Cada vez que lo hicisteis con estos pequeños hermanos

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Queridos hermanos y hermanas:

 

Hoy, cuando celebramos el Día Mundial del Refugiado, solo podemos acogernos a un mensaje, a una esperanza, a una promesa: el mayor don que nos podemos ofrecer es el amor. En cada persona que sufre, Dios sale a nuestro encuentro. Y, por ello, cuando descuidamos a un corazón necesitado, abandonamos a Dios; y cuando calmamos su sufrimiento, estamos consolando el corazón del Padre.

 

Recuerdo con especial emoción al Papa Francisco, en su visita a la isla griega de Lesbos. El Santo Padre, tras acariciar la piel del dolor que allí se podía palpar con las propias manos, dijo que aquello era «la mayor catástrofe humana desde la II Guerra Mundial». O cuando, en 2013, cambió el arte icónico de la Ciudad del Vaticano por los vestigios llagados de Lampedusa, la primera isla de Europa en la que desembarcan miles de refugiados en busca de una vida mejor. Aquellas dolorosas imágenes interpelan nuestra conciencia: ¿Cómo podemos permitir tanto dolor? ¿Qué hacer ante estos hermanos migrantes y refugiados que tan solo conocen la suerte del que no tiene nada?

 

Allí, en aquel escenario de posibilidades frustradas por nacer en el lado equivocado de la Tierra, el Santo Padre condenó con firmeza la «globalización de la indiferencia», y confesó que «miramos al hermano medio muerto tirado en la calle y, quizá, pensamos “pobrecillo”, y seguimos por nuestro camino». Porque pensamos que «no depende de nosotros, y nos sentimos justificados». Y lanzaba una pregunta necesaria, tenaz, directa a nuestros corazones amoldados por la textura de la piedra y del barro: «¿Quiénes han llorado por estas personas que iban en esta barca? ¿Por esas madres que llevaban a sus hijos? ¿Por esos hombres que buscaban un modo de sostener sus familias? Somos una sociedad que ha olvidado la experiencia del llanto, del padecer con».

 

Un drama, el de los refugiados, que nos reclama una mirada misericordiosa, una palabra de aliento, un corazón prestado, una oración nacida en el abandono, a los pies del Amado. ¿Acaso, como cristianos, podemos pasar de largo ante quienes anhelan salir de la pobreza y el sufrimiento? No podemos olvidar que el Niño Jesús, junto a su madre, María, y a su padre, José, también fue un refugiado que, nada más nacer entre las ruinas de un pequeño establo, sin un hogar donde morar, desnudo e indefenso, fue obligado a expatriarse a una tierra lejana que le salvase del odio y de la desnudez del corazón.

 

Huir de Nazaret a Egipto en medio de la noche fue, para la Sagrada Familia de Nazaret, la única manera de salvar la vida. Fue el modo en el que Él, el Hijo de Dios, «se hizo débil con los débiles» (1 Cor 9, 22), para que veamos su rostro en el de esos hermanos que, humillados, privados de derechos humanos y prófugos del hogar que les vio respirar por primera vez, tan solo anhelan un hogar que los ampare.

 

El doloroso exilio que emprendieron Jesús, María y José en búsqueda de una vida digna, es hoy, dos mil años después, la viva imagen de tantas familias que intentan atravesar el infierno que abate sus almas heridas. Porque el Cielo es descubrir el amor y amar como el Señor nos ama, y nosotros hemos de ser la posada que cobije tanta pena, tanto sufrimiento y tanto dolor.

 

Que este Día Mundial del Refugiado, en el que la tierra y el mar se tiñen de sangre inocente, nos recuerde que, de la manera que tratamos al hermano refugiado, así tratamos al mismo Señor que nos dice, “cada vez que lo hicisteis con uno de estos mis pequeños hermanos, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 31-46).

 

Con gran afecto, recibid la bendición de Dios.

 

+ Mario Iceta Gavicagogeascoa

Arzobispo de Burgos

«Iubento»: Los jóvenes celebran su Jubileo a ritmo de rock, indie y rap

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Tras más de un año en pandemia, poco a poco la sociedad española va recuperando su antigua normalidad. Sin embargo, lo vivido hoy en los patios del Seminario de San José ha sido una auténtica novedad en la pastoral juvenil de la archidiócesis. «Iubento», un gran festival de música joven nacido a la luz del Año Jubilar de la Catedral, ha sido uno de los grandes eventos culturales desarrollados en los últimos meses en la ciudad en un entorno que ha garantizado la seguridad sanitaria de las más de 1.500 personas que a lo largo del día han desfilado por las instalaciones del Paseo del Empecinado. Todo, gracias a un equipo de voluntarios coordinados por la delegación diocesana de Infancia y Juventud, organizadora del acto, y con el respaldo de la Fundación VIII Centenario de la Catedral.

