«Venimos con ganas de montar el paso y de ponernos a mecer»

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Desde hace meses los costaleros de la Real Hermandad de la Sangre del Cristo de Burgos y Nuestra Señora de los Dolores se han estado preparando para sus salidas durante la Semana Santa de este año, ensayando los movimientos y practicando con el paso en la parroquia de San Gil. «Para nosotros son momentos muy bonitos, son momentos de preparación, de sentimientos y de devoción» cuenta Javier Peña, miembro de la hermandad.

 

Esta cofradía, surgió en el año 1592 como la Noble Hermandad de la Sangre de Cristo en el Real Convento de la Santísima Trinidad de Burgos, pero no fue hasta mediados del siglo XX cuando se empezó a llamar con el nombre con el que se le conoce actualmente. Durante todo el año los integrantes se mantienen en contacto y se juntan para comer, disfrutar juntos y para contarse momentos de sus vidas, conservando una estrecha relación fuera de la Semana Santa y de los pasos.

 

Actualmente consta de 38 costaleros aproximadamente, y aunque en su mayoría son hombres, también suele unirse alguna compañera todos los años. «Cada uno tiene su historia de vida y sus momentos, y cuando llega la Semana Santa cada uno lo vive de una forma diferente. Somos un grupo muy unido y nos une una pasión por nuestra Dolorosa y por el Cristo».

 

«La adoración perpetua es una gracia de Dios para los tiempos de hoy»

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adoración perpetua

 

Ángela Sáez López-Linares nació en Burgos hace 67 años. Estudió románicas en Valladolid y posteriormente aprobó unas oposiciones como funcionaria del Estado. Desde 1981 vive en Burgos y siempre ha pertenecido a la parroquia San José Obrero donde colaboró en la implantación en Burgos de la adoración perpetua que cuenta ya con 12 años de funcionamiento y donde en estos momentos es una de sus coordinadoras. También ha sido catequista para niños y niñas de confirmación, formó parte de la Cofradía del Descendimiento de la Cruz, Señor de la Esperanza y durante varios años ha sido miembro del Consejo Pastoral de la parroquia. Su vida también ha estado marcada por un incendio en su casa, en el que murió su madre y estuvo muy grave a punto de perder la vida.

 

La adoración perpetua es una práctica religiosa en la que se realiza la adoración eucarística las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Este acto es llevado a cabo por un grupo de personas, quienes se turnan para asegurarse de que siempre haya alguien en la capilla adorando al Santísimo Sacramento. Ángela cuenta que toda esta iniciativa surgió hace catorce años y fue gracias al padre Carlos Alonso, quién acudió en Roma a unos cursos y al volver a Burgos «trajo en su corazón la idea de poner en marcha la Adoración Perpetua». Durante el proceso de construcción de la capilla Ángela sintió que Dios les había acompañado durante todo el proceso, y esto se intensificó en su inauguración. «Fue algo difícil de describir, yo sentí en mi alma que Dios estaba aquí, en esta capilla, para ser adorado», recuerda.

 

Ángela cuenta que ponerse en contacto con el Señor es algo muy importante para todos los fieles, ya que sólo así podemos establecer una conversación con Él y contarle nuestros problemas y deseos. «Dios siempre concede lo que le pedimos si ello es en beneficio de las almas, si lo que le pedimos es bueno para nosotros espiritualmente».

 

También narra desde su experiencia personal un suceso que le influyó mucho pero que pudo sobrellevar y salir adelante gracias a la oración. «Cuando vivía con mi madre en la Barriada Militar y sufrimos un incendio en el que mi madre falleció y a mi prácticamente me daban también por fallecida […]. Lo pasé muy mal, estuve un mes en coma y luego con tremendas alucinaciones, fue horrible. Pero detrás de todo hubo mucha oración, gente que rezó por mi y también yo le pedí al Señor que quería vivir si lo consideraba bueno para mi alma, y es increíble porque me recuperé mucho más pronto de lo previsto». Tras este suceso se vio sola en la ciudad, pero eso hizo que se agarrase más al Señor. «Me fue abriendo caminos poco a poco y confié plenamente en su providencia», argumenta.

