«Hay que tirar para adelante tengas lo que tengas. Mientras hay esperanza, hay vida»

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rodrigo de mateo vida

 

Es aficionado del Real Madrid y un entusiasta del mundo taurino. Se considera «un tipo majete», «bastante simpático» y «solidario con quien lo necesita». A sus 33 años, Rodrigo de Mateo Benito es un joven como todos los de su edad, al que también le gusta navegar por internet, detenerse en la web mundotoro.com para conocer todo lo que se cuece en ese mundo, actualizar su muro de Facebook y escuchar todo tipo de música. Su grupo favorito, revela, es La voz del desierto, el conjunto formado por sacerdotes de la diócesis de Getafe que evangeliza a ritmo de rock. Y es que Rodrigo también se considera católico «desde el día que me bautizaron».

 

La silla de ruedas a la que está atado desde el inicio de su existencia no parece suponer para él ningún obstáculo. Es más, asegura que eso le ha hecho tirar «siempre para delante» pues «la vida son dos días y hay que disfrutarla a tope». De hecho, siempre que puede le gusta ir al bar a ver los partidos de fútbol con sus amigos o participar en tertulias con sus colegas taurinos. Sin olvidar las sesiones de televisión viendo CSI, su serie preferida, o las tardes de paseo junto a su madre, Socorro, quien no se separa nunca de él.

 

Ella fue la que el 18 de junio de 1986, un día después de nacer Rodri, decidió «apostar por la vida», tal como recuerda emocionada y con los ojos vidriosos. Su marido estaba en Ibiza de viaje y a ella se le adelantó el parto. El niño nació con siete meses y con apenas 1.800 gramos de peso. Como madre primeriza, preguntaba qué tal se encontraba su hijo, pero solo recibió por respuesta que «tenía una pequeña heridita». Hasta que el médico la llamó a su despacho y le reveló la gravedad del problema. El pequeño nació con espina bífida, una afección del tubo neuronal consecuencia de un desarrollo imperfecto del feto, que al impedir que se cierre completamente la columna vertebral, causa daños en los nervios y la médula espinal. «Me dijeron que el niño tenía pocas defensas y podrían aparecer infecciones en la médula espinal y que debía decidir en menos de 24 horas si operábamos al niño. En nosotros estaba operarlo y esperar que saliera adelante la intervención o dejarlo tal cual y esperar que muriera en unos días, como decidían algunos padres», recuerda todavía hoy con cierto asombro. «Llamé a mi marido y le conté todo. Queríamos a nuestro hijo tal como había venido y haríamos lo posible por salvarlo. Fue una lucha por la vida desde el minuto uno. Fue duro, durísimo, pero hoy Rodrigo es un cielo, el rey de casa. Estoy súper contenta, me alegro de haber tomado esa decisión», revela. Mientras él apostilla con una sonrisa: «Aquí estoy, vivito y coleando».

 

«Fue una lucha por la vida desde el minuto uno. Fue duro, durísimo, pero hoy Rodrigo es un cielo, el rey de casa»

 

Rodrigo vive anclado a la silla desde su infancia. De cintura para abajo, no siente nada ni puede mover las articulaciones. Eso le obliga a ir cada cierto tiempo al fisio «para que no se me atrofien los músculos» y pasar alguna que otra temporada en el hospital nacional de parapléjicos de Toledo «para pasar la ITV a mi cuerpo serrano», bromea, o meter varios goles jugando al futbolín incluso al mismo rey Felipe, como cuando realizó una visita institucional al centro hace algunos años. También participan en las actividades de APACE, la asociación burgalesa de parálisis cerebral.

