El arzobispo entrega la «missio canonica» a un centenar de profesores de religión

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El Seminario de San José acogió ayer la entrega del “Envío” a  los profesores de Religión. La jornada, a la que asistieron profesores de la enseñanza pública y de la concertada, se inició con la presentación, por parte del arzobispo, don Mario Iceta Gavicagogeascoa, de su carta pastoral «Iglesia en estado de misión». En un lenguaje distendido y coloquial, don Mario fue explicando a los profesores las distintas partes en que se estructura el escrito, remarcando la importancia y urgencia de una nueva evangelización que utilice todos los resortes comunicativos de nuestra época. Acto seguido, en la capilla del mismo Seminario, se celebró la eucaristía presidida por el pastor diocesano y concelebrada por algunos profesores sacerdotes.

 

Al final de la misma y como viene siendo costumbre, se entregó a cada profesor asistente el documento que acredita la calidad de «enviado» por parte de la Iglesia para impartir la asignatura de Religión. Con este gesto, los educadores son enviados por el pastor de la diócesis a cumplir su misión evangelizadora en las aulas siguiendo las enseñanzas de la Iglesia católica.

«Soy feliz de ayudar en Chad a mejorar la vida de los más necesitados»

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GLORIA VARONA VARONA (2)

 

Gloria Varona es la mayor de tres hermanos, y a los 14 años ingresó en el internado para chicas de las Hijas de la Cáridad en Rabé de las Calzadas. Cursó estudios hasta PREU y después viajó a San Sebastián, donde estudió dos años en el Seminario de Hijas de la Caridad. Desde allí se desplazó a Valladolid para cursar estudios de Magisterio. Pasó después a impartir enseñanza en el Colegio de San José de Santander, donde se involucró para colaborar con un Centro de Menores. También desarrolló su vocación de servicio en pisos de acogida para menores en Valladolid, vinculados a la Junta de Castilla y León. Y en 2001 viajó a la República de Chad, país ubicado en África Central, donde ha desempeñado su tarea educativa y misionera hasta ahora.

 

Fue a los 10 años cuando sintió la llamada, pero hasta los 17 no comprendió verdaderamente que quería entregarse al Señor. «Mi deseo era ser como las manos de Jesús y mostrar el amor que Dios nos tiene. La vocación me vino pronto, pero no la viví hasta años más tarde», recuerda. Su familia, católica, no puso pegas a su decisión. «Yo era una chica muy aplicada en los estudios y cuando les dije que me iba al seminario de las Hijas de la Caridad fue un momento duro, sobre todo para mi madre, pero recuerdo que mi padre me dijo que tenía que hacer mi propia vida y me animó a seguir adelante. A mi madre le costó, pero luego fue una gran alegría para ella», recuerda.

 

Sintió la vocación misionera desde su periodo de estudios en Rabé de las Calzadas, porque por allí pasaban misioneros que estaban en América y las hablaban de muchas cosas. «Además yo leía libros y después, en mi etapa de Santander, tuve la oportunidad de vivir de cerca con los niños de la calle, y trabajar en un centro de menores. Eso, junto con mi vocación por la enseñanza y la experiencia de atender a niños en los pisos de Protección de Menores de la Junta, en Valladolid, con quien colaborábamos las Hermanas de la Caridad, fueron formando en mi un deseo de ayudar y una vocación de servicio por los niños más necesitados», argumenta.

 

Previamente, en España vivió los momentos de un cambio radical en la sociedad, entre los años 1979 y 2000, «en los que se notó muchísimo el incremento de niños y niñas viviendo en situaciones extremas, fruto de familias desestructuradas; fue como un cambio social importante porque afectó a muchas familias y los niños fueron las víctimas».

 

Su experiencia en Chad «ha sido impresionante» y ha marcado su vida. «A Chad fuimos cinco Hermanas de la Caridad, fuimos las primeras porque el obispo nos pidió ayuda para colaborar en la salud, en la educación y en la pastoral. Y eso hemos hecho. Montamos la misión en Bebalem, un pueblo de 17.000 habitantes, donde desarrollamos tareas de educación, trabajamos en diez escuelas de primaria, tres colegios y un liceo, con más de dos mil alumnos de diversas etnias y religiones, y además colaboramos también en temas de salud, atendiendo a niños malnutridos y a discapacitados, haciendo curas por quemaduras o pequeños accidentes. Hay mucho trabajo».

 

Ellas no dan clases, su misión es formar a los maestros que luego las imparten, «que son gente de buena voluntad y que quieren enseñar». «Nosotras les formamos y luego hacemos un seguimiento. Además hemos creado un APA (Asociación de Padres) en cada escuela, para garantizar que funcione, porque los padres son quienes gestionan todo, con la idea de que si algún día nos vamos, las escuelas sigan por su cuenta. Son todas escuelas diocesanas, que se construyen con el permiso del obispo».