 

La adoración perpetua está abierta a todas las personas que lo necesiten o quieran ir. Ángela cuenta que suele ir gente de todo tipo, desde familias con hijos pequeños hasta parejas o personas mayores. «Aquella persona que sienta necesidad de rezar por alguien o hacer una visita al Señor a las tres de la madrugada no tiene más que llamar al timbre e inmediatamente se le abre la puerta». Además, si se quiere pertenecer al grupo de adoradores comprometidos solo se necesita elegir la hora que le venga mejor a esa persona, puesto que es algo que decide cada uno. «Si el Señor está vivo aquí, ¿dónde voy a estar mejor?» nos cuenta la coordinadora.

 

Que este evento haya durado tanto tiempo es «casi como un milagro de Dios», y el deseo que tienen los participantes es que haya un relevo generacional, dado que muchos de los adoradores habituales son gente mayor que por problemas de la edad ya no pueden asistir todo lo que desearían. También piden ayuda a la diócesis ya que «para eso somos un proyecto diocesano, y la única capilla que hay en Burgos».

San José Obrero recibe la visita pastoral del arzobispo

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Prosiguiendo con su visita pastoral a las parroquias del arciprestazgo de Burgos-Vega, el arzobispo, don Mario Iceta, dedicó la última semana a conocer la realidad pastoral en torno a San José Obrero. Desde el martes y hasta el domingo, conoció los colegios religiosos del barrio, mantuvo reuniones con los principales agentes pastorales y visitó las comunidades contemplativas cercanas a la parroquia.

 

La primera jornada la dedicó a conocer los colegios de titularidad católica presentes en el barrio. La primera parada de la visita tuvo lugar en el colegio Jesús-María. El arzobispo saludó al equipo directivo y las religiosas que alientan el carisma educativo del colegio, visitó las instalaciones y compartió con el equipo de pastoral las inquietudes y su plan de evangelización. También mantuvo un encuentro con representantes de todos los cursos, donde los pequeños le entregaron algunas pinturas y le hicieron varias preguntas.

 

Acto seguido, se acercó al Colegio de Jesuitas. Después de saludar al equipo directivo, visitó las aulas de los más pequeños, de 1 y 2 años. Ya en la capilla se reunió con varios cursos de infantil y primaria. También se reunió con el equipo de pastoral de secundaria y con los alumnos de 2º de Bach, a quienes alentó a saber «elegir» bien su futuro.

 

A lo largo de la semana, el arzobispo también ha mantenido varias reuniones con el equipo de sacerdotes y con varios miembros de la parroquia que, reunidos en asamblea, presentaron los distintos grupos y movimientos y compartieron sus inquietudes con don Mario.

 

El jueves se reunió con los consejos parroquiales de pastoral y de economía. Le presentaron la situación económica de la parroquia con sus dificultades y cada una de las facetas y proyectos pastorales. El arzobispo les animó a seguir trabajando ilusionados, con esperanza, sin olvidar en ningún momento que la eucaristía es el motor de todas las actividades.

 

En la mañana del sábado 18, visitó las tres comunidades contemplativas presentes en el territorio de la parroquia: Clarisas, Trinitarias y Carmelitas descalzas. También tuvo lugar un encuentro en el salón parroquial con las cinco comunidades de vida activa. La Visita Pastoral concluyó con la celebración de la misa estacional del IV domingo de Cuaresma, con sabor a San José y al Seminario.

«No seamos mediocres. No busquemos el aprobado, sino el sobresaliente»

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Han pasado 400 años desde su muerte y, aunque lo parezca, el mundo no ha cambiado tanto desde entonces. Los retos pastorales a los que tuvo que hacer frente san Francisco de Sales difieren poco de los que también deben afrontar los sacerdotes del siglo XXI. Los cambios epocales, antropológicos, sociales, religiosos y culturales que vivió el santo obispo de Annecy interpelan también a los sacerdotes de hoy. Las intuiciones del doctor de la Iglesia han servido a las reflexiones que los sacerdotes de la zona centro de la archidiócesis han mantenido esta mañana acompañados del arzobispo en su retiro espiritual de Cuaresma.

