a las 19:00 horas en la parroquia de San Julián Obispo), ponen en marcha la exposición «Punto y seguimos: la vida puede más», que pretende presentar la realidad que viven miles de personas, sobre todo mujeres y niñas en todo el mundo.

 

La exposición se ha realizado con mujeres que han sufrido la violación de derechos humanos y han querido mostrar la realidad que ellas mismas han vivido. Además, cada una de las fotografías de la muestra se acompaña de algunas palabras en las que ellas han querido expresar su sentir. A lo largo de varios paneles, la exposición pretende mostrar el drama de las víctimas, la indiferencia de la sociedad ante el mismo y la esperanza de poder cambiar la lamentable situación. Se podrá ver desde este viernes 10 de enero hasta el próximo día 30 en el centro cívico San Agustín en el horario de apertura del mismo. Además, hay previstas visitas guiadas a la muestra todos los lunes a las 19:15 horas previa inscripción en los correos electrónicos [email protected] y [email protected] y en el teléfono 680 580 339.

 

Además, el martes 14 de Enero a las 19:30 horas en el Centro Cívico, Marifran Vara, directora de la sección de Trata de la Conferencia Episcopal, impartirá una charla, también bajo el mismo título, «Punto y seguimos. La vida puede más». A continuación tendrá lugar una visita guiada a la exposición.

Peridis y Luis Mayo reflexionarán sobre las motivaciones de la creación artística en «Diálogos en la Catedral»

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peridis dialogos en la catedral

 

La cuarta cita del ciclo ‘Diálogos en la Catedral’ tratará de responder a la pregunta «¿Qué creen los que crean?». Será el lunes 13 de enero, a las 19:30 horas, en la capilla de Santa Tecla de la Seo burgalesa, con entrada libre hasta completar el aforo. Participarán José María Pérez ‘Peridis’, arquitecto, dibujante, humorista y escritor, y Luis Mayo, pintor y profesor de Bellas Artes. José Luis Cabria, decano de la Facultad de Teología, moderará la charla.

 

‘Diálogos en la Catedral’ está promovido por la Facultad de Teología del Norte de España, en su sede de Burgos. Durante este año, en estos encuentros organizados por la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 se irán desgranando los interrogantes que plantean el amor, la fe y la esperanza. El ciclo debutó en marzo de 2019 con las intervenciones del cardenal y arzobispo de Barcelona Juan José Omella y la periodista Cristina López Schlichting, y continuó con el escritor Juan Manuel de Prada, el sociólogo Juan María González-Anleo, el religioso camilo José Carlos Bermejo y la doctora María José Pereda.

 

El objetivo de este encuentro es saber qué anima, inspira e impulsa al artista, al creador, cualquiera que sea su ámbito de actuación dentro de las denominadas bellas artes (arquitectura, escultura, pintura, música, literatura, danza, cine) y de las nuevas manifestaciones artísticas (dibujo, comic, diseño gráfico, fotografía, artes escénicas…), ya que las distintas obras de arte, en su diversidad de formas, son expresión plástica de sus convicciones, de su saber, de su entender y de su fe.

 

Peridis (Cabezón de Liébana, Cantabria, 1941)

 

José María Pérez, más conocido como Peridis, combina múltiples facetas. Como arquitecto ha restaurado y rehabilitado monumentos entre los que se encuentra el Teatro Principal de Burgos. Como dibujante y humorista ha publicado sus tiras en El País durante cuatro décadas y fue Premio Mingote de Humor en 1983. Ha dirigido y presentado programas y series en TVE sobre el Románico y las catedrales, ha escrito ensayos y tres novelas históricas y ha recibido distinciones como la Medalla al Mérito de las Bellas Artes, el Premio Europa Nostra de conservación del patrimonio histórico-artístico, la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X el Sabio, el Premio Nacional de Conservación y Restauración de Bienes Culturales, o doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid. Fundó la Fundación Santa María La Real.

 

Luis Mayo (Madrid, 1964)

 

Luis Mayo es profesor titular en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid. Se licenció en esta facultad en 1987 en las especialidades de Diseño y Pintura y en 1996 obtuvo el título de doctor en Dibujo cum laude y premio extraordinario. En 2005 se licenció en Sociología por la UNED. Forma parte del comité científico de Las Edades del Hombre y del consejo de redacción de la revista Barcarola. Como artista plástico ha ganado distintos premios (Ayuntamiento de Valdepeñas, Penagos, Riaza, Humboldt) y ha participado en ferias internacionales (ARCO, Arte BA). Su obra artística está en las colecciones de La Caixa, Banco de España, Caja de Burgos y Albertina de Viena.

 

José Luis Cabria Ortega (Melgar de Fernamental, 1963)

 

El sacerdote y delegado de Ecumenismo de la diócesis de Burgos, José Luis Cabria, se licenció en Teología Dogmática en Burgos y se doctoró en la Universidad Gregoriana de Roma. Actualmente es catedrático de Teología Dogmática en la sede de Burgos de la Facultad de Teología del Norte de España, donde también es decano. Sus líneas de investigación se centran en la mariología, la eclesiología y la teología fundamental, con especial interés en el diálogo teología y filosofía. Su última obra es ‘Teología hoy: quehacer teológico, realidades pastorales y comunicación de la fe’.