 

«Iubento» se convierte desde hoy en una marca que pretende prolongarse a lo largo del tiempo y como un lugar donde pueden encontrarse jóvenes, en el que «se entremezclan la fe, la música, el arte y el testimonio cristiano», tal como expresa Óscar Moriana, delegado diocesano de Juventud. «Queremos que los jóvenes compartan la alegría de su experiencia como creyentes con los jóvenes, estén donde estén y sean como sean». Y todos ellos han tenido su espacio en este festival tan singular.

 

Por los patios del centro académico han desfilado a lo largo del día artistas locales, como Sioqué, otros conocidos en el panorama nacional, como Playa Cuberris, Kitai o Siloé, y otros artistas cristianos, como Not From This World o el rapero Grilex. Junto a ellos ha actuado también Grotesque, la agrupación burgalesa que formaba parte de la «sorpresa final» del festival. Además de los conciertos, también ha habido momentos de pequeños encuentros de los artistas con algunos de sus seguidores y espacios para el esparcimiento y la convivencia con la compra venta de comida y objetos de merchandising, todo ello sin olvidar la celebración de la eucaristía en la Catedral, con la que ha arrancado el festival. 

 

«Jóvenes capaces de amar»

 

El arzobispo, don Mario Iceta, que ha presidido la celebración, se ha felicitado por el desarrollo de «iuBento». Ha asegurando a los asistentes –que también han atravesado la Puerta Santa del Perdón– que un joven es «alguien con capacidad de amar», lamentando que haya «jóvenes viejunos que no aman y van a lo suyo». «Cuando la capacidad de amar se nubla, comienza la vejez», ha insistido.

 

El arzobispo ha revelado a los jóvenes que ser cristiano «es tener experiencia, haberse encontrado con Dios», «que orienta y transforma nuestra vida». «Él cuenta con tus carencias, con tus dramas y los míos, con nuestras debilidades, con lo feo de nuestra vida y hace su obra, cuenta contigo». Junto a ello, ha animado a los jóvenes a «vivir sirviendo a los demás», porque es ahí «donde comienza la alegría» y a dejar que Dios «sane nuestras podredumbres para poder transformar el mundo».

Las religiones monoteístas se encuentran en la Catedral de Burgos

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La segunda jornada del Foro de la Concordia sirvió para indagar en las coincidencias y las diferencias entre el judaísmo, el cristianismo y el islam, en sus figuras comunes aunque no coindicentes o en los pasajes con violencia textual. La capilla de los Condestables de la Catedral de Burgos acogió ayer tarde una mesa redonda en la que participaron representantes de las grandes religiones monoteístas: Jon Juaristi, catedrático de Literatura en la Universidad de Alcalá, Verónica Nehama, vicepresidenta del Consejo Español de Mujeres Judías, Jaume Flaquer, jesuita director adjunto del Centro de Estudios Cristianismo y Justicia, y Bahira Abdulatif, profesora de cultura árabe e islámica en la Universidad Católica de Ávila, todos ellos moderados por Santiago del Cura, catedrático emérito de Teología Dogmática.

 

Nehama destacó que el judaísmo está basado en la justicia y la solidaridad, y que por ello regula multitud de comportamientos humanos. Asimismo, desglosó sus contribuciones sociales (descanso semanal, censo poblacional, asilo a los perseguidos, la proporcionalidad de la ley del Talión, igualdad ante la ley..) y su «potente» mensaje ecológico. «Las religiones deberían ser inhibidores y no catalizadores de la violencia», afirmó, además de apostar por la educación como clave para la concordia.

 

Juaristi también centró su intervención en el judaísmo: «La Ley está en el centro del judaísmo. Y el centro de la Ley es el no matarás», como una forma de «blindar» la sacralidad de la vida humana. El escritor vasco también recordó la «necesidad de romper con la idolatría» de esta religión.

 

El jesuita Flaquer elogió la figura del papa Francisco, por haber conseguido articular «un discurso creíble» frente a las otras religiones y por anteponer los gestos a las palabras. «La Iglesia debe ofrecerse en diálogo, esperando ser correspondida», dijo, pero no exigir esa correspondencia como inicio del diálogo. Asimismo, apuntó que la violencia también se ha dado en los politeísmos.