 

Para don Mario Iceta, Francisco de Sales llama a los sacerdotes a vivir como criterio último el amor, a compaginar acción y contemplación, a ser del mundo sin caer en la mundanidad, a amar la sociedad y la cultura en la que viven evitando la autorreferencialidad, a buscar la santidad en la vida cotidiana. «Es lo que también nos espera como tarea esencial para este cambio de época: una Iglesia no autorreferencial, libre de toda mundanidad pero capaz de habitar el mundo, de compartir la vida de la gente, de caminar juntos y escuchar y acoger… Francisco de Sales nos invita a salir de la preocupación excesiva por nosotros mismos, por las estructuras, por la imagen social y a preguntarnos más bien cuáles son las necesidades concretas y las esperanzas espirituales de nuestro pueblo», ha subrayado repitiendo las palabras del papa Francisco. «Tenemos que buscar la santidad en la vida ordinaria, no ser mediocres o dejar las cosas a la mitad. La mediocridad es el menos, la santidad es el más. No busquemos el aprobado, sino el sobresaliente», ha animado a los sacerdotes.

 

Como viene siendo habitual, el arzobispo mantiene con los sacerdotes de la archidiócesis varios retiros a lo largo del año, en torno al inicio del curso pastoral y durante la Cuaresma. El pasado 1 de marzo ya dirigió otro retiro a los sacerdotes de la zona norte de la provincia en el monasterio de El Espino, mientras que el día 20 hizo lo propio con los de la zona sur, esta vez en Caleruega.

Homenaje póstumo a Pablo González: un libro recoge 200 de sus poemas

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Muchos le recuerdan como un hombre recio, inteligente, con un humor fino que contagiaba alegría. También como un hombre de fe, sencillo y trabajador, amante de Castilla y sus pueblos. Pocos, sin embargo, sabían de su afición a la poesía, que descubrió durante sus años de servicio militar en Ceuta de la mano de fray Luis de León y san Juan de la Cruz. Con el paso de los años, Pablo González Cámara fue acuñando un legado literario que hoy, como un homenaje póstumo, ha visto la luz con la publicación de un libro editado por la fundación VIII Centenario de la Catedral, de la que fue uno de sus primeros impulsores.

 

El volumen compendia más de 200 poemas de quien fue presidente del cabildo y vicario judicial de la archidiócesis, en los que «desnuda su alma» para que «podamos conocer su espiritualidad», tal como explica Ernesto Pérez Calvo, uno de sus más íntimos amigos y editor del libro junto a José Luis Cabria, presidente de la Facultad de Teología del Norte de España. Ambos han sido los encargados de rescatar –gracias a la colaboración de su familia– y agrupar en esta antología poemas que recogen vivencias, impresiones y experiencias de su autor, estructurados en tres capítulos y un anexo.

 

El libro recoge poemas que González Cámara escribió con motivo del VIII Centenario de la Catedral, que ya fueron declamados en uno de los actos organizados en torno al Jubileo. También hay poesías sobre la vida, la muerte, el amor, la esperanza, guiños al mundo rural y el campo, a personajes variopintos y anécdotas entrañables que formaron parte del ministerio sacerdotal de su autor. También hay un amplio capítulo dedicado a poesía religiosa y donde destacan composiciones relativas a sus últimos años, marcados por la enfermedad que acabó con su vida el último Jueves Santo.

 

El libro, titulado «Pablo González Cámara. Poesías versificando la vida y la fe», ha sido presentado esta mañana en la Catedral en un acto que ha contado con la participación del arzobispo, don Mario Iceta; el vicepresidente de la fundación VIII Centenario, Antonio Miguel Méndez Pozo, y el deán de la Catedral, Félix José Castro Lara.