 

En estos 33 años, su madre Socorro ha visto cómo la sociedad ha cambiado con respecto al modo de mirar y tratar a personas como su hijo. Recuerda cómo en sus primeros años de vida, transcurridos en el pueblo, Canicosa de la Sierra, no había rampa de acceso al colegio ni a la iglesia y tuvieron que solicitarlas. Una vez en Burgos, Rodrigo estudió en el Francisco de Vitoria y en el instituto Comuneros de Castilla por ser los centros que tenían mejores accesos y servicios para Rodrigo. Y, respecto al trato con la gente, reconoce que el joven nunca ha tenido dificultades: «Es un chico muy sociable, nunca ha tenido problemas y sabe relacionarse con todo el mundo. Cuando vamos por la calle, saluda a gente a la que no conozco porque él dice que hay que hablar con todos», reconoce su madre mientras él afirma: «Me gusta darle a la sinhueso». Ahora, incluso, se preparan con ilusión para vivir unos días de vacaciones en Benidorm, donde Rodrigo tendrá todo lo necesario para descansar, aprender e, incluso, ir a la playa.

 

El valor de la vida

 

Tanto él como Socorro reconocen que este tipo de vida tiene sus «limitaciones», pero intentan sobrellevarlo todo de la mejor manera posible y siempre con una sonrisa. «Yo digo que en el mundo hay guapos, feos, cojos, mancos… hay de todo, pero hay que vivir con lo que sea. Igual vienen las cosas para los que están en silla como para los que no, hay que seguir y vivir la vida con lo que te viene, con lo bueno y lo malo», relata Socorro. «Lo de tirar la toalla no va conmigo, si no, no hubiera optado por sacar adelante a mi hijo. A mí me gusta la vida, yo apuesto por la vida», sentencia. Parecida opinión es la que mantiene Rodri, quien a pesar del frío que ha pasado en la antigua plaza de toros o la envidia que le produce a veces ver salir a su hermano Ramón de fiesta tiene continuamente en sus labios un mensaje de esperanza: «Cuando uno está en una silla hay que tirar para adelante, tengas lo que tengas. Hay vida. Mientras haya esperanza hay vida», sostiene convencido, mientras afirma que «aún con limitaciones, se puede ser muy feliz».

 

«Aún con limitaciones, se puede ser muy feliz», asegura este joven. «La vida son dos días y hay que vivirla a tope».

 

«Me gusta tener a Jesucristo en mi corazón; no solo venir a misa, sino aprender más de él, que es la luz del mundo».

 

En el día a día, Rodrigo y Socorro aseguran que la fe también les ayuda pues, sin ella «no entenderíamos nada de lo que nos ocurre». Para el joven, participar en las actividades de formación en su parroquia –San Martín de Porres– y en la celebración de los sacramentos suponen un acicate a la hora de mantener encendida la ilusión: «Me gusta tener a Jesucristo en mi corazón; no solo venir a misa, sino aprender más de él, que es la luz del mundo». «Sin fe no se puede ir a ningún sitio y yo procuro leer la Biblia por Internet e ir a misa y si no puedo, la veo por la tele».

 

Entrega y gratitud

 

En medio del debate social generado en las últimas semanas, Socorro sostiene que el valor de la vida debe estar por encima de cualquier otra consideración pues, asegura, «ha aprendido muchísimo» de su hijo: «Creo que somos egoístas, que no nos damos cuenta de lo que tenemos cuando estamos bien y ellos, que no tienen nada, cómo sonríen a la vida y te agradecen tu ayuda. Son agradecidísimos, es una maravilla. Tú les das lo que puedes y ellos te devuelven muchísimo más».

 

Rodri, por su parte, reafirma convencido ese agradecimiento: «Yo soy feliz, muy feliz por la familia que tengo, mis abuelos, mis tíos, primos, mi hermano Ramón, mi padre… Los meto a todos en una cajita pequeña y los quiero a todos». Y a su madre, en concreto, le dice: «Muchísimas gracias por la vida que me ha habéis dado. Eres la mejor madre que tengo», y concluye «con el dicho», una vez más, «soy feliz como una perdiz».