 

Por su parte, Abdulatif hizo hincapié en todo lo que une al islam con el judaísmo y el cristianismo y abogó por «estudiar la historia de las religiones y la ética». «La ética es la misma ética», enfatizó. Además, explicó la importancia del sistema solidario del islam, que permite sobrevivir a muchos musulmanes en apuros, gracias a los fondos que aportan los creyentes, que se distinguen de la limosna en que están regulados.

 

Primer Foro de la Concordia

 

El Foro de la Concordia surge para facilitar el diálogo y las principales conclusiones de los coloquios quedarán recogidas en un documento final, con el ánimo de que contribuyan a la concordia. Estas tres jornadas están organizadas por la Facultad de Teología del Norte de España en su sede de Burgos, el Cabildo Metropolitano de Burgos y la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y se retransmite en videostreaming a través de cope.es.

 

Esta tarde, la segunda y última mesa redonda llevará por título ‘La concordia entre saberes: escucha e interpelabilidad mutuas’. Moderada por José Luis Cabria, decano de la Facultad de Teología del Norte de España en su sede de Burgos, en ella debatirán Juan Luis Arsuaga, codirector de los yacimientos de Atapuerca; María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana; Javier Prades, rector de la Universidad Eclesiástica San Dámaso; y Miguel García-Baró, catedrático de Filosofía en la Universidad Pontificia de Comillas.

El cardenal Miguel Ángel Ayuso apuesta por la concordia como la ‘tecla justa’ para construir el futuro de la sociedad

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El cardenal Miguel Ángel Ayuso inauguró ayer el Foro de la Concordia de la Catedral de Burgos con una conferencia sobre el diálogo interreligioso como camino para la fraternidad y la amistad social. «Es esta concordia la tecla justa que nos puede permitir construir nuestro futuro, como se construyó esta preciosa catedral, que celebra su octavo centenario», afirmó en su intervención en la primera de las tres jornadas que acogerá la capilla de los Condestables del templo gótico.

 

Ayuso estuvo acompañado por el arzobispo y presidente de la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021, Mario Iceta Gavicagogeascoa, y el vicario general de la diócesis de Burgos, Fernando García Cadiñanos. El presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso aseguró que «la concordia es siempre posible y necesaria, a todo nivel y en toda situación», aunque para ello se debe evitar la ambigüedad y «es precioso creer en la sinceridad de las intenciones recíprocas».

 

El cardenal sevillano desgranó algunos de los aspectos recogidos en la tercera encíclica del papa Francisco, Fratelli Tutti, y defendió la influencia del diálogo interreligioso en la génesis de este documento por su condición «esencial» para la coexistencia civil. En el objetivo de lograr una sociedad fraterna apeló a «vencer al virus del individualismo radical» y refugiarse en la benevolencia y la solidaridad, a la vez que reconoció la necesidad de establecer unos valores éticos y espirituales «universales y compartidos».

 

Ayuso, misionero comboniano que vivió dos décadas en el valle del Nilo, entre Egipto y Sudán, apeló a las religiones a no encerrarse en sí mismas y recordó que «los creyentes son un factor de paz y concordia». «La religión es parte de la solución de los problemas que vivimos en nuestras sociedades», concluyó.

 

Primer Foro de la Concordia

 

El Foro de la Concordia surge para facilitar el diálogo y las principales conclusiones de los coloquios quedarán recogidas en un documento final, con el ánimo de que contribuyan a la concordia. Estas tres jornadas están organizadas por la Facultad de Teología del Norte de España en su sede de Burgos, el Cabildo Metropolitano y la Fundación VIII Centenario de la Catedral. Burgos 2021 y se retransmite en videostreaming a través de cope.es.

 

Hoy jueves, la primera mesa redonda, que comenzará a las 18:30 h. llevará por título «La concordia de las religiones: fraternidad y diálogo». Moderada por Santiago del Cura, catedrático emérito de Teología Dogmática, en ella debatirán Jon Juaristi, catedrático de Literatura de la Universidad de Alcalá, exdirector general de la Biblioteca Nacional y del Instituto Cervantes, Premio Nacional de Ensayo y Premio Mariano de Cavia de periodismo; Jaume Flaquer, jesuita y director adjunto del Centro de Estudios Cristianismo y Justicia; Verónica Nehama, escritora, profesora y vicepresidenta del Consejo Español de Mujeres Judías; y Bahira Abdulatif, escritora, traductora y profesora visitante de cultura árabe e islámica en la Universidad Católica de Ávila.

