El movimiento Vida Ascendente celebra la fiesta de sus patronos, Simeón y Ana

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La parroquia del Buen Pastor, en Miranda de Ebro, acogió el pasado lunes una eucaristía con la que miembros del movimiento Vida Ascendente honraron la memoria de sus patronos, Simeón y Ana, protagonistas del evangelio de la Presentación de Jesús en el Templo, cuya fiesta litúrgica se celebró el domingo 2 de febrero. El párroco, Jesús María Calvo, fue el encargado de presidir la celebración, a la que acudieron miembros del movimiento en la ciudad del Ebro y que, tras la eucaristía, compartieron mesa de hermandad. Una intensa jornada de convivencia que concluyó con una oración mariana.

 

En Burgos, por su parte, la parroquia de San Lesmes fue el lugar escogido para celebrar ayer miércoles esta celebración.

 

Vida Ascendente es un movimiento de apostolado seglar de personas jubiladas y mayores, reconocido y aprobado por la Conferencia Episcopal Española. Su finalidad es llevar el mensaje evangélico a los mayores y jubilados, para que aporten a a sociedad y a la Iglesia su fe, su experiencia y su tiempo disponible.

Programa de Personas sin Hogar: Mucho más que un techo

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David Polo es el coordinador del programa de Personas sin Hogar de Cáritas Burgos.

 

El de Personas Sin Hogar es uno de los programas más importantes dentro de la estructura de Cáritas diocesana de Burgos y por el que pasaron, solo en 2018, 1.567 personas con un total de 11.630 intervenciones realizadas A falta de recopilar los datos del último año, que se presentarán en torno a la próxima fiesta del Corpus Christi, hasta noviembre de 2019 habían pasado por el programa 1.258 personas (928 en Burgos, 405 en Miranda de Ebro y 201 en Aranda de Duero). Para algunos, puede parecer una cifra excesiva pues, obviamente, no son tantas las personas que en nuestra provincia estén durmiendo a la intemperie, en plena calle.

 

Y es que, hasta el concepto ha cambiado. Hace unos años se hablaba de gente «sintecho», mientras que hoy en día se aboga por hablar de «personas sin hogar». Para David Polo, coordinador del programa de Personas Sin Hogar de Cáritas Burgos, tener un hogar va mucho más allá de tener un tejado. Es más, subraya, «el Estado podría abrir residencias y crear viviendas sin que por ello exista un verdadero hogar. Hogar es una palabra que proviene del latín y hace referencia a ese lugar en la casa en torno al cual las personas que vivían bajo el mismo techo se juntaban alrededor del fuego. Allí, junto a esa hoguera, se forjaban las relaciones humanas y nosotros aspiramos a eso, a que la gente tenga más que un techo y forme parte de la comunidad». Por eso, la misión del programa de Personas Sin Hogar no solo busca un techo para las personas que carecen de él, sino que pretende contribuir en esta tarea de crear relaciones y lograr la reinserción plena de las personas. En este sentido, su misión es también de sensibilizar a la sociedad convirtiéndose a modo de «denuncia profética» en medio de un mundo fuertemente individualista y excluyente. «O eso, o nos vamos al garete con nuestros propios pobres», matiza Polo, reafirmando que debe ser un trabajo de toda la sociedad y, de forma especial, «de toda la comunidad cristiana».

 

Proyectos

 

El programa de Personas Sin Hogar agrupa, por tanto, varios proyectos que comprenden diversos servicios de alojamiento (como el albergue o la Unidad de Mínima Exigencia), acompañamiento (como el proyecto «Hogares», personas que viven en pisos; «Volver a empezar», para personas que salen de prisión y carecen de una red social, o el centro de día Santa Luisa de Marillac) o encuentro con estas personas en sus propios ambientes, como el proyecto «Café Calor», con el que varios voluntarios salen de noche para encontrar a los transeúntes en los lugares puntuales donde suelen pernoctar. Junto a ello, a lo largo del año se realizan varias acciones de concienciación y sensibilización sobre la realidad de estas personas, como actos a pie de calle o, últimamente, la publicación de un libro que recopila 36 testimonios de algunas de ellas. El objetivo final del programa es acompañar a las personas que viven en situación de sinhogarismo para dotarles de la estructura necesaria que posibilite la salida de su situación y su inserción plena en la sociedad.