La justicia como tarea de la política

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El pasado jueves celebrábamos el Día Mundial de la Justicia Social. Es una de esas Jornadas o Días Mundiales que nos dan la oportunidad de reflexionar y sensibilizarnos sobre realidades de gran interés, que no deben sernos ajenas; también pretenden darnos a conocer problemas sin resolver, que precisan la puesta en marcha de medidas sociales y políticas concretas.

 

Precisamente en esa fecha, Cáritas Diocesana aprovechaba para presentar el Informe Foessa sobre Exclusión y Desarrollo en Castilla y León. Un informe altamente provocador y lleno de información, de análisis y de tareas políticas, eclesiales y sociales, en un ámbito territorial que nos es cercano y ciertamente nos afecta. Según este informe, en nuestra región existe un 15% de la población que se encuentra en situación de exclusión, es decir, con una acumulación seria de problemáticas diversas, en ámbitos tan variados como la vivienda, la salud, la participación, el consumo o el empleo. Ese cúmulo de dificultades impide a un número amplio de nuestros conciudadanos vivir en el ámbito de la normalidad, convirtiéndose así en sociedad marginada.

 

El informe también señala que la desigualdad social ha crecido mucho en los últimos años, como consecuencia de la nueva realidad en la que nos ha sumido la crisis económica. La diferencia entre la población totalmente integrada y aquella que se sitúa en los márgenes es cada vez mayor. Junto a ello, el estudio también nos alerta sobre los peligros de estar construyendo una sociedad cada vez más desvinculada, donde el compromiso y la responsabilidad de los unos con los otros se van desvaneciendo en aras de un marcado individualismo.

 

Cerrar la brecha de las desigualdades para lograr la justicia social, es precisamente este año el tema de la Jornada. Y es que la justicia social busca el equilibrio entre el bien individual y el bien común basado en los valores y en los derechos humanos fundamentales. La justicia social es así tarea de la política. Y cuando esto no se da, se sigue una desafección política creciente que las encuestas constantemente señalan. Cuando la democracia no consigue dar respuestas ni seguridad a los ciudadanos corre el peligro de convertirse en meramente formal y vaciarse de contenidos éticos. Del empobrecimiento se sigue esa desafección política al considerar que el poder y la autoridad están lejos de las necesidades reales de los ciudadanos y no resuelven con eficacia las problemáticas de las personas.

 

Precisamente en este ambiente descrito es donde tenemos que reivindicar el papel genuino y fundamental de la política. Benedicto XVI nos decía que «el orden justo de la sociedad y del Estado es una tarea principal de la política». A ella corresponde, por tanto, construir ese orden justo que permita el desarrollo integral de todas las personas, posibilitando así la satisfacción de todas sus necesidades. La política se convierte así en un arte que, cimentado sobre el compromiso por la centralidad de la persona, permite crear las condiciones sociales donde los derechos básicos puedan estar garantizados y se edifique un futuro digno y justo. De esta manera se hace realidad el Bien Común que es el fin de la buena política.

 

Me parece urgente hoy, ante la situación social que vivimos, reivindicar la importancia de la política y la necesidad de buenos políticos que sean capaces de articular la competencia y la virtud. Dos características que la enseñanza social de la Iglesia siempre ha pedido a los que ejercen este servicio. Para los cristianos, además, la política se convierte en una manera genuina de vivir el valor fundamental de la caridad. Así lo expresa el Papa Francisco que proclama la necesidad de la buena política para la vida de la comunidad, y propone la caridad política como forma eminente del amor cristiano.

«El 70% de la población no tiene acceso a cuidados paliativos»

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Desde hace un año y medio, la doctora María Jesús Sanz Ibáñez pertenece al comité de bioética del Hospital San Juan de Dios de Burgos, un centro asistencial de referencia en la provincia en el tratamiento de enfermos que requieren cuidados paliativos. Junto a ella, el director gerente del centro, el director médico, personal de enfermería y del equipo de psicólogos, así como abogados, estudian los casos más complicados de sus pacientes y redactan los protocolos a seguir en la puesta en marcha de distintos tratamientos paliativos, así como de aconsejar o aclarar dudas sobre los comportamientos éticos de deberían regir el compromiso médico del personal sanitario.