«No concibo una Iglesia sin Cáritas»

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Natural en Villahoz y feligrés de la parroquia de San Fernando, en Río Vena, Tobías Burgos Nieto colabora en el economato de Cáritas repartiendo alimentos a las personas necesitadas. «Lo que hacemos es la entrega de alimentos que nos llegan desde el Banco de Alimentos y donaciones de las parroquias que también hacen recogida y nos lo acercan a Cáritas. Si faltan alimentos esenciales en algún momento, lo complementa Cáritas» cuenta este voluntario, vinculado a esta institución de la Iglesia desde su jubilación.

 

Para Tobías, Cáritas siempre ha sido esencial en la Iglesia. «No concibo una Iglesia sin Cáritas, porque la doctrina de Jesús se fundamenta en el amor a los demás, y eso es lo que hace la institución, servir al prójimo desde el amor». Es también miembro del Consejo Económico de su parroquia, donde lleva la contabilidad. En la iglesia, primero acogen a las personas que solicitan ayuda, escuchan sus problemas y hacen un seguimiento para conocer sus necesidades. «Nos reunimos el grupo de Cáritas parroquial, al que también pertenece una asistente social, para decidir la ayuda que podemos prestar en cada caso, que puede ser no sólo económica, sino también de búsqueda de empleo, aportación de alimentos, o ayuda en forma de pagos de alquileres, agua, luz… lo que se estime necesario que podemos cubrir».

 

Al economato de Cáritas acude gente de todo tipo, de edades variadas, con familia o sin ella, de nacionalidades diversas y diferentes religiones. «En Cáritas no miramos creencias, para la Iglesia todos son hijos de Dios y hermanos nuestros. Se atiende a todos por igual. Jesucristo no miró a quién hacía el bien y en la Iglesia tampoco lo hacemos» señala este padre de dos hijos y abuelo de cuatro nietos. El reparto de alimentos se hace siguiendo una serie de criterios, cuentan con sustento básico y fundamental, como legumbres, leche, huevos y en general productos no perecederos. Son muy exhaustivos en controlar las fechas de caducidad de los alimentos antes de ponerlos a disposición de las personas que lo solicitan. «Cada persona trae un vale en el que figuran unos puntos después de la valoración que se les ha hecho en la parroquia con un asistente social de Cáritas. Los puntos son canjeables por los alimentos que ellos consideran que necesitan, dentro de lo que tenemos en el economato. Además, la parroquia también les da vales para la compra, en los establecimientos colaboradores, que cuentan con alimentos perecederos, como fruta, carne o pescado, porque de estos productos no disponemos en el economato» detalla Tobías.

 

El número de personas que acuden a Cáritas ha incrementado estos últimos años. No solo llegan familias necesitadas de países de fuera o de otras ciudades, si no también vecinos de Burgos que precisan apoyo para poder comer. «Muchos han perdido el empleo o carecen de medios económicos. Desde que se desató la pandemia, hemos notado el aumento de personas que acuden al economato, muchos tuvieron que cerrar sus negocios y se quedaron sin medios de vida» señala este voluntario de Cáritas, quien asegura que se siente «muy contento y satisfecho de poder ayudar». Una labor que le permite «hacer algo por los demás».

 

El trabajo que realiza Cáritas Diocesana de Burgos es esencial. En el año 2020, atendieron a 9.739 familias y el total de intervenciones realizadas en todos sus programas fueron 86.921. A pesar de todo, Tobías considera que mucha gente desconoce los servicios que aporta esta institución de la Iglesia. «La mayoría de la gente ignora el sentido de todo el trabajo que se hace y su cercanía con las personas necesitadas. Cáritas no es dar unos alimentos o ropa y ayudar a las personas en problemas, es mucho más que eso, hay una gran labor de fondo, de acogida, de escuchar, acompañar y apoyar, conocer sus necesidades e intentar ayudarles, en definitiva, una vocación de servicio al prójimo. Muchos de estos aspectos no se conocen».

 

La labor de Cáritas es servir a las personas necesitadas, ayudarlas y quererlas. «No hay una evangelización de manera directa, aunque amar a los demás ya supone una evangelización esencial. En Cáritas no se adoctrina a nadie. Si con nuestro servicio descubren a Jesús y conocen la Iglesia, pues fenomenal, pero no hay una labor explícitamente evangelizadora» concluye.