 

Carencias

 

A David Polo no le gusta hablar de «perfiles» entre los usuarios del programa pues, asegura, «cada persona tiene su propia problemática y es muy difícil generalizar». Aún así, a grandes rasgos, señala que las personas que se benefician del programa suelen «estar perdidas, desorientadas y sin una red real y social de personas y amigos». También constata una «falta de habilidades» entre los usuarios, bien porque las han perdido o porque nunca las han adquirido, así como «apatía o falta de interés por muchas cosas, incluso a veces por la propia vida»; y la «anomia» o ausencia de normas que les hacen complicado retomar horarios, rutinas y una cierta disciplina básica diaria.

 

Como aspectos menos generalizados también señala algunos problemas de salud mental o la vinculación con algún tipo de policonsumo de alcohol y drogas y, últimamente, adicción al juego, un factor que está creciendo y «nos comienza a alarmar». En cuanto a las cifras, se constatan algunos aspectos preocupantes, como el aumento de jóvenes menores de 35 años (el 21% del total) y de mujeres (el 9%, un punto más que en 2018). Además, el 59% de los usuarios del programa son de nacionalidad española seguidos de ciudadanos europeos y latinoamericanos. Datos que manifiestan que la vivienda se está convirtiendo en «un derecho inaccesible para muchas familias» y que «la exclusión social se está enquistando también entre los más jóvenes».

 

Algunos creen que si alguien llega a esta situación es «porque algo habrá hecho». Sin embargo, Polo matiza que «no se puede culpar y, si nosotros sostenemos esa afirmación es porque jugamos con ventaja. Ellos, sin embargo, carecen de referencias básicas que nosotros sí hemos tenido desde nuestra infancia. Lógicamente que si hubieran actuado de otro modo no habrían llegado a esa situación, pero carecían de referentes para haber optado por otras alternativas», concluye.

 

Sea como fuere, si las personas llegan al programa de Personas Sin Hogar es «porque algo ha fallado, porque ahí fuera es invierno y se siente frío, no solo físico, sino esos otros fríos y heridas que duelen de verdad». «Porque –argumenta el trabajador social– la persona es creativa por naturaleza, busca la trascendencia, quiere crecer. Si alguien ha llegado a esta situación de sinhogarismo es porque algo ha pasado y puede ser más o menos recuperable. Y para eso estamos nosotros aquí, no para juzgar a nadie, sino para dar a estas personas una segunda oportunidad. Queremos ofrecer respuestas y es ahí donde hay que trabajar y que ellos pongan de su parte, no tenemos una varita mágica para revertir la situación si ellos no quieren». Por eso, revela, «a veces es necesario darles un baño de realidad y decirles que se pongan las pilas, incluso con palabras que a veces no gustan. Somos como Jesús que dice a Lázaro “levántate y anda”».

 

Y es ahí donde el programa de Personas Sin Hogar presta su servicio de acompañamiento a sus usuarios. Un trabajo que es siempre «subsidiario», es decir, de colaboración con las administraciones públicas, los verdaderos agentes de revertir la situación. De ahí que sea un programa conveniado con los ayuntamientos –en concreto con los de Burgos, Aranda y Miranda– que tienen la competencia en esta materia. «Nosotros somos centro de acogida. Si esa persona está empadronada en Burgos, su caso recae directamente en los servicios sociales, con los que trabajamos directamente, de forma coordinada y muy profesional». Mientras las administraciones públicas se encargan de la problemática, «nosotros les prestamos aquí un tiempo más o menos indefinido de alojamiento. Y lo hacemos con flexibilidad, con una atención individualizada y siempre pensando en el beneficio de las personas y el bien de la sociedad».

Las jornadas de Neurociencia y Educación están a punto de arrancar

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Varios centros educativos diocesanos se han unido para organizar las II Jornadas de Neurociencia y Educación, que este año llevarán por lema «Conectar con todos, un reto diario». Las jornadas, que se desarrollarán los días 10 y 11 de febrero contarán con las ponencias de José Ramón Gamo, quien abordará los trastornos del neurodesarrollo más habituales en el aula; y de Inmaculada Pérez-Tamargo, que hablará sobre la neuroplasticidad y la posibilidad de «re-entrenar» el cerebro en el aula. Gamo, especialista en audición y lenguaje, cuenta con un máster en neuropsicología infantil y del desarrollo y con otro sobre neurodidáctica. Es además director técnico de la Fundación Educativa Activa y cofundador de Niuco; también es fundador de los Centros Cade (Centro de Atención a la Diversidad Educativa). Pérez-Tamargo, por su parte, es directora del Centro Sábilis y neuropsicóloga.