 

Desde su trabajo en el Hospital reconoce que el debate generado en torno a la eutanasia, tal como se plantea, no se corresponde con la realidad del día a día y que los casos mediáticos que saltan a la esfera pública son más bien escasos: «Esas situaciones límites de deseo de acabar con la vida suponen un porcentaje muy pequeño de los pacientes y se solucionaría, en muchos casos, si hubiera realmente cuidados paliativos de calidad y extendidos», indica. «Cuando se controlan el dolor físico y psicológico nadie quiere morir, todo el mundo se aferra a la vida», asegura.

 

La doctora Sanz denuncia que según un reciente estudio (mayo de 2019) promovido por ‘Atlantes’, el 70% de la población española carece del acceso a los cuidados paliativos que requeriría su enfermedad, una cifra que se eleva hasta el 85% en el caso de los niños. «De las 228.00 personas que fallecen anualmente en España con necesidad de este tipo de tratamientos, más de 160.000 no los recibieron», denuncia, mientras aboga por que la Junta de Castilla y León ponga en marcha la «ley de derechos y garantías de las personas al final de su vida», en trámite desde hace casi un año. Esta normativa permitiría la implantación en la Región de una ley pionera que tenga en consideración todas las necesidades de los pacientes en etapa terminal, con cuidados paliativos «de calidad».

 

La doctora Sanz tampoco entiende cómo en pleno siglo XXI, cuando los avances de la ciencia y la técnica permiten controlar un amplio espectro de dolores se plantee la eutanasia como una solución. «En último término, en ese pequeño porcentaje de pacientes cuyo sufrimiento no podemos controlar es cuando entra la sedación», que permite acompañar los últimos momentos de la enfermedad mitigando el dolor tanto físico como psicológico y que en ningún caso es un modo de eutanasia, sino de cuidado paliativo en una etapa compleja y final de la vida. «A eso ayudaría que los pacientes escriban su propio testamento vital, pues esto responde a la perfección al deseo de no sufrir del paciente».

 

Ante el riesgo de que la eutanasia pueda convertirse con el paso de los años en una «alternativa médica más», abriendo nuevas vías y posibilidades para su solicitud –como ya ocurre en otros países–, la doctora Sanz solicita que, de aprobarse la nueva ley en el Congreso, la objeción de conciencia de los profesionales debe ser una cuestión sagrada: «Nunca puede ser una sola persona la que decida, debe haber un equipo de apoyo multidisciplinar y tiene que estar presente la familia. Y a nivel profesional debe existir el derecho a la objeción de conciencia: yo soy médica para curar, cuidar y aliviar dolores si puedo; pero no para poner fin a la vida de mis pacientes», concluye.

Castilla y León: se ‘supera’ la crisis pero se agrava la desigualdad

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En los cinco últimos años, parece que Castilla y León ha superado la última crisis económica. Sin embargo, a pesar de que el 85% de la población de la Región se mueve en parámetros de integración y pueden llevar a cabo sin relativas dificultades sus proyectos vitales, la brecha de la desigualdad se ha disparado, haciendo que el 9% de los castellano-leoneses hayan visto cronificada su pobreza y acumule mayores situaciones de penuria.

 

Son los algunos de los datos que arroja el VIII Informe de la fundación FOESSA, presentado esta mañana en la sala Polisón del Teatro Principal coincidiendo con el Día de la Justicia Social. En la elaboración de este informe sociológico han participado más de 500 personas de 30 universidades y se apoya en más de 13.000 encuestas a hogares, por lo que recoge datos «de gran profundidad y magnitud» y que otorgan a Cáritas «mayor credibilidad» a su trabajo, tal como ha subrayado el delegado diocesano de la entidad, Fernando García Cadiñanos.

