La «transformación divina» de las parroquias

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«Somos misión». Es el eslogan que, imitando la imagen de marca de una conocida empresa de compra y reparto de productos a domicilio, ven cada domingo los fieles de la parroquia del Hermano San Rafael cuando regresan a sus hogares después de celebrar la eucaristía. La frase se repite en las publicaciones que la parroquia difunde a través de sus redes sociales y en los demás canales de comunicación. «Estamos en una época diferente. La gente ya ni siquiera va a comprar a la tienda; ahora llegan sus productos a casa. Nosotros también queremos que los cristianos lleven el mensaje de Jesús no sólo a sus hogares, sino a sus compañeros de trabajo y a los lugares donde se mueven. Que en la fila de la pescadería, en la universidad, en el ascensor con sus vecinos o mientras van de camino en el autobús no tengan miedo a dar testimonio y hablar de Jesús». 

 

Para Álvaro Tajadura, uno de los sacerdotes de esta comunidad, es necesario que las parroquias aborden un proceso de transformación que las haga pasar de ser «estructuras de mantenimiento» a «parroquias misioneras». «Si la sociedad, la cultura y todo lo que nos rodea ha cambiado también debería cambiar nuestra pastoral. Lo que servía hace algunas décadas hoy ya no da los resultados que nos gustarían. No logramos iniciar a los niños a la fe, las familias no se vinculan a la vida de comunidad, los jóvenes desaparecen después de la confirmación y nuestra sociedad no conoce nada de la Iglesia ni de Jesús. Tenemos que aprender a hacer las cosas de otra manera y que nuestra pastoral sea en clave de primer anuncio», explica. «No basta con abrir las puertas y esperar que la gente venga. Tenemos que salir y anunciar, porque así nos lo ha pedido Jesús». 

 

Transformar las parroquias en clave misionera no es una tarea fácil. «Estamos apegados al «siempre se ha hecho así» y tenemos miedo de cambiar porque arrastramos una inercia de la que es difícil despegarse y porque, además, no sabemos hacer lo que hasta ahora no hemos hecho». Por eso, más que realizar acciones concretas o «ponerlo todo patas arriba», esta comunidad está optando por «cambiar la mentalidad» de sus fieles para inculcar que la misión es una tarea de todos los bautizados. 

 

Desde hace algunos años realizan cursos de evangelización para ayudar a sus fieles «a soltarse y hablar de Jesús en sus ambientes»; han realizado varias sesiones de «catequesis en familia» (los niños, junto a sus padres y hermanos pasan un domingo de convivencia y formación en la parroquia al trimestre) y han puesto en marcha su «Café Teológico», una de las propuestas que más está ganando seguidores. Los salones de la parroquia se convierten el primer martes de cada mes en un lounge bar, con música de jazz, una decoración atrayente y buena comida. En ese ambiente tiene lugar una formación sobre algunos «temas frontera» que pueden dar a los fieles ocasión para proclamar su fe y el mensaje de la Iglesia. «Abordamos temas desafiantes sobre los que muchas veces no sabemos argumentar en la típica discusión con amigos o en la cena de Nochebuena con nuestros cuñados», bromea Tajadura. «Un evangelizador tiene que aprovechar cualquier circunstancia no tanto para convencer, sino para anunciar». De ahí que el Café Teológico se mete en temas desafiantes como la sexualidad en la Iglesia, el machismo, los vientres de alquiler, el aborto, la eutanasia o las leyendas negras de la Iglesia. 

 

Junto a ello, otro aspecto vital que intentan potenciar es la experiencia de fe. «Si un cristiano no ha tenido una vivencia de encuentro con Jesús no lo podrá dar a conocer a los demás». De ahí que también hayan apostado por crear grupos de lectio divina, potenciado la adoración eucarística y una liturgia «cuidada y vibrante», con una música que eleve y donde las homilías «cuenten a la gente no tanto lo que tienen que hacer, sino lo que Dios está haciendo ya con ellos». Un equipo llamado «laboratorio pastoral» y el mismo consejo pastoral de la parroquia respaldan la conversión de estructuras y los modos de actuación que deben llevar a cabo. Todo ello sin olvidar la acogida a los que llegan y el cuidado de los detalles –«cuando alguien entra por la puerta tiene que descubrir que lo estábamos esperando»– y buscando que sean los laicos quienes más apuesten por la transformación misionera.

