El Arciprestazgo Oca-Tirón celebró ayer su retiro cuaresmal en la villa de Oña como una más de las numerosas propuestas de reflexión y oración coordinadas por la vicaría de Pastoral para este tiempo litúrgico, inserto en la fase final de la Asamblea Diocesana.
La visita al monasterio de San Salvador fe el punto de inicio de una jornada que prosiguió en la Iglesia de San Juan, en un retiro impartido por el carmelita Pedro Tomás Navajas. Los participantes contemplaron «la mirada de Dios, amorosa y, por ello, creativa, embellecedora, que nos hace familia sinodal». En una segunda reflexión, se invitó a dirigir la mirada al interior «para sentir que somos amor, porque somos templos del amor y, por ello, evangelio vivo». El retiro concluyó con una oración acompañando al Santísimo Sacramento y la celebración del sacramento de la reconciliación.
Más propuestas
El retiro en Oña no fue el único celebrado durante el último fin de semana. El padre benedictino Roberto Gayubo dirigió el viernes en Santo Domingo de Silos un retiro para los fieles del arciprestazgo del Arlanza. El mismo emplazamiento reunió ayer a las parroquias de La Sierra para participar en un retiro animado por el franciscano Carlos Palacios, mientras que el monasterio benedictino de Aranda de Duero acogió otro impartido por el sacerdote vallisoletano Julio Molina para los fieles del arciprestazgo de Santo Domingo de Guzmán.
Por su parte, el monasterio de San Pedro de Cardeña acogerá el sábado 19 de marzo, de 10:00 a 15:30 horas, un retiro de oración a cargo del sacerdote diocesano José Baldomero Fernández de Pinedo. Lleva por título «Cambiaste mi luto en danza» y está abierto a un máximo de 25 participantes. Para acudir es necesario inscribirse a través del correo cuaresma2022@archiburgos.es antes del 16 de marzo. El precio (incluye comida), asciende a 20 euros.
«El instrumento que los hombres tenemos tanto para perfeccionarnos como para vivir dignamente es la educación», dejó escrito santo Tomás de Aquino, patrono de la educación, de las escuelas y de las universidades, además de ser un gran conciliador entre la ciencia y la fe.
Educar es una tarea fundamental y apasionante que pertenece de modo originario a los padres. Tanto las instituciones educativas estatales como eclesiales colaboran y ayudan a las familias en esta importante misión. La Iglesia, a lo largo del tiempo, ha dedicado un gran esfuerzo a la educación a través de las más variadas formas y, de modo particular, con la entrega de muchas congregaciones religiosas que precisamente viven la educación como su carisma principal.
El Papa Benedicto XVI, el año 2008, dirigió un importante mensaje a la diócesis de Roma sobre la tarea urgente de la educación. En ella nos hablaba de la tentación de renunciar a esta responsabilidad. Ante esta tentación, el Papa emérito hacía un llamamiento a confiar en la misión que Dios deposita en los padres y, desde ellos, en las personas e instituciones educativas para que dediquen lo mejor de sus fuerzas a esta tarea.
También el Papa Francisco dedica un importante capítulo a la educación en la exhortación apostólica Amoris laetitia. En él, enumera algunos pilares básicos que sostienen esta responsabilidad, incluyendo la formación ética, tan necesaria en esta tarea, la educación de la dimensión afectiva y la educación en la fe, todo ello en un contexto de lo que el Santo Padre denomina «paciente realismo».
A la luz de estas reflexiones, quisiera hacer mención a la jornada de estudio sobre Teología y Educación que acogerá nuestra Facultad de Teología el próximo 22 de marzo. En ella se abordarán temas clave tales como la nueva ley educativa (LOMLOE) y sus claves pedagógicas o la antropología cristiana de la educación. Finalmente, monseñor Alfonso Carrasco, obispo de Lugo y presidente de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, pondrá fin a esta excepcional jornada de estudio con una disertación sobre Teología y Educación en España después de la LOMLOE.
Qué importante es hacer, como ha señalado en más de una ocasión el Papa Francisco, una «teología en camino»: una teología que «que salga del cuello de botella en el que a veces se ha encerrado y, con dinamismo, se dirija a Dios, tomando al hombre de la mano». Haciendo camino con esta teología en diálogo con una verdadera educación al servicio de la persona, la familia, la sociedad y la Iglesia, seremos capaces de vivir la Palabra encarnada.
Como nos dice Jesús en el Evangelio, «¿de qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida?» (Mt 16, 26-27). Quizá, es momento de hacer un peregrinar por las moradas de adentro, para escudriñar en nuestro interior de qué nos vale acumular riquezas en la tierra que no nutren el alma y no nos permiten desplegar todos los dones con los que Dios ha bendecido nuestras vidas, de modo particular la de los niños y los jóvenes.
La Virgen María, colaboró en la educación de Jesús junto a San José que fielmente realizaron su ministerio. Y, en María y José, depositamos nuestra más absoluta confianza: para comprender el sentido profundo de la vocación y misión en la tarea educativa.
Al final, como advertía el legado de la Madre Teresa de Calcuta, «cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios». Me gustaría aprovechar esta ocasión para agradecer profundamente la dedicación constante y esforzada de los padres y todos los miembros de la familia en la tarea educativa de niños y jóvenes, así como a todas las personas consagradas que dedican su vida a la educación y a los profesionales que cada día ejercen con entrega generosa esta noble tarea.
