Primera reunión del Consejo Pastoral Arciprestal de Gamonal desde el inicio de la pandemia

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Los salones de la parroquia de Nuestra Señora de Fátima acogieron el pasado viernes 18 de septiembre la primera reunión del curso del Consejo Pastoral Arciprestal de Gamonal. Sin duda fue un Consejo muy especial, dado que era la primera vez que se reunía desde que se declaró la pandemia de covid-19. En dicha sesión se presentó el nuevo arcipreste, Marcos Pérez Illera, párroco de Santa María la Real y Antigua. Sustituye en el cargo a Francisco Javier García Cadiñanos, párroco de San Juan de Ortega, después de seis años al frente del Arciprestazgo.

 

Este cambio también supone la renovación de dicho Consejo, al que se ha convocado el próximo 16 de octubre ya con sus nuevos miembros, para continuar la labor en el arciprestazgo, que arranca el curso con la nueva misión de «Curar, cuidar y compartir», ejes de la acción pastoral diocesana en los próximos meses.

El arzobispo conoce la unidad pastoral de Busto de Bureba

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Ayer domingo, el arzobispo de la diócesis, don Fidel Herráez Vegas, visitó algunas de las comunidades parroquiales de la zona de la Bureba, pertenecientes al arciprestazgo de Oca-Tirón: Zuñeda, Vallarta, Busto de Bureba, Quintanilla San García, y Quintanaélez.

 

Su visita pastoral comenzó en Zuñeda, donde saludó en su iglesia a los feligreses congregados. Habló del motivo de su visita y contó experiencias de su vida. Rezó por todos los vecinos del pueblo y también por sus difuntos. De ahí se desplazó hasta Vallarta. Allí, en una reunión más bien familiar, animó a todos los presentes a renovar el bautismo, a descubrir que la vida cristiana es un camino de felicidad.

 

El itinerario de la visita prosiguió en Quintanilla San García, para celebrar la eucaristía. Los cantos del coro parroquial y una homilía basada en la palabra de Dios, dieron un toque más solemne a la celebración. Tras agradecer su trabajo a los colaboradores de la parroquia, se puso en camino hacia Quintanaélez, no sin antes parar en Busto de Bureba, localidad que no pudo visitar en esta ocasión; desde la explanada del templo bendijo a todos los vecinos y todos aquellos que visitan este pueblo. Ya en Quintanaélez fue recibido en el atrio del templo por varias autoridades y en la celebración de la misa animó a todos a redescubrir la vida cristiana no como algo pensado por los hombres sino instaurado por Dios.

 

Cabe destacar que en todos los pueblos el arzobispo «fue muy cercano, sincero y deseó tener más tiempo para compartir», tal como detalla su párroco Henry Osvaldo Gómez. De igual forma los vecinos de estas localidades mostraron su gratitud por la visita.

Convocatoria de prensa: Jornada Mundial del Migrante y Refugiado

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Ante la celebración de la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado que se celebra el próximo domingo 27 de septiembre, la oficina de información del Arzobispado de Burgos y la delegación diocesana de Pastoral de Migraciones invitan a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa donde se presentará la situación de personas residentes en Burgos que han sido «obligadas a huir» de sus países de origen, además de informar sobre los actos organizados con motivo de esta jornada.

 

El acto tendrá lugar mañana martes 22 de septiembre a las 10:30 horas en Salón de Jesuitas-Atalaya en la calle San Ignacio de Loyola 2, (lateral de la iglesia de la Merced). Participarán:

 

  • Hilda Vizarro Taipe (Delegada diocesana de Pastoral de Migraciones).
  • Isabel Olazagoitia Olano (Hija de la Caridad, de Atalaya Intercultural).
  • Franklin José Patiño González y Javid Iglesias, venezolanos, solicitantes de asilo.

 

Reunidos en el nombre del Señor

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Escucha aquí el mensaje

 

Nos vamos adentrando en el nuevo curso con la humilde confianza y la firme decisión de quien comienza «en el nombre del Señor», como os propongo en mi reciente Carta al Pueblo de Dios en Burgos. Las palabras del salmo 144, en la liturgia de hoy, «cerca está el Señor de los que lo invocan, de los que lo invocan sinceramente» (v. 18), nos confirman en la fe de su presencia en medio de nosotros, y nos alientan para poner en marcha tareas, proyectos y actividades pastorales al servicio de nuestro compromiso evangelizador.

 

El Papa viene hablando en sus audiencias de los miércoles de la evangelización y de la presencia de la Iglesia en la sociedad, después de la pandemia y en el momento presente todavía tan amenazado e inseguro: Cómo ha de ser la evangelización en medio de esta realidad para echar raíces, estar presentes, discernir, y ofrecer signos de esperanza. Cómo seguir adelante para proponer desde el Evangelio, un nuevo estilo de vida personal, familiar y social que nos devuelva un mundo distinto, más acorde con los planes de Dios. Es verdad que vivimos atrapados en una pandemia a nivel mundial; pero puede ser un tiempo único para volver al Evangelio y aportar nuevos caminos para la salud de la humanidad. Porque «cada vez que intentamos volver a la fuente y recuperar la frescura original del Evangelio, brotan nuevos caminos, métodos creativos, otras formas de expresión, signos más elocuentes, palabras cargadas de renovado significado para el mundo actual» (Evangelii Gaudium, 11).