 

Trabajo en red

 

La de San Rafael es una de las que integran el grupo de trabajo entre parroquias que han comenzado un proceso de renovación pastoral nacido a la sombra del recientemente creado Equipo Diocesano de Primer Anuncio. Junto a ella está la de San Pedro y San Felices. Allí han creado un equipo de «primer anuncio» con el objetivo de «formarse en este cambio de mentalidad para pasar de una pastoral de cristiandad a una pastoral de misión», comenta el párroco, Óscar Moriana, integrante de este equipo parroquial junto con otros ocho laicos. 

 

El grupo surgió cuando, tras querer poner en marcha iniciativas de primer anuncio, descubrieron que no conseguían enganchar y contactar con nuevos destinatarios de sus actividades en el barrio más allá de los habituales. «Invitar requiere formación», explica Moriana, y así es como comenzó el proceso de capacitación de sus agentes de pastoral, que además de sus reuniones periódicas han recibido formación sobre algunos procesos específicos de primer anuncio, como Alpha –que ya han puesto en marcha con éxito en su versión para novios– o las catequesis del Buen Pastor. 

 

Estas catequesis siguen un método renovado atendiendo la pedagogía Montessori, que da mayor libertad a los niños para aprender a su ritmo desde un punto de vista dinámico y experimental. Ya la han implantado en los primeros niveles y esperan implementarla en los sucesivos con la creación de un «atrio» para los pequeños que esperan compartir con el vecino colegio diocesano del mismo nombre. Además, también cuentan con una «escuela de padres». Allí reciben formación específica una vez al mes y del contacto con otros matrimonios surge cada año, al menos, una pareja que se une al grupo de vida de los matrimonios. «Son pequeños pasos que ayudan a la reflexión y animan a la misión, pues no estamos normalmente en actitud de salir e invitar», reconoce Moriana. Estas acciones, sin embargo, «funcionan bien», favoreciendo que la gente «esté contenta e ilusionada por hacer cosas nuevas». 

 

Más fácil lo tienen en otra de las parroquias que se suman a este proceso de conversión misionera. San Juan Pablo II es la última en erigirse en la archidiócesis y cuenta con la ventaja de que allí todo es nuevo: «Al comenzar desde cero es posible crear nuevas estructuras y descubrir nuevas formas de transmitir el evangelio hoy», comenta Luis García, miembro del «equipo misión» de la parroquia. Allí también han puesto en marcha Alpha para novios y tienen las miras puestas en potenciar el próximo curso «el reloj de la familia», una propuesta de primer anuncio pensado especialmente para familias y matrimonios jóvenes. 

 

«La idea es que las parroquias se acerquen a las personas, no esperar a ver quién llega. Y hacerlo de una forma actual, viendo problemáticas y aportando soluciones a la luz del evangelio», expone García. «Ser parroquias de puertas abiertas. Crear un ambiente de apertura y libertad pero sin desvirtuar el mensaje. Que las personas sepan que hay un espacio al que pueden acudir». Para ello, considera vital «establecer un primer contacto» con la gente para después «ofrecer ayuda y también poder formar parte de la parroquia». «Nuestro reto es hacer una parroquia viva con las familias y las personas que quieran conocer el mensaje de Jesús».

María, Madre y Reina de la familia

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Hemos comenzado el mes de mayo, mes de María. Todas las prerrogativas que le concedió Dios apuntan hacia su vocación fundamental de ser Madre de Dios y, en su Hijo, ser también madre nuestra. Por eso en este domingo primero de mayo celebramos a todas las madres, a la nuestra propia que con tanto amor nos acogió en su seno, nos dio a luz y se ha entregado hasta el último aliento de vida para hacer de cada uno de nosotros una creación de amor y de esperanza.

 

Las madres, junto a los padres, constituyen el pilar fundamental de la familia. Por eso, me ha parecido oportuno instituir en la archidiócesis la Pascua de la familia, que se celebrará cada quinto domingo de Pascua. Así, lo que celebramos el domingo de la Sagrada Familia, inmediatamente después de Navidad, culmina en la Pascua, donde el Resucitado llena de luz y misericordia a cada una de nuestras familias. ¡Cuánto necesitamos de esta luz y vida pascual, particularmente aquellas familias probadas por el dolor, el desamor o cualquier tipo de sufrimiento!

 

Efectivamente, «La familia tiene carta de ciudadanía divina. Se la dio Dios para que, en su seno, crecieran cada vez más la verdad, el amor y la belleza». Bajo el amparo de estas preciosas palabras que el Papa Francisco dedicó a los asistentes al Encuentro Mundial de la Familia, celebrado en Filadelfia en 2015, quisiera vivir este día junto a cada uno de vosotros para celebrar esta primera Pascua de la Familia. Un don preciado, un tesoro incomparable, una ofrenda infinita nacida de la belleza de la Sagrada Familia de Nazaret.

