«800 años de arte y oración» con el músico Chito Morales

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Chito Morales, uno de los miembros del grupo musical «Brotes de Olivo», estará en Burgos durante la semana del 31 de mayo al 5 de junio. La diócesis de Burgos va a contar con la presencia de este músico dentro del programa «800 años de arte y oración», que pretende acercar el acontecimiento del Octavo Centenario de la Catedral a la sociedad.

 

El artista, que celebra este año el cincuenta aniversario del grupo «Brotes de olivo» al que pertenece, realiza un incansable compromiso con la Iglesia y la música católica. “Yo canto. De frente y de perfil. Creo en la canción como antígeno contra la tristeza; creo en el Evangelio como mutágeno de la mediocridad en compromiso y esperanza. La suma de ambos crea la herramienta más potente que tengo para comunicar».

 

Su presencia se extenderá por toda la diócesis con una agenda cargada de actividades. El lunes 31 de mayo, compartirá su tiempo y experiencia con personas de Rubena, Villafría y alrededores. El encuentro tendrá lugar a las 18 horas en el hotel Ciudad de Burgos.

 

El martes 1 de junio, por la mañana, acompañará a personas sin hogar en la sede de Cáritas. Y por la tarde, a las 20 horas, ofrecerá un recital-testimonio abierto a todo el público en la parroquia de San Pablo, en Gamonal.

 

Al día siguiente, el miércoles 2 de junio, mantendrá una tertulia y compartirá café con los seminaristas. Por la tarde, estará presente a las 19:45 horas en la Eucaristía de la parroquia de San Gil, donde posteriormente tendrá un diálogo con los feligreses.

 

El jueves 3 de junio, se acercará a las 19 horas a la localidad de Cardeñadijo para tener un encuentro con Coros y Agentes de Pastoral del arziprestazgo de San Juan de Ortega, pero el acto está abierto a todos aquellos arziprestazgos que tengan interés por conocerlo. Por la noche, Chito Morales compartirá momentos de oración con el grupo HAKUNA Burgos en la parroquia de San Cosme y San Damián.

 

El viernes 4 de junio, acudirá al colegio San José Artesano para contar experiencias a los alumnos. Y por la tarde, se acercará a la comarca de las Merindades para encontrarse con los habitantes del entorno.

 

El sábado 5 de junio, Chito Morales finalizará su estancia en Burgos viajando a Aranda de Duero. Una semana repleta de actos para este cantautor por toda la diócesis de Burgos.

Casi una treintena de adultos recibe el sacramento de la confirmación

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Casi una treintena de adultos recibieron el pasado sábado el sacramento de la confirmación en la Catedral de manos del arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa. Previamente habían mantenido un encuentro con él en la Casa de la Iglesia, donde algunos aportaron su testimonio y el pastor de la diócesis les regaló unas cruces bendecidas por el papa Francisco. Además, se reunió personalmente con uno de ellos, que también recibía ese día el bautismo y su primera comunión.

 

De los confirmados, doce se prepararon en la parroquia de San Martín de Porres, siete en la de San Cosme y San Damián y otros siete, procedentes de varias parroquias, en Aranda de Duero. El próximo 26 de junio, otra decena de adultos recibirán la confirmación en Miranda de Ebro.

 

Los donativos que han aportado las personas confirmadas ascienden exactamente a 450 €, que se repartirán a partes iguales entre la Casa de Acogida San Vicente de Paúl de las Hijas de la Caridad y la Asociación de Esclerosis Múltiple.

La vida consagrada celebra su Jubileo

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La jornada mundial de la vida consagrada se conmemoró el pasado 2 de febrero, pero debido a las limitaciones de aforo impuestas entonces en los lugares de culto, la celebración del Jubileo de los Religiosos, propuesto para aquella fecha, se pospuso. Fue ayer domingo cuando los religiosos peregrinaron hasta la Catedral coincidiendo con el día en que la Iglesia celebraba la Jornada «Pro Orantibus».