La sinodalidad, ese estilo de ser Iglesia por el que tanto apuesta el papa Francisco, pretende lograr una participación y comunión de todos los bautizados en la misión evangelizadora. El encuentro diocesano de jóvenes, celebrado esta mañana en la parroquia de la Sagrada Familia, ha querido ser, de este modo, un espacio de reflexión acerca de la implicación real y efectiva de las nuevas generaciones en la marcha pastoral de la Iglesia en Burgos.
Cerca de sesenta jóvenes procedentes de parroquias, movimientos y asociaciones han expuesto su parecer, señalando, entre otras cosas, que a veces no encuentran esos espacios de implicación en los despachos de la curia o en altas instancias eclesiales –sí en sus parroquias y realidades más próximas– o que las celebraciones litúrgicas son una especie de «supermercado» donde no se sienten del todo acogidos, sobre todo por el uso de un lenguaje que no facilita su participación. A estas reflexiones se han sumado las respuestas recibidas a un cuestionario online difundido en las redes sociales donde se les preguntaba por el rumbo que, a su entender, debería tomar la Iglesia. Sus propuestas han sido recogidas por Lucía Ferreras, co-referente diocesano del Sínodo de los Obispos, y serán incorporadas al informe que la archidiócesis de Burgos enviará a la comisión nacional encargada de presentar propuestas al proceso sinodal una vez concluya su fase diocesana.
Experiencias
El encuentro se ha desarrollado en «un ambiente muy bueno», en el que los jóvenes «han dialogado libremente» sobre las cuestiones planteadas, según explica Óscar Moriana, delegado diocesano de Juventud, quien se muestra «sorprendido» y «satisfecho» por la buena participación y el clima de convivencia logrado.
La jornada ha contado, además, con un panel de experiencias donde se han dado a conocer diez iniciativas pastorales puestas en marcha en la archidiócesis y destinadas a adolescentes y jóvenes. La mañana ha concluido con una oración compartida.
El pasado día 7 de marzo tuvo lugar un encuentro entre los participantes en el programa «Cartas de esperanza» que han llevado a cabo, conjuntamente, alumnado de la Facultad de Educación de la Universidad y personas mayores de la barriada San Juan Bautista y de Villalonquejar. Un grupo de 28 alumnas que cursan cuarto curso de Educación Infantil y que están matriculadas en la asignatura «La Iglesia, los Sacramentos, la Moral y su didáctica», impartida por Jesús María Álvarez Martínez (Profesor y Delegado de la Pastoral Universitaria y Cultura), han desarrollado este programa que pretende ser un ejercicio concreto de sensibilización y de aprendizaje y servicio con personas mayores de la ciudad de Burgos.
El alumnado se comprometió a escribir tres cartas (octubre, noviembre y diciembre) a personas mayores con las que se les había puesto en contacto a través del profesor. A su vez, las personas mayores también han respondido escribiendo sus respectivas cartas.
El encuentro, celebrado en la parroquia de San Juan Bautista, fue muy emotivo. Así lo reconocían algunas alumnas participantes: «Con tan poco hemos hecho felices a muchas personas». «Para mí ha sido una experiencia inolvidable y una oportunidad para ayudar e intervenir a la felicidad de una parte de la sociedad que cada vez, y por desgracia, está más olvidada».
Este programa pretende contribuir a la promoción de la «cultura del encuentro», especialmente con este colectivo de nuestra sociedad, las personas mayores, que son las que más han sufrido las consecuencias de la pandemia.
El arzobispo, don Mario Iceta, se reunió ayer con el equipo directivo de Cáritas diocesana para buscar una solución conjunta, «organizada» y «eficiente» con la que la Iglesia en Burgos dé respuesta a las necesidades que atraviesa la población ucraniana. Desde el estallido del conflicto, ambas instituciones se están coordinando con las administraciones y organismos públicos para encauzar las iniciativas solidarias de la comunidad cristiana, aprovechando la estructura local e internacional de Cáritas.
Llamamiento a la comunidad
Para evitar «precipitarse» y «mantener un esfuerzo sostenido en el tiempo en favor de los afectados por la guerra», en las eucaristías que se celebren este fin de semana en la archidiócesis se invitará a la comunidad cristiana a cumplir con unos sencillos requisitos que faciliten una coordinación eficiente de las ayudas.
En este sentido, se desaconseja la recogida de materiales y enseres, ya que la capacidad logística de las organizaciones que trabajan en Ucrania y sus países fronterizos está saturada. También se aboga por evitar las iniciativas particulares para recoger y traer refugiados al margen de las vías establecidas para acogerse a la protección internacional. Esto puede ocasionar «problemas a corto plazo y expone a los refugiados a las mafias o a la trata de personas».
Por todo ello, Cáritas y la Archidiócesis recomiendan la ayuda económica, por considerarla la más importante y directa. Se han habilitado para ello diversos números de cuenta donde recibir donativos que se entrega directamente a Cáritas en Ucrania (ya ha enviado más de 60.000 euros).
Además, y dado que las consecuencias de la guerra se prolongarán en el tiempo, se insta a la comunidad cristiana a «un compromiso mayor», poniendo a disposición viviendas que serán necesarias durante los próximos meses para acoger a los refugiados que huyen de la guerra.
Asimismo, para ofrecer recursos o prestarse como voluntarios, Cáritas ha habilitado un correo electrónico, al que también se pueden enviar dudas o sugerencias: comunicacion.cdburgos@caritas.es.