Jóvenes calientan motores para la peregrinación europea a Santiago de Compostela

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Mil jóvenes de Castilla y León caminarán el próximo verano hasta Santiago de Compostela para participar, junto a cristianos de todo el continente, en la Peregrinación Europea de Jóvenes con motivo del Año Santo Jacobeo. Como un preludio del evento, la delegación diocesana de Infancia y Juventud ha convocado a adolescentes de la ciudad a participar de una «noche alternativa» que les ha desvelado algunos de los secretos de la ruta jacobea para abrir el apetito y preparar así el camino de esta peregrinación.

 

Centenar y medio de adolescentes de parroquias, colegios y movimientos han participado en el evento, desarrollado en el patio del colegio Santa María la Nueva y San José Artesano. A través de las pruebas de habilidad de un particular «juego de la Oca», los participantes han tenido la oportunidad de conocer a jóvenes de otras parroquias y descubrir la importancia del Camino de Santiago para la cultura cristiana occidental.

 

El frío de la noche ha sido atemperado con un chocolate caliente y unos churros, a los que ha precedido una oración en la vecina iglesia de la Inmaculada. En ella, los adolescentes han reflexionado sobre los «hitos» que van configurando el camino de su propia historia personal y las «metas» que desean alcanzar y que sueñan ahora en los años quizás más decisivos de su vida.

 

La «noche alternativa» es una propuesta evangelizadora que promueve la delegación de Infancia y Juventud desde hace varios años como un apoyo al proceso que estos chavales siguen en sus parroquias y que posibilita que puedan conocer otras realidades y comprobar que hay más jóvenes que, como ellos, siguen un itinerario de fe en sus respectivas comunidades. La última edición se adaptó para celebrarse en la Catedral y la de hoy ha tenido también su formato paralelo en Aranda de Duero con adolescentes de la Ribera.

Un viaje para conocer la cultura egipcia y los lugares de huida de la Sagrada Familia

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El pasado lunes regresó de Egipto el grupo que ha participado en el viaje organizado por el Secretariado de Peregrinaciones de la archidiócesis de Burgos. A lo largo de una intensa semana, con un completo programa, han podido conocer la cultura del antiguo Egipto, con visitas al Valle de los Reyes, a sus templos más destacados, como Karnak, Luxor y Abu Simbel, sus famosas pirámides y esfinge y el Museo Egipcio. A través de la enseñanza de Jacobo, el guía que les ha acompañado en Egipto, han podido profundizar en el modo de vida y las creencias de esta milenaria cultura.

 

En otro orden de cosas, el viaje ha servido para peregrinar visitando las tumbas de san Marcos y san Atanasio en la catedral copta de San Marcos de El Cairo, lugares donde estuvo la Sagrada Familia en su viaje a Egipto, así como iglesias y monasterios coptos para conocer esta iglesia hermana que ha pasado por tantas dificultades y que muestra su fe en medio de una sociedad en la que son minoría.

 

El grupo ha sido acompañado por Julián Gumiel, director del Secretariado diocesano de Peregrinaciones, que, después de meses de clausura de viajes a causa de la pandemia, tiene programados este año varias salidas a Medjugorje, a Italia, a Polonia y a Tierra Santa.

Don Mario Iceta: «Los abusos sexuales son injustificables; hay que reparar el daño causado»

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consulta asamblea diocesana

 

Ayer pidió perdón y hoy lo ha vuelto a hacer. Al arzobispo, don Mario Iceta, le duelen los abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia católica. «Casos sangrantes» e «injustificables» que «dejan huellas profundas», como los ha definido, y ante los que urge actuar prestando especial atención a las víctimas, que requieren «una actitud de escucha, empatía, acompañamiento y reparación del daño causado», colaborando siempre con instancias judiciales y policiales, que son las que mejor pueden investigar y poner luz sobre cada uno de los casos.

 

A este respecto, ha señalado que la Iglesia, en los últimos años, «ha evolucionado» en el tratamiento de estos casos, modificando su legislación y ampliando las responsabilidades a clérigos y laicos y poniéndose a disposición de la justicia. También la Oficina diocesana de Protección de Menores y Personas Vulnerables está llevando a cabo un proceso de refuerzo de la formación específica de agentes pastorales para prevenir abusos y establecer cauces de denuncia en el caso de detectarse algunos de ellos. «Queremos reforzar los miembros que componen la oficina», integrando psicólogos, personas del ámbito pegagógico y de instancias policiales y judiciales. Además, «los nuevos edificios tienen que ser acristalados», evitando «políticas de puertas cerradas», y reforzando la Oficina de Cumplimiento Normativo, que también tiene competencias en este ámbito.