 

A las 19:00 se abrió la puerta del Perdón y a las 19:30 el arzobispo, don Mario Iceta, presidió la eucaristía en el altar mayor de la Catedral. El Jubileo coincidió con la solemnidad de la Santísima Trinidad, a quien los consagrados se ofrecen en alabanza continua. Especialmente, en este tiempo de pandemia, los religiosos están orando intercediendo por la comunidad cristiana y el mundo entero.

 

«La vida contemplativa, cerca de Dios y del dolor del mundo» ha sido el lema escogido este año para la Jornada «Pro Orantibus». Una forma de agradecer y reconocer la misión de la vida contemplativa en la Iglesia. Comenzaron la Eucaristía rememorando a todas las hermanas y hermanos que viven, oran y misionan por cientos de monasterios expandidos por España.

 

Don Mario Iceta insistió en el misterio del amor de Dios: «Tiene que ser comunión de personas, ese es el misterio de Dios. Si tu ansías el amor es porque eres imagen y semejanza de Dios». Aludió en su homilía a los consagrados que «llevan el amor de Dios a tantos lugares del mundo, siendo luz». Animó a los presentes a seguir entregando su vida tal y como lo están haciendo en estos tiempos difíciles. «Quien entrega la vida por amar, la gana, crece y se ensancha hasta el infinito. La soledad y el egoísmo nos hacen mucho daño porque estamos llamados para entregarnos a los demás» concluyó.

 

Nuestra vida es alabanza de Dios

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Queridos hermanos y hermanas:

 

La Iglesia dedica este domingo después de Pentecostés, a la Santísima Trinidad. Un solo Dios en tres Personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Una Trinidad en la que cada una de las tres Personas es enteramente Dios. Es el misterio de Dios en sí mismo, que es comunión de Personas. El misterio central de la fe y de la vida cristiana que, quizá, solo podemos comprender cuando Dios nos lo revela, cuando Él nos lo susurra al oído porque nuestra razón –tan acostumbrada al entendimiento, al hambre de saber y a la búsqueda de sentido– necesita ser ayudada.

 

Una verdad fundante de nuestra vida, que hallamos, de una manera especial, en el inmenso legado que nos dejaron los apóstoles. Ellos, en Pentecostés, experimentaron la acción del Espíritu Santo. Además, sintieron en sus entrañas cómo el Señor, antes de subir al Cielo, les dijo: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo» ( Mt 29, 19). Y, tras la Resurrección, entendieron que Jesús había sido enviado por el Padre para que tengamos vida en plenitud. Así, como testigos privilegiados de este milagro de amor, llegaron a comprender que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 

Una comunión perfecta, bajo una naturaleza común, en una misma divinidad. Porque son un solo Dios, que se hace presente bajo las tres Personas en el Bautismo, en el Credo, en las Sagradas Escrituras o cada vez que realizamos la señal de la Santa Cruz sobre nuestro propio cuerpo.  Un amor trinitario que nos inserta en una verdadera intimidad donde Dios nos abre lo más profundo de su ser. Un amor que experimentamos hoy, cuando también celebramos la Jornada Pro Orantibus, al sentir que nuestra vida –si la vivimos en plenitud– es alabanza de la eternidad.

 

Una jornada con la oración, como señala el Papa Francisco, como «núcleo de nuestra vida consagrada y de la vida contemplativa». Porque la oración «es el modo de cultivar la experiencia de amor que sostiene nuestra fe». La vida contemplativa, tantas veces desde el silencio y la soledad del desierto, permanece cerca de Dios y también del dolor humano, en un momento que ha tocado de manera especial nuestras vidas. Una vocación que «sufre cuando el mundo sufre» porque «su apartarse del mundo para buscar a Dios es una de las formas más bellas de acercarse a él a través de Él», destacan los obispos de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada.

 

Así lo recordó el Santo Padre en 2016, en el número 9 de la constitución apostólica Vultum Dei quærere: «La vida consagrada es una historia de amor apasionado por el Señor y por la humanidad: en la vida contemplativa esta historia se despliega, día tras día, a través de la apasionada búsqueda del rostro de Dios, en la relación íntima con Él». Son los pulmones de la Iglesia, la voz que ora sin descanso, la compañía callada que, también en nuestro nombre nunca abandona el sagrario.