 

«Todo el amor que Dios tiene en sí, toda la belleza que Dios tiene en sí, toda la verdad que Dios tiene en sí la entregó a una familia», recordaba también el Papa a los congregados en aquel encuentro, «y una familia es realmente familia cuando es capaz de abrir los brazos y recibir todo ese amor».

 

En este tiempo de Pascua, con el triunfo de Cristo sobre la muerte, se nos abren las puertas del Cielo con una Buena Nueva que ha de cambiar nuestra mirada. Y no es otra tarea que volver los ojos a la familia, hasta que la Resurrección del Señor la invada profundamente.

 

La alegría del amor que se vive en las familias «es también el júbilo de la Iglesia», escribía el Santo Padre en Amoris laetitia. Y qué importante es hacer del júbilo el signo visible del acto creador; dejándonos moldear por la raíz trinitaria de la familia, donde el amor del padre y de la madre prolongado en los hijos, como fruto de ese amor, es icono de vida trinitaria: «Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne» (Gn 2, 24).

 

Celebrar la Pascua es celebrar la vida. Y hacerlo en familia, redescubriendo en el cónyuge el amor de Dios que nos rescata de la soledad originaria, como esa Iglesia «que se reúne en la casa» (1 Co 16,19), y que se prolonga y expresa en el regalo inmenso de los hijos, es la mejor expresión de amor.

 

En el pan nuestro de cada día descubrimos toda la belleza de Dios, que se dona hasta el extremo en el misterio insondable de la Creación que culmina en Cristo. Por ello, igual que no podemos permanecer en la Iglesia sin vivir en Él, tampoco podemos conocer en plenitud el misterio del Cuerpo de Cristo –que es la Iglesia– sin referirnos al misterio de Dios que se revela en la familia.

 

Queridas familias: respirad en vuestra casa el amor de Cristo que os ha unido y que os ha constituido en fuente de gracia los unos para los otros. Sed, como dice San Pablo, el buen olor de Cristo (cf. 2 Cor 2, 15), sed su aroma, inundad la tierra de su amor y llenad la sociedad de bondad y misericordia. Y celebrad, cada día, en lo cotidiano de nuestra existencia, la vida del resucitado.

 

Lo pedimos en este mes a nuestra Madre, la Virgen María. Nos unimos a la Sagrada Familia para que nos ayude a ser semillas del Verbo, a entregarnos por amor a imagen de Cristo, cada día en el altar, y a esparcir –desde cada una de nuestras familias– la dulce y confortadora fragancia de Cristo (cf. 2 Cor 2, 14).

 

Con gran afecto, pido a Dios que os bendiga.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

Se reactiva la causa de beatificación de Marta Obregón

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El pasado 1 de marzo, Marta Obregón hubiera cumplido 54 años, de no haber sido asesinada en 1992 cuando apenas contaba 22 por el conocido como «violador del ascensor». Su vida, llena de luces y sombras como la de cualquier joven, se ha convertido en un ejemplo de santidad. Marta decidió dar el paso definitivo a la madurez espiritual siguiendo los valores del evangelio. Estudió periodismo y los testimonios la recuerdan como una joven vital y alegre. Llegó a ofrecerse a la Comunidad Neocatecumenal para marchar como misionera itinerante [saber más sobre su vida y proceso de beatificación aquí].

 

La archidiócesis de Burgos vio en la joven elementos suficientes para proponer su vida como ejemplo de santidad y recopiló todo el material necesario para estudiar una posible causa de beatificación y canonización. La fase diocesana del proceso, emprendida por Saturnino López Santidrián, se culminó hace cuatro años y el numeroso material enviado al Vaticano fue finalmente abierto ayer para emprender el estudio en una nueva fase. Los trabajos se interrumpieron a causa de la pandemia y a un cambio de actores en la fase romana del proceso, liderado ahora por el Camino Neocatecumenal.

 

En el acto de apertura de las cajas, que tuvo lugar en las dependencias del dicasterio para las Causas de los Santos, estuvieron presentes la doctora Cristiana Marinelli, quien será la postuladora de la fase romana; el representante de la parte actora de la causa, Carlos Metola, y el propio López Santidrián, postulador diocesano. También estuvo presente un «minutante», encargado de la apertura y revisión física de las cajas y las actas que contienen.