 

Investigar los casos

 

Don Mario Iceta ha señalado tener conocimiento de tres presuntos casos de abusos cometidos en espacios eclesiales en la provincia, dos de ellos relativos a las informaciones publicadas recientemente por El País. Los datos ofrecidos por este periódico remiten a los años 1962-1965 y hacen referencia a un sacerdote fallecido hace veinte años, sin que haya trascendido el nombre del denunciante. No consta información relativa a los hechos en los archivos diocesanos ni denuncias ni conocimiento de sucesos de esta índole por parte de personas cercanas al presunto abusador. Respecto al segundo caso, el arzobispo ha indicado que se ha contactado con dicho medio de comunicación solicitando información para investigar los hechos, petición que aún no ha sido respondida. Además, ha aludido a otro caso acontecido recientemente en el ámbito escolar en un colegio religioso. El proceso está judicializado y el denunciado está apartado de la docencia.

 

El pastor de la archidiócesis ha vuelto a insistir en «su disposición de escucha y reparación en la medida de lo posible», respetando en todo momento la intimidad de las víctimas. «Lo nuestro será estar disponibles a lo que requieran» y «estar abiertos» a que todos los que tengan conocimiento de algún caso «lo pongan con confianza a disposición de la Iglesia, de las instituciones judiciales y policiales».

La Iglesia en Burgos lleva adelante un proceso de consulta y reflexión para diseñar su futuro

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«Lo que afecta a todos debe ser tratado y aprobado por todos». Esta máxima del Derecho Romano, que se hizo «costumbre multisecular» en la Iglesia, es la que subyace en el impulso sinodal que el papa Francisco quiere impulsar en la Iglesia católica: activar procedimientos de consulta de todo el Pueblo de Dios. Con esta filosofía comienza este sábado en Burgos la fase final de la Asamblea Diocesana, en la que 183 personas (109 laicos, 55 sacerdotes y 19 religiosos y religiosas) protagonizarán un proceso de consulta y reflexión con el que diseñarán el futuro de la archidiócesis de Burgos. «Como Pueblo de Dios queremos conjuntamente, en un clima de oración, ver los elementos fundamentales que tenemos que corregir o impulsar en la tarea evangelizadora», ha indicado el arzobispo, don Mario Iceta, esta mañana en rueda de prensa.

 

A lo largo de cinco sábados de febrero a abril, representantes de todo el Pueblo de Dios debatirán en el Seminario de San José sobre cuestiones que atañen a la vivencia personal de la fe, a las estructuras y modos de organización eclesial y a la presencia de la Iglesia en medio del mundo. Mediante 21 mesas de trabajo y cinco sesiones plenarias, se planificarán las próximas acciones pastorales buscando el consenso de los participantes, que podrán siempre plantear enmiendas y sugerencias, pues la Asamblea «no es un parlamento de mayorías, sino un lugar de comunión, donde queremos decidir como una gran familia, en comunión», como indica Ana María del Val Melfi, miembro de la secretaría de la Asamblea Diocesana. Por ello, se requerirá la votación favorable de dos tercios de los participantes para poner en marcha las próximas líneas de actuación diocesanas, propuestas por más de 3.400 personas que han participado en grupos de trabajo en toda la provincia desde que se pusiera en marcha este proceso en septiembre de 2019 y que ha visto alargado su desarrollo debido a las complicaciones de la pandemia (los 314 grupos del inicio se han reducido finalmente a 161). Las propuestas finales tendrán en cuenta no solo la reflexión de estos grupos, sino también la consulta social que la archidiócesis ha realizado a través de varias encuestas. «La Asamblea es todo un proceso, desde el inicio hasta el final», subraya el vicario de Pastoral, José Luis Lastra, quien se felicita de que numerosas personas hayan participado en su desarrollo a pesar de las dificultades de la pandemia.

