«La realidad de la muerte solo se puede afrontar con la esperanza de la fe»

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Pilar de Domingo Molero nació en la pequeña localidad burgalesa de Hinojar de Cervera, donde vivió toda su infancia. Tras pasar algunos años en Llodio y San Sebastián, en el País Vasco, desde 1980 vive en Burgos. Pertenece a la parroquia de San Pablo, donde participa en un grupo parroquial de reflexión de la Biblia, también es miembro del Grupo de Jesús y recientemente se ha implicado en el Grupo Betania, donde comparte experiencias y desarrolla acciones benéficas. Soltera y con un hermano, ha dedicado gran parte de su vida al cuidado de sus padres, hoy ya fallecidos.

 

Su padre murió hace menos de un año, a los 102 años de edad, después de varios años enfermo de Alzheimer. Su madre, hace 9 años, de cáncer. Para Pilar, «han sido años muy duros en los que he estado centrada en cuidarles lo mejor que ha podido, incluso tuve que dejar mi trabajo en la hostelería para estar con ellos, porque me necesitaban».

 

Pilar no se arrepiente de esa renuncia profesional para dedicarse plenamente al cuidado de sus padres: «No, ni mucho menos. Si ahora surgiera de nuevo la misma situación, lo volvería a hacer igual. Es verdad que me he perdido muchas cosas, no he tenido casi vida social, pero ahora cuando miro hacia atrás y ya no están conmigo me siento bien de haberlo hecho, no me arrepiento e incluso creo que podía haber hecho más, porque lo que hacemos en estos casos nunca nos parece suficiente, siempre queda algo por hacer, he querido darles todo mi cariño, pero a veces no sabes cómo expresarlo».

 

Evidentemente, las cosas no han sido fáciles para ella. «Por un lado necesitas la fe para no venirte abajo y por otro no hay más remedio que aceptar la realidad. Cuando nos dijeron que mi madre padecía cáncer, pedí a Dios con todas las fuerzas que hiciera algo, que la salvara, aunque lo que pedía era un milagro. Mi padre ya estaba enfermo de Alzheimer y el panorama en mi casa era desolador. En parte, tener a mi padre muy necesitado me salvó porque no tenía tiempo de pensar en lo doloroso de la situación, sino en atenderlos. Ante la dificultad, Dios me daba la fuerza necesaria para salir adelante, aunque en esos momentos no me daba cuenta de nada», asegura.

 

Confiesa que a pesar de tener fe, la muerte le sigue dando mucho miedo, «porque hay cosas que se nos escapan al entendimiento humano. Yo siempre quiero saberlo todo, he preguntado muchas veces a los sacerdotes sobre la muerte y me dicen que todo no lo podemos saber, que tenemos que fiarnos de Dios. Yo estoy convencida de que me reuniré con mis seres queridos, que volveremos a encontrarnos, me da miedo la muerte, pero tengo mucha esperanza. La realidad de la muerte solo puede afrontarse con la esperanza de la fe», explica.

 

Creer en Dios y contar con la Iglesia ha ayudado a Pilar a superar los momentos difíciles, reconoce. «Ha sido mi refugio, hacer una visita al Señor, pedirle por mis seres queridos y entender que si yo les quiero, Dios los quiere aún más que yo, me tranquiliza mucho y me da la esperanza de que si Jesús resucitó, lo hizo para que sepamos que la muerte no es el final. Además, el contacto con otras personas que te dan ánimo también me ha ayudado mucho».

 

Es necesario hablar de la muerte

 

Esta feligresa de la parroquia de San Pablo considera que la Iglesia no habla suficientemente de la muerte «y es necesario hacerlo». «Las personas tenemos que enfrentarnos a la muerte y se nos habla muy poco de ello, parece un tema tabú en la Iglesia y no lo entiendo. Los sacerdotes debieran hablarnos con naturalidad de la muerte, explicarnos qué es la muerte a la luz del Evangelio y dar a conocer a todo el mundo la esperanza y la alegría de que no es el final, que nuestros seres queridos no se van y nos esperan. En mi caso, hay muchos momentos que siento a mis padres cerca, es una sensación de tenerlos a mi lado, y en la Iglesia se habla muy poco de la muerte, no lo entiendo».

 

«Si tenemos en cuenta que la muerte es inevitable, que debemos afrontarla como parte de la vida, no podemos ignorarla, porque entonces la vida se reduce al paso de los días, sin ningún futuro. No entiendo a personas que afirman que no se plantean la muerte ni lo que podemos encontrarnos después. Creo que todos nos lo planteamos alguna vez y no hacerlo en serio es como cerrar los ojos y no querer ver la realidad de la propia vida. No lo comprendo, porque sin dar un sentido a la muerte es imposible que podamos darlo a la vida en su sentido amplio. Por eso muchas veces la muerte nos sorprende y nos descoloca», añade.

 

La vida como un examen

 

Sobre cuál es el sentido que tiene la vida, confiesa que muchas veces se hace esa pregunta y cree que cada persona tiene su propia respuesta. «Para mí la vida es como un examen, una prueba de la que tenemos que responder ante Dios sobre nuestros actos, por eso también es como una oportunidad de hacer cosas buenas y de comportarnos bien con los demás. Y en el recorrido de la vida muchas veces creemos que Dios no está, es como si estamos en un parque jugando como niños y creemos que no hay nadie, pero sí, allí cerca está nuestro padre, viéndonos y sabiendo todo lo que hacemos».