 

La pandemia ha puesto de relieve nuestra interdependencia; todos estamos vinculados, los unos con los otros, todos nos necesitamos. Si hemos aprendido algo de esta situación y queremos salir mejores, no podemos hacerlo solos, debemos hacerlo juntos. Por eso al decir «reunidos en el nombre del Señor» subrayo hoy la palabra «reunidos», presencialmente cuando se pueda, pero siempre unidos en comunión fraterna y eclesial, viviendo algo tan profundo como es la dimensión comunitaria de la vida cristiana. Quiero acentuar este punto, aunque sea brevemente. Ahora que, entre dificultades y cautelas, estamos intentando un progresivo retorno a la normalidad, es conveniente que vayamos volviendo también a la normalidad en la vivencia comunitaria de la fe. Que en la medida de lo posible, tan pronto como las circunstancias lo permitan y observando prudentemente las prescripciones sanitarias, vayamos ya participando presencialmente en la vida eclesial, en la Eucaristía y otras celebraciones litúrgicas,

 

Es algo que también nos está recordando el Papa estos días, tras aprobar una carta de la Congregación para el Culto Divino dirigida a los Presidentes de las Conferencias Episcopales. El texto es una llamada a «Volver con alegría a la Eucaristía». En él se profundiza en el significado teológico de la dimensión comunitaria; se valora el servicio que los medios técnicos han ofrecido y ofrecen en circunstancias excepcionales o necesarias; pero «ninguna transmisión, se dice, es equiparable a la participación personal ni puede reemplazarla». También dice el Papa, en una homilía anterior, que: «esta familiaridad de los cristianos con el Señor es siempre comunitaria. Sí, es personal, pero en comunidad. Cuando se utilizan los medios técnicos, estamos todos comunicados, pero no juntos, solo espiritualmente juntos … También en el sacramento, en la Eucaristía, la gente que está conectada con nosotros solo tiene la comunión espiritual, y esta es la Iglesia en una situación difícil, que el Señor permite, pero el ideal de la Iglesia es estar siempre como pueblo y con los sacramentos» (17.04.2020).

 

Efectivamente las celebraciones litúrgicas piden, siempre que se pueda, la presencia, la reunión de la asamblea eclesial, la mediación de signos y símbolos, palabras, silencios, cantos y gestos. Se trata de elementos humanos visibles, indispensables para que podamos acercarnos como comunidad a celebrar la Pascua del Señor Resucitado. Por todo ello, respetando las normativas sanitarias y los posibles temores de algunas personas, os animo a retomar, dentro de lo posible, nuestros encuentros eclesiales. Os invito a experimentar la presencia del Señor cada vez que nos reunimos para la catequesis o los grupos de formación en sus diversos niveles; cada vez que somos convocados a celebrar la Eucaristía, los sacramentos y otros actos de piedad; cada vez que participamos en los grupos de la Asamblea, en nuestras actividades caritativas y sociales…

 

El Espíritu camina junto a nosotros y nos irá orientando en cada momento para comprender qué hemos de seguir haciendo; ese mismo Espíritu que habita en nuestros corazones y que es el alma de la Iglesia. Que Santa María, llena del Espíritu, nos ayude a seguir sintiendo la alegría de la fe al encontrarnos de diversas maneras como comunidad creyente, reunidos en el nombre del Señor.

Los sacerdotes de la «generación Covid»

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Son diáconos desde noviembre de 2019; la pandemia obligó a posponer su ordenación el pasado mes de junio, pero hoy, por fin, Romeo Prisca M’Bo, Eugenio Castejón, Álvaro Zamora y Fernando Puigdomenech son ya sacerdotes. Dada sus grandes dimensiones, la iglesia del Carmen de Burgos ha acogido esta mañana una peculiar celebración que, sin perder solemnidad, ha tenido que convivir con especiales medidas sanitarias. A pesar de las mascarillas, el hidrogel y la distancia social estos cuatro jóvenes han sido «ungidos y empapados por el Espíritu del Señor» y han sido constituidos para siempre «sacerdotes de Jesucristo».

 

«Desde hoy participáis vitalmente en todo vuestro ser en el sacramento del orden», les ha recordado el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, quien ha presidio la celebración. «No seréis sacerdotes para un ratito, sino para siempre, hasta que el Señor os llame a su presencia definitiva». Y será en el transcurso de su vida como presbíteros donde deberán «ser mediadores y servidores de miles de personas» evitando buscar cualquier tipo de «prestigio o poder humano»: «El Señor os llama a perderos, no deberéis buscaros egoístamente ni anunciaros a vosotros mismos; sois sacerdotes para servir, desde la Iglesia, a todos, especialmente a quienes más lo necesiten en cualquiera de las dimensiones de su ser», ha insistido el prelado.

 

Hacía años que la diócesis no incorporaba a su presbiterio, en la misma celebración, a cuatro sacerdotes, cuya entrega generosa supone una «lluvia copiosa» para la Iglesia en Burgos. «Ojalá sea un presagio de nuevas y abundantes vocaciones», ha deseado el arzobispo, quien ha invitado a los matrimonios jóvenes y a los sacerdotes presentes a la celebración a ser responsables en la promoción de nuevas vocaciones.

 

«Solo sacerdotes, siempre sacerdotes, en todo sacerdotes»

 

Ha sido Álvaro Zamora el encargado de pronunciar unas palabras de agradecimiento al finalizar la celebración. «Somos la generación del Covid y esto es un sello que debe marcarnos», ha dicho. Por ello, han pedido ayuda a sus familiares, amigos y sacerdotes para ser «un rayo de luz y de esperanza en medio de este mar de tempestad en el que estamos actualmente sumergidos» y en el que deberán «mantenerse a flote para poder ayudar a los más necesitados material y espiritualmente y andar con fidelidad en el camino del sacerdocio». Y ha recordado a sus compañeros de ordenación: «Solo sacerdotes, siempre sacerdotes, en todo sacerdotes».