 

Vivienda, trabajo, salud

 

Los datos recogen que tras la última recesión económica, se ha producido una «tendencia dicotómica» en la Región, haciendo que cerca de 280.000 personas se encuentren en situación de exclusión social severa frente a una amplia mayoría que viven «al margen, sin ver» esta exclusión social, que suma cerca de 100.000 personas en situación límite. Así, aunque el número de personas en exclusión ha disminuido respecto a 2007, FOESSA denuncia que la pobreza de estas personas es «de mayor intensidad» que en otras regiones del país, pues las situaciones de desigualdad se mueven en parámetros «multidimensionales», afectando no solo a factores económicos sino, sobre todo, al acceso a una vivienda y trabajo dignos y aspectos relacionados con la salud.

 

Guillermo Fernández Maíllo, sociólogo y coordinador del Informe, ha señalado cómo el problema de acceso a una vivienda digna es el factor que más afecta a las personas en exclusión de la Región. Cerca del 20% de los castellano-leoneses (63.000 hogares) no puede hacer frente a los gastos ordinarios de su vivienda ni afrontar los pagos de rehabilitaciones, haciendo que muchas vivan también en situación de insalubridad. Muchas personas residen, además, en viviendas inseguras o inadecuadas.

 

El segundo factor que más afecta la exclusión en la Región es el del trabajo, haciendo que este se convierta más en un «privilegio que en un derecho». El 13% de las personas que tienen empleo de la Región sufren exclusión social y las que no consiguen rebasar el umbral de la exclusión suponen un 43,4%.

 

Junto a estos dos factores, Fernández Maíllo ha destacado un tercero, siendo Castilla y León la única región del país que presenta rasgos preocupantes al respecto. Para el sociólogo, son situaciones que hacen referencia a la salud, en concreto al envejecimiento de la población y al aumento del volumen de personas. Además, existen 67.000 hogares en los que todos los adultos sufren discapacidad, enfermedad crónica o problemas graves de salud y en 54.000 no pueden tener acceso a las medicinas más básicas.

 

Perfiles

 

El estudio también detalla las características de este colectivo de personas que más sufren la desigualdad en Castilla y León. Los datos reflejan que el 58% son hombres, con edades comprendidas entre los 45 y 65 años y con empleo en el 45% de los casos. Además, 9 de cada 10 son de nacionalidad española y el 37% de ellos se encuentran en los municipios de menos de 5.000 habitantes.

Finaliza la XX Semana Arciprestal de Gamonal

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Con una buena asistencia de público en el templo parroquial de San Pablo Apóstol, concluyó anoche la Semana Arciprestal de Gamonal, que este año ha tenido como lema «Jesús sale a tu encuentro». En esta ocasión, estas tradicionales jornadas (que han cumplido su vigésimo aniversario) han centrado su atención en cómo el encuentro con Jesús resucitado transforma la vida de las personas. Por el templo de San Pablo han desfilado durante los últimos días varias personas que han ayudado a sumergirse en algunos relatos bíblicos y a trasladar al numeroso público presente algunos testimonios de vida.

 

Los participantes, en un clima de oración y apoyados por la lectura de textos del evangelio y diversos testimonios personales, han reflexionado sobre cómo el encuentro con Jesucristo transforma la vida de las personas. Una realidad que es actual también hoy entre las parroquias y comunidades del popular barrio burgalés.

 

El mensaje final se ha centrado en una invitación a seguir «caminando juntos en la fe con alegría, a salir fuera, a las periferias, buscando el encuentro con los más pobres y excluidos, en el ámbito de participación y reflexión que ofrece la presente Asamblea Diocesana». Desde la comisión organizadora del evento se valora de forma muy positiva el desarrollo de esta Semana Arciprestal de Gamonal y se dan por cumplidos los objetivos que se pretendían conseguir con el desarrollo de la misma.