 

Los centros que se han unido para sacar delante estas jornadas con el colegio Saldaña, el colegio Círculo, Apóstol San Pablo, María madre Politecnos, San Pedro y San Felices y el centro Santa María La Nueva y San José Artesano. Colaboran en esta iniciativa la Fundación Cajacírculo y las editoriales SM, Edelvives y Santillana. Las jornadas tendrán lugar en el salón de actos de la Fundación Cajacírculo (Plaza de España nº3) a las 17:00 horas. la entrada es libre para todos los que deseen asistir.

«Santo Padre, tiene que venir a Burgos»

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«La desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que nuestras sociedades muestran hacia las personas mayores, llaman no solo a la Iglesia, sino a todo el mundo, a una reflexión seria para aprender a captar y apreciar el valor de la vejez». Son algunas de las palabras que el Santo Padre, el papa Francisco, dirigió el pasado viernes 31 de enero a los participantes al congreso «La riqueza de los años», organizado en Roma por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida de la Santa Sede. Un encuentro que reunió a más de 600 personas de todo el mundo y a unos 100 españoles, entre los que se encontraba Amelia Díez Reoyo, la presidenta diocesana del movimiento Vida Ascendente, y quien tuvo la oportunidad de saludar personalmente al Papa.

 

A pesar de que el equipo de protocolo de la Santa Sede les habían dado indicaciones de no alargar mucho el saludo al sucesor de Pedro, Amelia se saltó las reglas y no dudó en invitar a Francisco a visitar Burgos: «Yo le dije, Santo Padre, al año que viene cumplimos 800 años de nuestra Catedral y tiene que venir a vernos. Y es entonces cuando él me prestó esa sonrisa tan maravillosa que tiene», relata.

 

Amelia, quien acudió a Roma en compañía de otros cinco burgaleses, todos ellos pertenecientes al movimiento Vida Ascendente, asegura que para ella ha sido una experiencia «ilusionante y muy enriquecedora», a la vez que agradece al movimiento haberle «abierto todas las puertas» para poder participar en el congreso internacional. «Todavía estoy soñando», relata.

 

Aplauso a los abuelos

 

Durante el Congreso internacional del congreso para los ancianos, Amelia y el resto de burgaleses han podido descubrir la importancia de cuidad la salud y de dotar de protagonismo en la Iglesia y la sociedad a los mayores. Como aseguró el mismo Santo Padre, los abuelos «son el eslabón indispensable para educar a los niños y a los jóvenes en la fe. Debemos acostumbrarnos a incluirlos en nuestros horizontes pastorales y a considerarlos, de forma no episódica, como uno de los componentes vitales de nuestras comunidades».

«¡En marcha… sin fronteras!», lema de la próxima edición de la Canción Misionera

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Organizado por Cristianos Sin Fronteras y con el lema «¡En marcha… sin fronteras!», el próximo sábado 8 de febrero se celebrá en el salón de Caja Círculo de la calle Concepción (a las 17:30 horas) la fase diocesana del encuentro festival de la «Canción Misionera», que alcanza ya su LXI edición. Los coros parroquiales y de movimientos eclesiales u otras organizaciones podrán solicitar su inscripción al festival antes del 29 de enero y deberán componer una canción en la que se reflejen las principales líneas argumentales de la presente edición.

 

Entre ellas, se encuentra la idea de salida, de ponerse en camino. Desde la organización de evento, se insiste en que «todo bautizado pertenece a una comunidad, a la Iglesia», que tiene vocación y necesidad de «salir, de ser una Iglesia que evangeliza y sale al encuentro de los hermanos para comunicarles la buena noticia». La composición deberá igualmente mostrar la idea de que tal salida exige esfuerzo y compromiso, siendo necesario «derrumbar las fronteras de la comodidad, el egoísmo, los propios intereses o el que otros piensen de manera diferente». Ir, en definitiva, «al encuentro del otro, sin diferencias». 

 

Tras la fase diocesana del festival, Pamplona acogerá los días 18 y 19 de abril la fase nacional de este encuentro musical. Quienes deseen participar en cualquiera de los encuentros podrán solicitar más información en la página web de Cristianos Sin Fronteras, www.csf.es.