 

Confía en que más allá nos espera «un Dios misericordioso, que aunque hayamos cometido errores en la vida, valorará nuestras intenciones, el sentido con el que hicimos las cosas. Creo que la salvación nos espera si ponemos buena intención en nuestras obras, aunque nos equivoquemos. Pero todo lo demás es un misterio, porque como he dicho antes, hay cosas que se nos escapan y que nunca sabremos, porque solo Dios las conoce».

Comienza el Aula de Doctrina Social de la Iglesia en Aranda

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El próximo lunes 30 de octubre tendrá lugar el comienzo del curso del Aula de la Doctrina Social de la Iglesia, organizada por la Comisión de Pastoral Obrera del arciprestazgo de Aranda. Será a las 20 horas en la Casa de la Iglesia (plaza los Tercios, 1) para los dos grupos conjuntamente.

 

En esta primera sesión participará Fernando García Cadiñanos, profesor de Doctrina Social en la Facultad de Teología de Burgos, y se presentará el libro La dignidad de la persona y el bien común, editado por Francisco Porcar, material que después se trabajará en el Aula durante todo el curso. Este libro-cuaderno quiere ser una aportación al diálogo sobre la necesidad de generar una nueva cultura política desde la perspectiva del bien común y la justicia. Se ofrece tanto a las personas cristianas y las comunidades eclesiales para su reflexión, concreción y vivencia práctica, como también a personas y grupos no creyentes, puesto que se trata de una propuesta construida desde la búsqueda de un humanismo integral y desde lo que este ha de implicar para la vida y la acción política.

 

El contenido está estructurado en tres partes: la lucha contra la pobreza, principal problema de nuestra sociedad, que necesita la política del bien común; las características fundamentales de la acción de una comunidad política orientada al bien común, y, por último, explicitación de lo que deber ser la economía del bien común, entendiendo que la economía es una dimensión de la vida y la acción política, no algo al margen de ella.

 

La charla del día 30 está abierta a los asistentes habituales del Aula de la Doctrina Social de la Iglesia y a cuantas personas interesadas quieran participar. Al final se concretará la organización del curso y a quién destinar el gesto económico solidario que desde hace siete años se viene realizando.

La iglesia de San Pedro de Medina de Pomar reabre sus puertas

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El próximo 1 de noviembre se inaugurará la Iglesia Parroquial de San Pedro en Medina de Pomar (Burgos) tras su rehabilitación, con una Eucaristía presidida por el arzobispo, don Fidel Herráez Vegas, a las 18 horas. Previamente (mañana, 28 de octubre) se celebrará una jornada de puertas abiertas, de 12 a 14 horas y de 17 a 19 horas. El martes, 31 de octubre, a las 20:15 horas, tendrá lugar en el mismo templo una conferencia sobre «Historia del Convento de San Pedro», a cargo del sacerdote César Alonso de Porres.

 

Gran parte de los trabajos de recuperación de la iglesia han consistido en la conservación-restauración del Retablo Mayor de la Virgen, obra barroca del siglo XVIII, que presentaba diferentes daños. Entre ellos, destacaban un ataque de xilófagos generalizado que había causado pérdida del soporte y que se había visto agravado por la acción de una gotera; pérdidas de volumen y desencolado de tablas, algunas de las cuales se encontraban desprendidas de la estructura; la ocultación del bancal por un entarimado de madera; quemaduras visibles en la parte inferior del retablo y una gruesa capa de repintes y barniz oxidado que ocultaba el tono de la madera. En cuanto a la policromía del sagrario, presentaba repintes de purpurinas, cera, humo de velas y barnices oxidados, así como levantamientos y pérdidas puntuales de la capa pictórica.

 

El tratamiento de conservación-restauración ha consistido en la consolidación estructural de maderas mediante desinsección, consolidación química y refuerzos estructurales y encolados. También se ha realizado carpintería de reconstrucción de elementos seriados, así como la reintegración volumétrica de cornisas y molduras. En la totalidad de superficies se ha procedido a la eliminación de capas de protección no originales mediante limpieza química. También se ha fijado la policromía de algunas zonas del sagrario, que se encontraba levantada, y se ha procedido posteriormente a la reintegración cromática de faltas.

 

La rehabilitación se ha efectuado bajo la dirección del Taller Diocesano de Restauración de Burgos a través de la empresa Batea Restauraciones, por un importe de 17.800 €, que ha sido sufragado por la parroquia de Medina en su totalidad.

Curso de Monitor de Tiempo Libre para desempleados

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Voluntared Escuela Diocesana ofrecerá entre el 6 y el 12 de noviembre un curso intensivo de Monitor de Tiempo Libre dirigido especialmente a desempleados. Las clases se impartirán de 10:00 a 14:00 h. y de 16:00 a 20:00 h.

 

El curso, que capacita para la obtención del título oficial reconocido por la Junta de Castilla y León, consta de una fase teórica de 150 horas (de ellas 56 presenciales y 94 telemáticas) y una de prácticas de 150 horas, y existe la posibilidad de convalidar materias según la experiencia y formación del alumno.

 

Voluntared se compromete a proporcionar prácticas, que podrán realizarse de manera intensiva en un campamento, marcha volante o ruta, albergue o campo de trabajo con una duración mínima de diez días, o también pueden realizarse de manera extensiva, durante un período no inferior a tres meses, en actividades de tiempo libre continuadas.

 

Los requisitos para acceder al curso son tener cumplidos los 18 años y poseer el Graduado Escolar o el Graduado en Educación Secundaria Obligatoria.

 

Para solicitar más información o inscribirse en el curso, los interesados han de dirigirse a la sede de Voluntared, en la calle Ramón y Cajal 6, 2º; o contactar a través de los teléfonos 947 25 77 07/ 657 81 50 16. También se puede escribir al correo [email protected], o consultar la web de la institución, www.voluntared.org