 

Una vez comprobada la integridad de los documentos, éstos se encuadernarán en varios tomos para su estudio de forma estructural y la concesión del «decreto de validez jurídica», que acreditará que el proceso romano se ha realizado correctamente. Se prevé que pueda estar concluido en unos meses.

 

Una vez concedido este decreto, la fase romana del proceso deberá redactar una «positio», que recoge en su integridad todas las pruebas documentales y testimoniales para su estudio en profundidad y confirmación del presunto «martirio» de Marta Obregón.

«No lo pienses, diséñala»: concurso de camisetas para la JMJ de Lisboa

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La archidiócesis de Burgos ha lanzado un concurso llamado «No te lo pienses, diséñala» para crear la camiseta oficial que llevarán todos los jóvenes burgaleses que irán a la próxima Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa. El objetivo del concurso es que los jóvenes diseñen la camiseta perfecta para compartir todos juntos esos días en Lisboa.

 

Podrá participar en el concurso cualquier persona inscrita a la JMJ o perteneciente a algún grupo de jóvenes o adolescentes de la diócesis de Burgos. Se deberá realizar un diseño de la camiseta teniendo en cuenta los colores disponibles y adjuntar una foto a través del formulario de inscripción. Solo se permitirá un diseño por persona y el plazo máximo para la entrega de diseños es el 26 de Mayo. El diseño podrá ser tanto por la parte trasera como por la parte delantera y deberá incluir en algún lugar el texto «DIÓCESIS DE BURGOS (ESPAÑA)».

 

El premio para el ganador será que todos los participantes de la diócesis recibirán una camiseta con el diseño ganador para ir a Lisboa. Además recibirá un premio valorado en 100€, acorde a quien sea el ganador (Smartbox + tarjeta de regalo).

 

A partir del 1 de junio, los diseños se subirán al instagram de la delegación anónimamente y se dejarán 5 días subidos para que todos puedan votar su diseño favorito. El diseño con más número de me gusta será el ganador. La organización se reserva el derecho a modificar o recortar parcialmente el diseño con la finalidad de adaptarlo para su impresión en las camisetas.

 

Así que si eres un joven creativo y quieres ver tu diseño en la camiseta oficial de la diócesis de Burgos para la JMJ de Lisboa, ¡no dudes en participar en este concurso!

Cómo crear comunidades más acogedoras con las personas migrantes

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Bajo el lema «Familias, comunidades, parroquias…acogedoras», el pasado 3 de mayo se celebró el Encuentro diocesano de la Pastoral de Migraciones en la parroquia de San Fernando. Tras un primer momento de acogida y oración, comenzó el trabajo que parte de la propuesta 283 de la Asamblea diocesana: «desde la archidiócesis, animar y coordinar a familias, comunidades y parroquias para que ofrezcan acogida temporal a personas migrantes y refugiadas que necesitan ser acompañadas en su proceso de protección e integración». En esta clave se presentó el borrador del proyecto en el que está trabajando la delegación.

 

Después, se escucharon tres experiencias de personas que ya trabajan en esta clave. En primer lugar, Pilar Gutiérrez, que contó cómo en su casa familiar de Burgos acoge personas desde hace tiempo. Le siguió el testimonio de Joaquín Barrero, porque en su comunidad de Jesuitas acogen desde hace dos años a dos jóvenes africanos. Y por último, Marisabel Albizu, cuya intervención se centró en el espíritu y la realidad de acogida que coordinan desde la Fundación Ellacuría en Vizcaya.

 

El encuentro terminó con un trabajo en grupo en torno a tres cuestiones: qué posibilidades tenemos de empezar alguna iniciativa entorno a este tema coordinado en Burgos, qué dificultades intuimos y qué cuestiones habría que tener en cuenta para poder comenzar a trabajar. El resultado de estas reflexiones será trabajado próximamente por el equipo de la Delegación, para después poder presentarlo al arzobispo.

 

Jornadas de Delegados y Agentes de Pastoral con Personas Migradas

 

Este fin de semana, del 5 al 7 de mayo, los delegados y agentes de las distintas Pastorales de Migraciones de España se van a a dar cita en Madrid para celebrar sus jornadas anuales. Un encuentro que este año se realiza bajo el lema «Ensancha el espacio de tu tienda (Is 54,2)».

 

El sábado 6 de mayo, la delegación de Pastoral de Migraciones de la archidiócesis realizará una intervención en el trabajo que se realizará por la mañana. El lema que lleva su ponencia es «Orientaciones sobre la pastoral intercultural» y los encargados de realizarla serán Jose Luis LastraHilda Vizarro, delegada de esta pastoral.