 

También hacemos presente en esta celebración trinitaria y contemplativa la fiesta del rey San Fernando, que hoy conmemoramos, iniciador de la construcción de nuestra catedral de Santa María de Burgos junto al obispo Mauricio, fiesta que conmemoramos hoy. Fruto de sus manos buenas, florece nuestra preciosa catedral: Dedicada a la alabanza de Dios, por intercesión de la Virgen María a quien está dedicada, nace como lugar de adoración y comunión con Dios y entre nosotros, hogar y refugio de todos.

 

En esta fiesta de la Trinidad dedicada a la vida contemplativa, agradecemos a todos los monasterios su entrega generosa. Oremos por ellos y colaboremos en su sostenimiento. Ellos nos tienen siempre presentes ante Dios, en todas las circunstancias de nuestra vida. Con gran afecto, recibid un abrazo fraterno y la bendición de Dios.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Un renovado Consejo Pastoral analiza la situación de la Iglesia en Burgos tras un año en pandemia

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El Seminario de San José ha acogido esta mañana la primera reunión de trabajo del nuevo Consejo Pastoral Diocesano, nombrado recientemente tras haber concluido su mandato el anterior. Este organismo tiene como finalidad, según marcan sus propios estatutos, «estudiar y valorar, bajo la autoridad del obispo, lo que se refiere a las actividades pastorales de la diócesis y sugerir conclusiones prácticas sobre ellas, con el fin de promover la conformidad de la vida y de los actos del Pueblo de Dios con el evangelio». Por ello, «es expresión de la comunidad eclesial, instrumento al servicio de la comunión del Pueblo de Dios y medio para ejercitar la participación de todos los miembros en la acción pastoral de la Iglesia Diocesana». De hecho, entre sus miembros (69 en total) existe una representación de toda la realidad diocesana, elegidos por las delegaciones de pastoral, los arciprestazgos, la vida consagrada y movimientos laicales. También hay miembros que forman parte del mismo en función de su cargo y otros nombrados por libre elección del arzobispo. La mayoría de ellos son laicos (37), aunque también hay nueve religiosos, un diácono y 21 sacerdotes.

 

Orden del día

 

La Asamblea Diocesana ha marcado gran parte de la sesión de trabajo. Se ha presentado una valoración de los encuentros mantenidos a lo largo del mes de mayo con moderadores y secretarios de los grupos de Asamblea; también se ha avanzado el contenido del «Verano en Asamblea», una propuesta de reflexión y oración a realizar en mes de julio. También se ha planteado la introducción de una fase intermedia, en los primeros meses del próximo curso, dirigida a perfilar los temas y propuestas que han de abordarse en la fase final, y abierta de nuevo a la participación de todo el que quiera. Finalmente se ha valorado la necesidad de articular la Asamblea diocesana con la participación que el papa Francisco propone a cada diócesis como preparación al próximo Sínodo de Obispos, que precisamente versará sobre la sinodalidad.

 

Iglesia en pandemia

 

Tras el descanso, los miembros del Consejo Pastoral, divididos en pequeños grupos, han analizado la realidad de la Iglesia diocesana en el momento presente, tras más de un año en pandemia, y se han compartido debilidades, fortalezas, amenazas y oportunidades. También se han presentado algunas de las propuestas pastorales realizadas y programadas con motivo del Año Jubilar de la Catedral. Don Mario Iceta ha informado que se ha solicitado a la Santa Sede prorrogar el Jubileo más allá del 7 de noviembre, hasta la festividad de Pentecostés del próximo año.

 

Al tratarse de la sesión constitutiva, el Consejo de Pastoral también ha elegido a su secretario, responsabilidad que ha recaído en Carlos Izquierdo, así como los seis miembros que compondrán la Comisión Permanente del Consejo.