 

Entre los numerosos temas que se abordarán en la Asamblea figuran algunos de calado, como la presencia femenina en la Iglesia, la atención al medio rural, la acción social de la Iglesia o una mejora en su ejercicio de comunicación y transparencia.

 

Estos procesos de consulta, reflexión y decisión compartida no son habituales en las instituciones. Es más, el último gran proceso sinodal en la diócesis se desarrolló hace casi 25 años. Por eso, «el desarrollo de la propia Asamblea será ya un primer fruto», tal como indica el arzobispo, que ha respaldado el proceso impulsado por su predecesor y que se enmarca dentro de las actividades eclesiales con motivo del Año Jubilar del VIII Centenario de la Catedral.

 

Clima de oración

 

En todo el desarrollo de la Asamblea se cuidará el ambiente fraterno y el clima de oración, pidiendo la asistencia del Espíritu Santo para discernir lo que desea para la Iglesia de Burgos. De ahí que cada sesión cuente con la celebración de la eucaristía presidida por el arzobispo y que la Asamblea se inaugure (el 5 de febrero a las 10:00 horas) y concluya (el 2 de abril, coincidiendo con el cierre de la fase diocesana del Sínodo de los Obispos) con una misa solemne en la Catedral. Además, se han programado vigilias de oración en distintos arciprestazgos en la víspera de la apertura de la Asamblea y habrá iglesias abiertas durante los cinco sábados de reunión plenaria para pedir por los frutos de este proceso. Igualmente se han elaborado materiales litúrgicos que se han enviado a parroquias y comunidades religiosas que ayuden a recodar y rezar por esta intención en las celebraciones eucarísticas de los domingos previo y posterior a las cinco sesiones de la fase final de la Asamblea. 

La vida consagrada, «luz en los oscuros agujeros de la historia»

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«Qué hermoso es que forméis parte de nuestra archidiócesis y que caminéis con nosotros». Es la felicitación que el arzobispo, don Mario Iceta, ha trasladado hoy a las religiosas y religiosos congregados en la Catedral para celebrar la Jornada de la Vida Consagrada. Su vida de entrega silenciosa hace que ellos sean «una luz en medio de los agujeros de la historia», pues «no hay pobreza humana donde no estéis presentes. Sois la luz en la oscuridad que ningún vendaval puede apagar, sois los que lleváis la luz de Jesús a todas partes», ha insistido.

 

La jornada de esta tarde en nada se parecía a la de hace un año, cuando las limitaciones de aforo impidieron a los religiosos celebrar el día con la dignidad que merecía. Hoy, sin embargo, representantes de la vida consagrada han copado la capilla de Santa Tecla de la Catedral momentos después de procesionar por las naves del templo desde la capilla de la Presentación con sus candelas encendidas. Y es que, como ha insistido el arzobispo, «nosotros también podemos ser luz en medio de la oscuridad, aun cuando nuestra vida esté sumergida en la tiniebla y vivamos abrazados al Viernes Santo». «Si la tiniebla llega a nuestra vida y nuestra vida es entregada no tenemos que temer».

 

Rescatados por la luz

 

En su homilía, el pastor de la archidiócesis ha asegurado que «para reconocer la potencia de Dios» son necesarios «ojos sencillos», pues él siempre se manifiesta «en lo pequeño y lo callado». Ojos como los de Simeón y Ana, protagonistas de las lecturas bíblicas proclamadas en la liturgia y que fueron capaces de tomar en brazos y reconocer en Jesús «al Consejero, al príncipe de la Paz, al Niño que se nos ha dado». «Jesús –ha proseguido el arzobispo– ha sido presentado en el templo para rescatarnos de nuestras pobrezas, de nuestras miserias y nuestras lepras e introducirnos en la riqueza del Cielo».

 

Jesús se convierte en esta manera en «luz del mundo», un mundo que atraviesa «tiempos convulsos y vertiginosos», donde la gente «vive con miedo e incertidumbre y donde parece que se les ha amputado sus deseos». Jesús se presenta para ellos «como luz y quiere que nosotros reflejemos su luz», como la luna ilumina la oscuridad de la tierra por influjo del sol.

 

Después de la homilía, los consagrados presentes han renovado las promesas de pobreza, castidad y obediencia que pronunciaron el día de su profesión religiosa en sus respectivas congregaciones.