 

La situación en el país africano atraviesa muchos problemas y es muy compleja, comenzando por la política, ya que hay una etnia que quiere el poder y surgen muchos conflictos. «El año pasado mataron al presidente y se pensaba en una guerra, aunque nosotras seguimos allí porque estamos a 600  kilómetros de la capital y además porque nos necesitan. Chad es el cuarto país más pobre del mundo».

 

A pesar de las dificultades, las Hijas de la Caridad están muy contentas allí, asegura, «porque hemos conseguido que la sociedad haya dado pasos importantes, como crear conciencia en las familias de que deben enviar a sus hijos a la escuela, ya han sido muchos niños los que han pasado por ellas y han recibido formación para después encontrar un puesto de trabajo. Son escuelas para todos, católicos, protestantes, musulmanes… solo el 25 por ciento son católicos».

Convocatoria de prensa: Domund 2022

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La Iglesia celebra este domingo el día del Domund. La archidiócesis de Burgos cuenta con 538 misioneros esparcidos por todo el mundo anunciando el evangelio y llevando a cabo distintos proyectos de cooperación. Con tal motivo, la delegación diocesana de Misiones y la Oficina de Información del Arzobispado de Burgos invitan a los medios de comunicación a participar en una rueda de prensa en la que se presentará la situación actual de los misioneros y se contará con el testimonio de dos de ellos.

 

Intervendrán:

 

  • Ramón Delgado Lacalle, delegado diocesano de Misiones
  • Adoración Alcalde Palacios, Hija de la Caridad, burgalesa y misionera en Líbano, Siria y Tierra Santa durante 43 años. Regresó de la misión en 2019 y actualmente es la superiora de la comunidad de la residencia Barrantes.
  • Gabriel Domingo Rodríguez Redondo, sacerdote diocesano de Burgos, enviado desde 2005 como misionero a Zambia a través del IEME, Instituto Español de Misiones Extranjeras.

 

El acto tendrá lugar el jueves 20 de octubre a las 10:00 horas en el salón de actos de la Casa de la Iglesia (Eduardo Martínez del Campo 7 de Burgos). Duración aproximada: 20 minutos.

Cáritas, un voluntariado para vivir en fraternidad

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El encuentro con el que Cáritas da inicio al curso, que este año se celebró el pasado sábado en el Seminario diocesano, reunió a más de 200 personas en torno al lema «Somos lo que damos. Somos amor». Este mensaje, que vertebra la campaña anual de la entidad, ha servido como llamamiento para la participación, sobre todo de las personas que atiende Cáritas.

 

Tras la acogida inicial, con un café servido por El Gusto, empresa de inserción de Cáritas, los asistentes oraron juntos unos momentos, y a continuación José Román Flecha, catedrático emérito de la Universidad Pontificia de Salamanca, expuso algunas de las líneas fundamentales de la encíclica Fratelli tutti relacionadas con el quehacer social de la Iglesia, y que giran en torno a la idea de «vivir en fraternidad». La ponencia dio paso a varias preguntas de los asistentes, en un diálogo que enriqueció aún más el gran interés de la exposición.

 

A las 12 horas comenzaron los seis talleres propuestos, con una temática variada. Desde una clave bíblica, el profesor de la Facultad de Teología José Luis Barriocanal habló de la parábola del buen samaritano y, también en clave evangelizadora, el programa de Personas sin hogar expuso una experiencia novedosa con participantes, en los que se leen pasajes del Evangelio y se comentan de forma conjunta.

 

El psicólogo Eufrasio Angulo, por su parte, ofreció una sesión sobre los cuidados emocionales tras la pandemia, y la también psicóloga Isabel Muñoz Cobo, del Centro de Orientación Familiar de la diócesis, abordó la educación de los adolescentes. Dos de los voluntarios jóvenes que viajaron a la Amazonía este verano con Cáritas Castilla y León ofrecieron su testimonio y mostraron a los asistentes a este taller la situación social y medioambiental que se vive en esta región sudamericana. Por último, desde el programa de Mayores de Cáritas se dinamizó la formación dedicada al envejecimiento.

 

La eucaristía, presidida por Mario Vivanco, delegado de Cáritas, fue concelebrada por una decena de sacerdotes, cuya asistencia a este encuentro fue también muy notable. A concluir la liturgia se entregó un reconocimiento a ocho voluntarios y voluntarias que, por diversos motivos, no han podido continuar su labor en la entidad, y a los que se agradeció su entrega y compromiso.

 

La comida, servida por el cáterin El Gusto, dio paso a un espectáculo cómico compuesto por tres números, que puso fin a esta jornada de convivencia fraterna y aprendizaje, organizada y animada por un equipo de voluntarios y trabajadores del arciprestazgo del Vega.